Holy Potatoes! es una singular saga que ha conseguido bastantes seguidores en PC gracias a su particular humor, sus personajes y lo accesible que es para todo el mundo. Por ello Rising Star se decidió a llevar estos títulos a consolas, comenzando con el primero que nos ocupa: A Weapon Shop?!, un particular juego que nos recuerda a Weapon Shop de Omasse.
Potatoes por doquier
Como herederos del taller cuyo nombre hayamos elegido, nuestro deber es sacar adelante este negocio y hacerlo florecer. Tras una explicación sobre cómo va el proceso, todo con textos en español llenos de gracias diversas (algunas más acertadas que otras) nos ponemos manos a la forja.
El proceso comienza de forma progresiva, con un tutorial, y luego poco a poco se van añadiendo opciones. Para alguien novato es un ritmo que no está mal, pero para los que conocen un poco cómo funciona este tipo de juegos o bien ha aprendido la mecánica pronto, la primera hora se hace algo más pesada. Por suerte, hay una barra de tiempo que permite que podamos parar o acelerar el ritmo de la partida, y así todo puede avanzar rápidamente.
La labor del jugador es puramente de gestión, siendo nuestros herreros y trabajadores los que realizan todas las tareas previo designio nuestro. Normalmente seguimos una cadena de montaje en el desarrollo del juego: comprar materiales, forjar un arma (con herreros especializados en distintos atributos), y venderla al héroe adecuado para ganar dinero, mejorar el taller y subir de nivel a nuestros herreros. Los herreros con los que empezamos son tres un tanto particulares, siendo Laura Craft la primera de ellas (para que veáis por donde van los tiros).
Santa papa de la forja
Con más de un centenar de tipos de armas que forjar, otros tantos héroes a los que vender nuestras armas (hay que elegir al que mejor le venga para mejorar nuestra reputación), un par de decenas de herreros y muchas zonas por las que podremos movernos, mandando a nuestros trabajadores a que exploren, compren y vendan. Y siempre hay que tener el dinero bajo control, ya que es la clave del éxito o del fracaso; porque no solo hay que comprar materiales, también hay sueldos que pagar y mejoras que adquirir para el taller.
Hay diversos matices que hacen que tengamos que prestar atención a algunas armas que fabricamos, potenciando alguno de sus atributos con una maniobra adicional, pero en general estamos ante una rutina del día a día – lo que puede hacerse repetitivo, aunque para jugar en tramos cortos es perfecto. Hay también búsquedas especiales o ciertos héroes reconocidos que se presentan en el taller a realizar su propia petición, pero en general la sensación de poder sobre nuestro negocio es, salvando la fantasía y la irrealidad del mundo patata, bastante parecido al funcionamiento de un negocio de nuestra sociedad.
Con un estilo de dibujos muy simpáticos y unos cuantos diálogos de humor, el juego sabe tapar que su diseño gráfico (en el que vemos a los herreros trabajar o los escenarios) es demasiado sencillo, pero sin llegar a dar la sensación de poco trabajo o dejadez. Los efectos de sonido son geniales, realzan lo que está ocurriendo o potencian las conversaciones, y la música acompaña pero no quedará para el recuerdo. En lo relativo a la versión de Switch, podemos activar un puntero con el stick izquierdo o utilizar las flechas para movernos por todos los elementos interactuables (algo a lo que toca acostumbrarse pues se hace muy lento al principio). Si optamos por usar la pantalla táctil, perderemos tamaño de menús y diálogos, por lo que realmente ningún modo tiene un control óptimo.
Holy Potatoes! A Weapon Shop?! nos pone en la piel de los herreros de los héroes de videojuegos, con un montón de cameos y un humor constante, pero que sobre todo destaca por ser un juego tranquilo y accesible. Le falta algo de variedad y cuesta hacerse al control, ya que su conversión desde PC se ha hecho algo más tosca de lo que debería.