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Análisis de SuperEpic: The Entertainment War

En un futuro todos los videojuegos los desarrollará y editará una macrocorporación cuya habilidad para crearnos necesidades y luego satisfacerlas a base del vil metal hará que estemos totalmente controlados y anestesiados; sin embargo, un reducido grupo de jugones se resiste a abandonar los juegos tradicionales y luchará por acabar con los planes de RegnantCorp. Esto va a ser SuperEpic.

La llama, el mapache y los cerdos

Comienza así una aventura desarrollada por el equipo barcelonés Undercoder quienes empiezan a cogerle el gusto a trabajar en consolas (ya en Switch pudimos probar su Conga Master Party!). Estamos ante un juego de estilo metroidvania donde será fundamental ir ganando habilidades para así, haciendo backtracking (o lo que es lo mismo, volviendo sobre nuestros pasos), llegar a lugares antes inaccesibles y poder seguir avanzando. Todo ello por supuesto aderezado con una historia que servirá para hacer una crítica a un determinado modelo de negocio y por una jugabilidad a prueba de bombas que irá creciendo en posibilidades a medida que vayamos jugando.

Como decíamos, el dinero lo es todo para esta compañía, y los micropagos son su principal arma. El matiz llega al comprobar cómo nosotros mismos dentro del propio juego caeremos en estas inevitables redes, y no solo al participar en unos variados minijuegos a los que accedemos desde el móvil escaneando un código QR (clones de Flappy Bird, Frogger, etc.), sino dentro de la jugabilidad principal de este SuperEpic.

Esta se sostiene sobre tres pilares: la acción, las plataformas y la mejora de equipo. Al principio todo parece muy sencillo, las plataformas son accesibles y tenemos tres ataques:  estocada, golpe hacia arriba y golpe hacia abajo. Los enemigos mueren como moscas ante nuestras embestidas, pero luego todo se complica, además de manera rápida aunque gradual. Enseguida recibimos la primera nueva habilidad: el doble salto. Este clásico de los metroidvania nos ayudará a avanzar por el edificio de RegnantCorp, donde sus leales trabajadores tratarán de impedir nuestro avance. Los habrá de lo más variado y a cada piso que ascendamos veremos nuevos enemigos con nuevas rutinas, será entonces cuando tocará preocuparse de nuestra salud, de guardar en el WC y de aprender a hacer combos.

Llegado este momento ya nos estaremos dando cuenta de que el sistema de ataque de SuperEpic tiene bastante más miga de la que imaginábamos, gracias también en parte a que habremos sumado dos nuevas barras a nuestro medidor, la de evasión y la de los ataques especiales. Los combos, como decíamos, nos ayudarán a rellenar la barra de los especiales, y estos se antojarán sumamente necesarios en los tramos ya intermedios (qué decir de los finales). Además, estos ataques, así como mejoras para el equipo o incluso equipo nuevo, habrá que comprarlos, eso sí, con gemas o con dinero, un nuevo guiño a la parte más perniciosa de esta industria.

El aspecto me llama

Otra de las virtudes de SuperEpic es lo cuidado de su apartado visual. Sí, son píxeles, pero muy trabajados y muy bien animados, algo que se nota en los numerosos diseños de enemigos pero que queda un tanto deslucido por unos escenarios que se repiten más de lo que nos gustaría pero menos de lo que estaréis pensando. La música en todos ellos no defrauda, manteniendo un toque cañero durante toda la partida, y eso que no estamos ante un juego corto precisamente.

Su otra gran baza es la de hacernos cambiar de dispositivo, de la Switch al móvil, algo que a muchos agradará y a otros no tanto, aunque por fortuna tener que hacer esto sirve siempre para llegar a mejoras no indispensables, como dinero o algún bote de vida. 

Además, cuando llevemos un par de horas de auténtico vicio, se desbloqueará un juego al que acceder desde el menú principal que no es otra cosa que un roguelite donde los pisos y habitaciones se generarán de manera procedimental (por suerte en el juego base no es así, estando muy bien diseñados los niveles) y donde los enemigos nos harán más daño y conseguir la máxima puntuación será nuestro principal aliciente.

En cuanto a su historia, la motivación de los personajes principales es digna de elogio, pero sus creadores podrían, e incluso por momentos pensaremos que deberían, haber ido un poco más allá y haber tratado más temas también relacionados con la industria del videojuego. Los chistes sobre pagar por todo están bien, pero cansan y se vuelven predecibles.

SuperEpic es por tanto un juego que sorprende por cómo saca provecho a un sistema de combate tan simple como lleno de posibildiades donde habrá que aprender a hacer combos si queremos ir con garantías a los pisos superiores. Mejorar el equipo es opcional pero recomendable, así como disfrutar de los minijuegos donde tocará sacar nuestro smartphone.

Quizás podría haber llevado más lejos su crítica, pero la que hay se agradece, sobre todo si viene, como es el caso, acompañada de una jugabilidad y un arte como este.

Resumen
Avanzar es adictivo y mejorar las armas y conseguir poderes también. Tiene una jugabilidad que funciona a la que acompaña una crítica hacia a dónde van los videojuegos ahora, sobre todo los de teléfonos móviles.
7.5
Bueno
Escrito por
Señor Bichos para ti.

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