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Kona

Kona parece intentar reclamar el término “simulador de caminar”, un género que se ha convertido en un estándar de muchos juegos indies últimamente. La descripción de este título, como tal, genera instantáneamente una imagen de “experiencia” en primera persona apenas interactiva que está más relacionada con la narrativa que con el juego. Todo hay que decirlo, de primeras lo que nos plantean suena muy bien. Y si bien sigue cumpliendo con muchas de las características que poseen estos simuladores de caminar antes mencionados, Kona también se puede localizar en un montón de otros géneros interesantes.

La historia cinematográfica del juego combina elementos de cine negro, terror y misterio. Incluso hay un poco de extravagancia que muchos directores usan en el ámbito de los largometrajes, con elementos inesperados como la presencia de un narrador inexpresivo que le da color y sombra a los descubrimientos del juego.

Una historia absorbente en un entorno helado

Tomamos el papel del duro investigador privado Carl Faubert, que se pondrá manos a la obra con un caso aparentemente inocuo de vandalismo en una remota comunidad minera canadiense. Este paisaje desértico y helado es a la vez hermoso e inquietante a medida que se empieza a armar una historia cada vez más extraña. La política canadiense, el folclore nativo, el drama familiar y la fantasía oscura están todos entrelazados.

Mientras deambulamos por las cabañas desiertas de Kona, tiendas abandonadas y tundras heladas, nos toparemos con numerosas pistas sobre lo que está pasando y quién ha estado haciendo qué a quién. Al interactuar con estos elementos, si presionamos ‘A’ se irá rellenando el diario de Faubert, parecido a un álbum de recortes, que podremos examinar en cualquier momento.

El juego tiene lugar en la década de 1970. Nuestro protagonista tiene acceso a una cámara Polaroid que le sirve más que nada para registrar incidentes particularmente extraños, mientras que Faubert también tiene acceso a una vieja camioneta destartalada para viajar entre lugares con nieve. La mecánica de conducción es un poco torpe, con poca visibilidad y un manejo pesado, pero en realidad se adapta bastante bien a la configuración que ofrece Nintendo Switch.

Cámaras, camionetas y armas

De hecho, la posibilidad de desplazarnos libremente que ofrece Kona es uno de los puntos a favor para diferenciarlo de otros simuladores de caminar. La capacidad para deambular por este entorno abierto, tan compacto como es, y obtener pistas por capricho y no porque la historia así lo demanda, da poder y hace sentir que en realidad estamos dirigiendo la investigación en lugar de observarla.

Otro elemento que profundiza la conexión del jugador con el mundo de Kona es un elemento de supervivencia, que se muestra de vez en cuando y tímidamente. Faubert es vulnerable a los elementos y los efectos del estrés, y depende de nosotros administrar ambos. El primero es el sistema que mejor queda definido, y requiere que encendamos un fuego cuando los encontremos en el ambiente. Entrar en una cabaña de troncos fría, prender una pequeña llama y ubicar el interruptor de la luz es una parte extrañamente reconfortante de cada etapa de la investigación, y funciona muy bien para transportarnos aún más lejos en el mundo de Kona.

Supervivencia en un entorno hotil

Administrar el nivel de estrés está relativamente mal definido si lo comparamos con lo anterior. Simplemente tomando una pequeña dosis de medicamento y manteniéndonos abrigados, generalmente, se soluciona solo. En verdad, ambos sistemas son bastante intrascendentes en lo que respecta a la jugabilidad. Básicamente, estamos monitoreando dos medidores además de la barra de salud, y si somos cuidadosos con los saqueos y astutos con nuestros movimientos, no correremos ningún peligro real.

Kona también entra en el territorio de los títulos de acción en primera persona de vez en cuando, mientras cogemos un par de armas (un martillo, un hacha o incluso un arma) para defenderse de ciertas criaturas. Pero no nos equivoquemos, esto no es ni mucho menos DOOM o ni siquiera Resident Evil, y todo se siente un poco incómodo. Sin embargo, sí que es un juego que trabaja para fortalecer muchos de estos aspectos dentro de este mundo narrativo que construye. El título, además, añade una dosis de recolección de elementos y manipulación del entorno al más puro estilo de las aventuras point and click, como por ejemplo buscar el cable para que el generador eleve el ascensor y recojer una palanca para mover una roca, y así, sin darnos cuenta, Kona pronto se revela como un juego impresionantemente inmersivo.

Sin embargo, hay algunas cosas técnicas que rompen esa sensación de inmersión. Dada la gran dependencia del juego de las indicaciones de interacción, es un poco desconcertante lo impreciso que puede ser centrarnos y activar el que corresponde. A menudo nos encontramos arrastrando los pies en pequeños círculos, girando nuestra vista solo para intentar abrir un armario. Técnicamente, también, el juego tiene problemas en su versión de Nintendo Switch. Los gráficos obviamente se han simplificado desde las otras consolas y la versión para PC. Y aún así responde muy bien tanto en el modo portátil, donde menos se nota el bajón gráfico, como en la televisión.

Conclusión

Kona es un simulador de caminar que hace un admirable intento de aumentar el nivel habitual de interactividad y sensación de inmersión del jugador. Si bien no todos los intentos dan sus frutos, y sufre de algunos problemas técnicos, sigue siendo una experiencia de supervivencia de aventuras altamente absorbente y atmosférica.

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