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Snake Pass

¿Alguna vez te has planteado cómo es ser una serpiente, reptar en forma de “S” como una serpiente, escalar o nadar como una serpiente? Esta es la premisa que nos plantea el videojuego de Sumo Digital, Snake Pass, en el que debemos de manejar a una simpática serpiente muy colorida a través de niveles plataformeros que nos proponen de una manera muy divertida pensar como una serpiente para superarlos y conseguir todos los objetos que en ellos se encuentran.

Y es que los videojuegos de plataformas vienen estando de capa caída en la última década, a pesar de ser el género estrella en la época de los 90 y comienzos de los 2000. La tendencia parece que va a cambiar por este 2017, puesto que grandes nombres han salido a la luz como Sonic, el nuevo Mario Oddisey, el resurgir de Rare (ahora Playtronic Games) con Yooka-Laylee o Crash Bandicoot, en el caso de la marca PlayStation. Sumo Digital no quería ser menos y presenta su joya de primavera con una premisa muy clara, debemos pensar y ser como una serpiente.

 

Reptar y escalar cual serpiente

Entrando ya en materia, empezamos por hablaros de Noodle y Doodle, la simpática serpiente (vegetariana eso sí) y su amigo el colibrí, respectivamente, los protagonistas de esta aventura. Escrupulosamente hablando solo controlaremos a Noodle y podemos pediré ayuda Doodle para que nos coja la cola en alguna situación en concreto que lo necesitemos. Snake Pass es un juego de plataformas diferente en el que las plataformas deberemos alcanzarlas reptando y escalando, no saltando como nos tienen acostumbrado en este género, ni tampoco habrá enemigos que abatir.

El jugo de Snake Pass reside en su jugabilidad. Tomamos el control de la cabeza de Noodle, apretando el botón ZR “aceleraremos” y con el botón “A” podemos levantar la cabeza de la serpiente para poder escalar y subir escalones. Para redondear el apartado jugable, con el botón “ZR” bloquearemos la cola de Noodle, a modo de freno para no caernos de algún sitio, y con el “Y” podemos pedir ayudar al pequeño colibrí para que nos coja la cola y ayudarnos a subir a una plataforma en el tengamos la cabeza apoyada, pero nos cuesta subir el resto.

Algo que sorprende para bien es la física que trata el juego sobre el cuerpo de Noodle. Los controles del juego funcionan muy bien y, a pesar de que al principio del juego puede costarnos familiarizarnos con los controles por su el peso del cuerpo de la serpiente y la dificultad, posteriormente resulta extremadamente satisfactorio. Sin embargo, es un juego solo apto para jugadores con una paciencia muy amplia, puesto que los puntos de control son escasos y si nos caemos perdemos todos los coleccionables que hayamos conseguido desde que pasamos por el último.

 

Un juego de plataformas diferente

El otro gran punto fuerte de Snake Pass es el apartado visual, video tras video que nos iban mostrando sus desarrolladores apreciábamos cada vez más que es un juego muy bonito. El motor gráfico le viene a pelo, es perfecto para este juego y da una sensación de mundo vivo increíble en cada de los cuatro mundos por los que tenemos que movernos. Nuestro objetivo en cada uno de los niveles de estos mundos será recuperar las tres gemas de colores que alguien ha retirado de su altar y ponerlas en su lugar correspondiente y activar así la plataforma de teletransporte que nos permite salir de una fase.

El juego consta de quince niveles divididos en cuatro mundos magníficamente diseñados. Dando estas cifras no da la sensación de que sea un juego especialmente largo, pero la duración del juego dependerá finalmente de nuestra habilidad y nuestra capacidad de adaptación al aumento de dificultad y de trampas conforme vayamos avanzando a lo largo del juego. La curva de dificultad es especialmente pronunciada conforme vamos llegando al final del juego, haciendo de Snake Pass un juego a la altura de la dificultad que plantaban este tipo de juegos en su mayor auge.

Para añadirle horas al juego tenemos a nuestra disposición una buena cantidad de coleccionables que se dividen en dos grupos, las burbujas azules, de las cuales hay 20 en cada nivel, y cinco monedas bien escondidas en cada uno de los niveles y que requerirán de toda nuestra habilidad y astucia para conseguirlas, y en muchas ocasiones supondrán un buen dolor de cabeza. En la versión de Nintendo Switch aún falta por implementar el modo contrarreloj a través de un parche y que promete muchas más horas de diversión reptando.

 

Un apartado visual y sonoro digno de una joya

Como decíamos antes el juego se basa principalmente en reptar, por lo tanto, el punto de plataformas lo van a dar la localización de los niveles, los diferentes elementos que nos permiten escalar y las trampas que pueden acabar con nosotros. Con respecto a lo primero, hemos de explicar que cada uno de los niveles de Snake Pass son plataformas flotantes en el aire y, que en ocasiones que lo requieren, debemos tratar de atravesar ciertas zonas con un gran peligro de caer y volver al último punto de control.

Prosiguiendo con la reinvención del género de plataformas, Snake Pass pone a nuestra disposición una serie de palos de bambú estratégicamente colocados para que podamos subir por ellos enrollándonos, apoyando la cabeza o colgándonos de ellos si queremos bajar, que nos permitirán acceder a las diferentes plataformas que se levantan ante Noodle. A pesar de que no cuenta con enemigos a batir, sí que cuenta con una serie de trampas que no os vamos a desvelar para guardaros la sorpresa, lo único que os diremos es que a partir de cierto punto del juego podemos morir calcinados.

Por último, pero no por ello ni mucho menos importante, contamos con una banda sonora compuesta por el magnífico David Wise. Es una banda sonora sutil que nos acompaña a lo largo de nuestra aventura y muy bien compuesta para dar la sensación de que nos encontramos en un territorio salvaje, en una selva, gracias a la música de timbales y las notas que dan melodías similares a lo azteca. Todo en su conjunto conforman una atmosfera única que nos enganchará y nos será difícil de olvidar.

 

Conclusiones

Snake Pass es uno de los juegos que requieren una habilidad muy alta gracias a su desafiante propuesta jugable. Esto, acompañado de la premisa de controlar a una serpiente, construyen una reinvención del género de plataformas en el que antes había que saltar y luchar y ahora hay que reptar y escalar. El número de horas de juego tendrán que ver con nuestra pericia a los mandos y la cantidad de coleccionables que queramos conseguir y, a falta del modo contrarreloj en Nintendo Switch, suponen una gran cantidad de horas. Si buscas un juego desafiante, bonito y tienes una buena paciencia este es tu juego, la primera gran joya de este año que merece jugarlo y rejugarlo.

 

 

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