Hoy os traemos el análisis de Voice of Cards: The Beasts of Burden, la última entrega de la saga de cartas del equipo de Nier (en febrero recibimos la segunda entrega) que, curiosamente debutó hace menos de un año, algo que puede no gustar a algunos por ser “más de lo mismo” en una fracción de tiempo algo corta.
Tono femenino
Voice of Cards es una saga en la que un narrador (en esta ocasión narradora) nos habla a nosotros jugador para contarnos una historia. La voz está solo disponible en japonés e inglés, pero todo cuenta con subtítulos en castellano. En esta ocasión se nos presenta la historia de Al’e (o como queramos llamarla), una chica que ha cumplido 14 años y que es nuestro alter ego en el universo de la trama.
La humanidad se ha visto obligada a vivir encerrada y escondida para poder sobrevivir a unas criaturas llamadas monstruos, por lo que tienen que gestionar bien los recursos y hacer frente a estas criaturas si deciden atacar. Nuestra protagonista debe abandonar su hogar por diversas circunstancias, y lo hará acompañada de un chico misterioso y del poder que ha descubierto que tiene, el de controlar monstruos.
La trama se desarrolla por actos en los que el progreso y desarrollo de los personajes está muy bien llevado, algo que sorprende para bien teniendo en cuenta la presentación que tenemos delante, formada por una mesa con cartas que hacen la vez de mapa del mundo, de la zona que exploramos (las cartas se van dando la vuelta según avanzamos por ellas y ampliamos nuestra “visión”) o de habilidades, enemigos y aliados en los combates.
Beasts of Burden mejora todo
En esta ocasión los escenarios se han hecho algo más pequeños y lineales, algo que no supone un problema sino todo lo contrario, pues el diseño de puzles (especial mención a la sección de las vagonetas) y el recorrido se siente más guiado y emocionante, que es a fin de cuentas lo que la narración busca.
Los combates vuelven a ofrecernos una jugabilidad clásica de habilidades y ataques de un JRPG, con el uso de gemas que se generan cada turno compartidas por el equipo para el consumo de habilidades (para que que así no podamos abusar de ellas y tengamos que planificar el turno). La dificultad no es muy elevada salvo en algún combate contra jefe, algo que favorece que el ritmo de las luchas, basadas en daño en base a puntos de ataque y defensa, sea rápido y no se hagan muy pesadas para ser encuentros aleatorios.
La nueva función de capturar monstruos no es como la de otros JRPG en los que directamente se convierten en un miembro del grupo, sino que en esta ocasión se equipan a uno de los personajes, para así tener ciertas mejoras y habilidades especiales. Para “capturar” un monstruo hay que derrotarlo en combate y, si hay suerte, abrir un tesoro que nos da su carta. Jugando de normal se consiguen muchas cartas, pero siempre los más coleccionistas pueden usar objetos para facilitar que haya más tesoros y ponerse a luchar para conseguir todas las cartas y mejorarlas.
De nuevo, Voice of Cards regresa con una historia de duración similar (unas 15 horas) en Beasts of Burden, aunque en esta ocasión el ritmo es mucho más fluido y directo. La historia tiene un ritmo más guiado, la actuación de voz de la narradora es impecable, y la música sabe acompañar muy bien con su ritmo relajado. Si la historia os sabe a poco, existe además un modo adicional para jugar a pequeños minijuegos de cartas
