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Animal Crossing: Pocket Camp

Ya ha pasado más de un año desde que Nintendo se estrenase en smartphones y tablets con su primer título, Miitomo. Parece mentira que nos parezca tan normal que la compañía siga lanzando juegos para estos dispositivos, pero la verdad es que lo que fue una decisión rompedora en su momento, ahora parece de lo más natural. Tras tres títulos decentes de algunas de sus sagas más potentes(y un fenómeno social que tomó al mundo por sorpresa), nos llega su último juego, Animal Crossing: Pocket Camp.

A priori, Animal Crossing parece la saga perfecta para llevar a móviles. Su jugabilidad sencilla se adapta sin problemas a sus controles y sus mecánicas temporales se ajustan al ritmo de vida de los jugadores de dispositivos inteligentes. Desgraciadamente, la franquicia se ha dejado por el camino algunas de sus características más importantes, y nos deja con un título que, aunque parece un Animal Crossing completo, le falta gran parte de su encanto.

El patio de mi casa es particular

Animal Crossing: Pocket Camp se olvida de la seña de identidad de la saga: el pueblo. En su lugar, tenemos un lugar de acampada que podemos amueblar a nuestro gusto. De la misma forma, en vez de tener nuestra propia casa, contamos con una caravana, que podemos diseñar y aumentar a través de prestamos (aunque esta vez no será Tom Nook el encargado de sajarnos).

Para obtener muebles nuevos tenemos dos opciones: craftearlos gracias a la ayuda de Al o comprarlos en la tienda de los sobrinos de Tom Nook. Por una parte, el sistema de crafteo es sencillo y los materiales se obtienen cumpliendo recados de los animales que pueblan el juego. Por otra, las tiendas de ropa, accesorios y enseres rotan cada 3 horas, dotando al juego de un ritmo claro y continuo.

En los ciclos de 3 horas también tenemos que contar con los animales, que irán apareciendo y desapareciendo de diferentes lugares. Hablar con ellos y cumplir sus recados nos permite subir de nivel, desbloqueando nuevos muebles para crear y personajes que conocer. Una vez desarrolles su amistad hasta el nivel 3, puedes invitarles a vivir en tu campamento indefinidamente, aunque antes tendrás que tener a tu disposición una serie de objetos de su gusto.

Animal Crossing: Pocket Camp

Vamos de paseo

Fuera de la zona de acampada tenemos hasta cuatro espacios diferentes donde nos encontramos con las actividades principales de recolección: pescar, capturar bichos, conseguir fruta o recoger conchas. Todo se hace a través de mecánicas point and click y algún momento donde se necesita ritmo, pero no es nada complicado.

También contamos con la Cantera Apalazos, la última zona que podemos visitar. Aquí tenemos la posibilidad de recolectar minerales para intercambiarlos por materiales y dinero. Sin embargo, para poder entrar, necesitaremos la ayuda de 5 amigos o pagar 20 billetes de hoja, la moneda premium del juego.

Más allá del sistema de recados, contamos también con una serie de retos. Algunos de ellos son diarios (3 en total), mientras que otros permanecen activos permanentemente hasta que los cumplamos. Así pues, el eje central de Animal Crossing: Pocket Camp consiste en realizar tareas que requieren objetos recolectables, que a su vez nos otorgan recompensas variadas que nos permiten adquirir nuevos muebles y vestuario, además de ampliar nuestras instalaciones.

Animal Crossing: Pocket Camp

Pican, pican los mosquitos

La verdad es que ambas zonas personalizables se quedan cortas si las comparamos con anteriores Animal Crossing. De hecho, la gran mayoría de elementos de Pocket Camp (muebles, ropa, actividades, etc.) no contienen suficiente variedad o son extremadamente simples. Aunque es cierto que otras entregas tampoco cuentan con sistemas complejos, hay un aspecto esencial que no han logrado capturar en este título: la libertad.

Animal Crossing siempre ha tratado de hacernos disfrutar de nuestro espacio, realizando las tareas que nosotros queramos y dándonos la posibilidad de enfocarnos en alguno o todos los ángulos que nos ofrece. Hay jugadores que prefieren dedicarse a la jardinería, otros a completar la colección del museo, e incluso otros que solo pretenden pasar el rato con sus vecinos y disfrutar de su compañía.

En Pocket Camp, todo se centra en subir de nivel a través de recados e interacciones. No tienes la sensación de vivir en un campamento orgánico, si no de coleccionar animales. Su enfoque free-to-play, con recompensas constantes, va en contra de su naturaleza, aunque los micropagos no sean realmente necesarios (los jugadores de Animal Crossing estamos acostumbrados a esperar). Sin embargo, casos como los de Tom Nook o Totakeke, que solo pueden adquirirse con billetes de hoja y se limitan a soltar un par de frases predefinidas, solo suman a la sensación de que se ha perdido el alma de la saga.

Animal Crossing: Pocket Camp

Un elefante se balanceaba

Sin embargo, no creo que Animal Crossing: Pocket Camp carezca de gracia. Sigue presente el aspecto más importante de la saga: la personalización. Aquí sí que se puede disfrutar del juego, a medida que vas desbloqueando nuevos muebles y puedes ir cambiando el aspecto de tu parcela y tu caravana. Aunque actualmente cuenta con poca variedad en este apartado, eventos como el de Navidad prometen ampliar el catálogo con propuestas nuevas y razones para volver a jugar.

Otra característica de Pocket Camp digna de la franquicia es el carisma de los personajes, que sigue intacto. Tanto los nuevos como algunos que vuelven de anteriores entregas tienen diálogos traducidos al español con gracia y garbo. Pronto te costará elegir entre quiénes quieres que se queden contigo en el campamento y quiénes no.

A pesar de que sea reminiscente de New Leaf en su apartado gráfico, Animal Crossing: Pocket Camp no consigue dar con la tecla. Se ha perdido la sensación orgánica del paso del tiempo, de pensar qué estarán haciendo tus vecinos mientras no estás jugando. La jugabilidad se mantiene, pero reducida a lo más básico. Las interacciones con los vecinos son más forzadas que nunca. El único pilar de la saga que se ha trasladado efectivamente es la personalización, pero quizás no sea suficiente para algunos.

Escrito por
Aspirante a periodista de videojuegos y youtuber, Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual Bilingüe, Link y Mario me enseñaron que había muchos mundos más allá del nuestro.

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