Coges una moneda de cinco duros, la echas en una máquina para jugar y, tras unos minutos, pierdes y vuelves a echar otra. Así sigues hasta que o bien cambias de juego o te quedas sin una triste peseta. Esta es la experiencia de las máquinas arcade de hace muchos años, un fenómeno que si bien sigue existiendo, no es ni de lejos la sombra de lo que fue. Pang Adventures es el heredero de una de las franquicias que solía no faltar en ningún salón recreativo, y que llega a Nintendo Switch para jugar cómo, dónde y con quién quieras.
Todo un Pang! al pasado
Pese a que no era necesario dotar a un título así de historia, se ha decidirlo hacerlo esta vez. Unos alienígenas han liberado una serie de bolas con poder para acabar con la humanidad, y solo los hermanos Pang (un nombre muy original) pueden hacerles frente gracias a sus pistolas especiales que disparan arpones. Al ser dos protagonistas, se nos da la posibilidad de poder jugar a todo el juego en solitario o en cooperativo.
De esta forma habrá que recorrer el planeta para salvarlo de la amenaza, lo que se traduce en distintos niveles cerrados con límite de tiempo en los que tenemos que limpiar toda la pantalla de bolas, mientras nos movemos lateralmente evitando ser golpeados. El arpón, al dispararlo, llega desde nuestra posición hasta el techo o tope de la pantalla, reventando en el proceso toda pelota con la que se encuente. Sin embargo, si esta es muy grande se partirá en dos grandes, y así sucesivamente hasta que sea una pequeña, la cual sí que desaparece al contacto con nuestra arma.
Sin embargo la gracia principal está en que hay una serie de retos para completar cada nivel de la mejor forma posible, como usar cierto número de disparos o tardar pocos segundos, que hacen que, si nos apetece tener una buena puntuación, rejuguemos ciertas zonas y que nos esforcemos en hacer las cosas de la forma más eficiente posible y no a lo loco.
¿Clásico mejorado?
La premisa es sencilla, pero hay que tener cierta estrategia, además de aprovechar los power-ups temporales que aparecen por el escenario y evitar morir en un nivel. Los enemigos, aunque muy parecidos, cambian su forma de moverse según su tamaño y color. De entre todos ellos destacan los jefes, que nos invitan a una serie de “combates” algo diferentes y que rompen la tónica habitual.
Además del modo historia (Tour), hay otros dos más para trasladar la experiencia arcade a consola, pero que se desbloquean al completar el primero. Por un lado está el modo por puntos que, con tres vidas, nos propone aguantar todo lo que sea posible en busca de la máxima puntuación. Por otra parte está el modo Pánico, que nos pone una tanda de 99 niveles seguidos, sin anestesia, para que saquemos lo mejor de nosotros con el fin de completarlos.
Ante todo estamos frente a un juego colorido, con diseños de dibujo animado y con colores muy marcados en los escenarios y personajes. Los elementos se distinguen bien, pero el resultado visual que se obtiene en general es poco sorprendente y no llama mucho la atención. Con la música ocurre lo mismo, encaja bien pero no tiene temas para tararear en nuestra cabeza o que nos motiven mientras jugamos.
En definitiva, Pang Adventures es un buen heredero del juego en el que se basa, pero que para ser una experiencia más completa debería haber incorporado algún modo extra, los títulos antiguos a modo de desbloqueable u otro aliciente que vaya más allá de una historia de no más de tres horas de duración y dos modos muy pensados para los que quieren una experiencia repetitiva, intensa y difícil.
