El pasado vende, y muchas veces vivimos en él. De ahí la cantidad de material que vuelve del siglo pasado o nuevo que le hace homenaje a otra época. Este es el caso de Thunderflash, un juego indie con fuerte inspiración en los clásicos shooter de hace varias décadas que llega a Nintendo Switch de la mano de Ratalaika Games.
Arriba, abajo, al centro y disparo
Con una historia que es más un aderezo que otra cosa, el juego nos permite escoger entre dos personajes (o jugar con ambos en cooperativo) que se diferencian en muy poco, pues sus movimientos y habilidades son los mismos. De hecho la posibilidad de elección está más orientada para el cooperativo y distinguirse entre amigos (opción en la que el título se disfruta más).
El desarrollo se realiza principalmente mediante una vista cenital en la que tenemos que avanzar “hacia arriba”, disparando a los enemigos que van apareciendo. Todo un clásico, aunque a diferencia de estos, la dificultad en esta ocasión es sustancialmente más baja, algo que a los seguidores acérrimos del género puede no gustar, aunque también es ideal para aquellos que han perdido habilidad o para introducir a nuevos jugadores.
Volando en Thunderflash
Los enemigos que encontramos a lo largo de cada nivel son bastante variados y también hay trampas y otros objetos en nuestro camino, así como armas de munición limitada especiales que vamos recogiendo. Al final, como no puede ser de otra manera, nos espera un jefe con movimientos y patrones de ataque especiales. En sí es una experiencia clásica, pero que también esconde niveles que se salen de lo habitual y cambian la manera de desplazarnos, dando así pequeños toques de variedad a esta aventura.
A nivel artístico, el trabajo es fiel a lo que busca, la época retro de hace ya muchos años atrás, hasta el punto de que se juega en 4:3. Con el audio ocurre lo mismo, por lo que el efecto nostalgia es claro, pero puede que se quede algo sencillo para los que buscan alguna opción más actual.
En definitiva, Thunderflash es un juego nostálgico pero pensado para los menos hábiles en el género. Le falta algo de rejugabilidad más allá de la superación de puntos (o tener que reiniciar si nos quedamos sin créditos), pero cumple con lo que se puede esperar de un título de este tipo.
