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Crossing Souls

Los juegos indies en sus inicios fueron tratados como una vuelta a los orígenes de la industria, una manera de recuperar el legado que poco a poco se perdía en detrimento de la búsqueda de gráficos hiperrealistas. Hoy sabemos que se debía por falta de recursos de algunos de los pequeños estudios que se lanzaban a la aventura de la programación. Otros sí tenían esa clara intención. Sea como sea, pocos consiguen hacerlo en cuerpo y alma como Crossing Souls.

Crossing Souls es una aventura con tintes de acción, plataformas y puzles que nos lleva directos a la década de los 80s, una época, sin duda, mejor. Tras una tormenta en plano verano, un grupo de amigos descubre en el bosque un cadáver, el cual lleva encima una piedra brillante.

La pandilla de jóvenes amigos, que no pueden contener la curiosidad, se hacen con la piedra y no tardan en descubrir que ésta les permite transportarse astralmente a otra dimensión y ver las almas de aquellos que han perdido la vida. Tampoco tardan en descubrir que el uso de esta piedra consume la energía vital de su portador.

Hacer frente a las consecuencias de esta mística piedra no es el único problema de nuestros chicos. Una conspiración gubernamental anda detrás de la piedra y de los poderes que esta posee para cumplir sus malvados planes. Tras encontrar el rastro de la piedra en el pueblo de los 5 amigos, no tardan en hacer lo que sea para hacerse con ella, momento en el que sus vida cambia para siempre. Nuestro grupo tiene que unir fuerzas para que el orden, y sus vidas, no se vea alterado y frenar toda intención malévola.

El bueno, el listo y el fuerte

Cinco jóvenes amigos protagonizan Crossing Souls: Chris, el líder del grupo, está equipado con un bate y es el único que puede saltar y escalar; Matt, el joven científico, con sus inventos podemos planear y disparar proyectiles láseres; Charlie, el amor platónico de Chris, equipada con un látigo es una chica de armas tomar; Big Joe, un poco miedica para lo grandote que es, su lentitud se compensa con tus fuertes puños y una mayor vida; y Kevin, el hermano pequeño de Chris, un poco caradura y su habilidad para no quedarse quieto nos meterá en más de un apuro.

Los 5 amigos tienen que combinar sus habilidades en los diferentes escenarios de vista cenital. Los escenarios son muy diversos: la ciudad de Tajunda que no escatima en detalles, una tribu de niños perdidos, una biblioteca, alcantarillados, un barrio chungo, un cementerio, etc. Solo hay que recordar nuestras pelis favoritas de aquellos años para ver que existe una clara inspiración. Y no solo en las localizaciones, también en varios de los enemigos finales que nos esperan al final de cada decorado.

La jugabilidad alterna tramos de plataformas, con otras secciones de combates contra avalanchas de enemigos de estilo beat & up basadas en golpear y esquivar (no hay combos ni objetos para utilizar del escenario) y algunos puzles. Con un simple botón pasamos de controlar a un personaje a otro, y combinamos sus habilidades para abrirnos paso por el camino.

También podemos utilizar objetos que nos hacen la travesía más llevadera, estos son: caramelos con los que recuperar vida en forma de corazones, un cegador que paraliza a los enemigos durante un par de segundos y bombas. En cambio, nuestros protagonistas no aprenden nuevas habilidades ni consiguen mejoras de vida o resistencia en el transcurso de la aventura.

De aquí para allá

La base de Crossing Souls recae sobre su historia, por lo que la mayor parte del tiempo estaremos guiados y recorremos los escenarios de manera lineal (en los primeros compases del juego presenten algunos desvíos). Tampoco se profundiza en las mecánicas jugables, por lo que no encontramos momentos que requieran combinaciones de habilidades o de botones complicadas. Se trata de un viaje al pasado en el que disfrutar de una de sus historias en una aventura amena.

Aunque la curva de dificultad es palpable a medida que avanzamos, Crossing Souls no llega a ser un juego exigente ni un reto para el jugador experimentado.

Independientemente de esto último, se trata de un juego que nunca llega a aburrir por varias razones. Se trata de un título variado y ágil, en el que constantemente se toman el relevo jugabilidad y narrativa; no estamos haciendo siempre lo mismo pues las peleas, los saltos y puzles se intercalan con secciones arcades, las localizaciones son muy variadas, interesantes y variopintas; además, estos escenarios permiten ser explorados (dentro de su linealidad), no solo para conseguir los coleccionables, sino por los detalles y referenciadas que tiene para mostrarnos.

Posiblemente la parte jugable de Crossing Souls sea la más floja de todo el conjunto del título, pero porque la parte artístistica, la narrativa, apartado visual y sonoro, son muy buenos.

Vivan los 80s

Las referencias a las aventuras clásicas de los ochenta no solo queda reflejada en la historia. Un grupo de jóvenes amigos, aventureros y curiosos ellos, se meten en un buen lío que los empuja a enfrentarse contra un mal mayor y demostrar el valor de la amistad. Tampoco en la narración, la cual le dedica tiempo en hacer conocer y desarrollar a nuestros personajes (no solo a los principales), y no escatima en detenerse en detalles, que hacen del mundo que engloba Crossing Souls en algo tan grande como real en nuestra imaginación.

No, el viaje a los ochenta (y principios de los noventa) también se ve reflejado en el apartado artístico. Crossing Souls utiliza una técnica pixel para recrear una ambientación retro. Esta está muy cuidada pues no se escatima en detalles, animaciones y referencias a la época. El diseño de los personajes recuerda mucho a la de nuestros personajes favoritos de las series de animación de los noventa.

También lucen las cinemáticas que se introducen de vez en cuando, realizadas a mano y con apariencia de dibujos de los de antes. Crossing Souls es un viaje al pasado que se inyecta en nuestros ojos y recorre nuestro sistema nervioso haciendo que nuestro corazón lata de emoción. Consigue hacernos sentir cómodos, como si lo conociéramos de siempre.

Hace falta comentar que a nivel técnico el juego no es tan perfecto por culpa de algunas ralentizaciones puntuales, pero casi.

El apartado sonoro nos ha dejado un sabor agridulce. No porque esté exento de calidad, sino porque nos ha dejado con ganas de más. Nuestra mente viaja al pasado con cada melodía, cada efecto de sonido y cada guiño auditivo. No falta variedad. aunque echamos de menos voces para nuestros protagonistas para que redondeen este apartado.

Para los que echamos de menos un época mejor, para los que disfrutamos de las glorias del pasado, para los que conservamos un corazón de niño, para los que nos gustan las historias bien contadas, para los que creemos que los juegos son un arte, para los que amamos los videojuegos: disfrutemos de Crossing Souls.

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