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Análisis de FINAL FANTASY VIII Remastered

Nintendo Switch ha estado recibiendo este último año una gran cantidad de títulos de la saga Final Fantasy, pero había uno que se echaba en falta en esa lista. Ahora, gracias a una colaboración con DotEmu y Access Games para remasterizar y actualizar el juego (ya que parte del código fuente original se perdió) finalmente nos ha llegado Final Fantasy VIII Remastered, lo que supone una oportunidad única para disfrutar de esta entrega en una consola de Nintendo.

Historia de amor, ¿con final feliz?

Esta entrega de la mítica serie nos lleva al Jardín de Balamb, un centro de estudios para SEED – una fuerza militar para misiones especiales que hace uso de armas, magia y de los G. F. (las invocaciones de toda la vida). Uno de sus estudiantes y nuestro protagonista, Squall Lionheart, se va a ver envuelto pronto en varios conflictos tras su graduación, conflictos que van a sacudir la paz del mundo (y que nuestro grupo tendrá que solucionar), pero también su propio pasado, presente y futuro.

El mundo del juego se va abriendo poco a poco mientras se aumentan las posibilidades de movernos por el mapeado externo de una forma mejor y más rápida para acceder a nuevos lugares. Como suele ser habitual, los primeros compases son más lineales, pero luego tenemos completa libertad para ir hacia el lugar que nos marca la trama (a veces hay que buscarlo muy bien, como cierto barco) o bien explorar zonas secretas en busca de secretos y nuevos G. F. Además de toda la historia nos esperan duelos de cartas de un título adictivo y corto, los cuales podemos disputar con la mayoría de NPC del juego y obtener así nuevas cartas para nuestra colección.

Final Fantasy VIII: Más allá del presente

El sistema de juego es similar al de otros títulos de la serie, pero con las invocaciones como eje central de la historia, de nuestras acciones de combate e incluso de nuestras mejoras de atributos. Tener asignado un G. F. al menos es lo que nos da acceso a nuevas posibilidades jugables, siendo la más significativa “Extraer”. Gracias a dicha acción podemos obtener objetos, magias y otras sorpresas de ciertos puntos del mapa y de los enemigos (incluidos los jefes).

Realizar una invocación en combate nos supone esperar a que se rellene su barra una vez elegido su comando, y en esos instantes si nos dañan al personaje que está invocando la vida realmente se le quita al propio G. F. Las magias por su parte no requieren un aprendizaje ni utilizan PM, sino que al extraerse funcionan como objetos, con un número concreto de usos disponible para cada personaje. Es algo que cambia los esquemas, pero que sabe combinarse con ataques físicos que nos permiten realizar combos adicionales.

The Man with the Machine Gun

Hablamos ahora de la remasterización como tal. Como ya ha ocurrido con las otras entregas, contamos con opciones para multiplicar la velocidad del juego, desactivar los combates aleatorios y maximizarnos ciertos atributos durante el combate (para hacer el juego sustancialmente más fácil y rápido). La música que nos llega si es la original de PSX (y no la versión de Steam que no fue del todo bien recibida), por lo que vamos a tener una buena cantidad de temazos con diferentes temáticas para acompañar de una forma fantástica el ritmo de nuestra partida en todo momento.

En lo relativo al lavado de cara, nos encontramos con alguna mejora en las cargas y los menús, además de un claro progreso en la calidad de fuentes, cuadros de texto y otros elementos del HUD. La definición de los personajes se ha cuidado mucho en esta ocasión y, aunque tienen algún detalle mejorable, lucen bastante bien. Sin embargo, hay algunos modelos que no han sufrido tanta actualización; y otros, como los fondos pre-renderizados, directamente siguen casi idénticos, con cierto efecto borroso (pero sin ser tan pixelados). Buenos retoques en aquello que se ha mimado, pero en otros aspectos se podría esperar más.

Final Fantasy VIII en su momento fue polémico por algunos de sus aspectos, pero hubo cierto sector del público que lo consideró mejor que la anterior entrega. Las invocaciones siguen siendo algo lentas de realizar (por ver el vídeo de ataque todas las veces) y es verdad que hay muchas facetas que podrían haberse mejorado en esta remasterización y no se han tocado, pero estamos ante la mejor versión del clásico de PSX que, al igual que ocurre con las otras dos entregas de la consola de Sony, ha envejecido mal para muchos jugadores, mientras que para otros sigue siendo una auténtica joya atemporal.

Resumen
Una buena remasterización que podría haber dado más de sí en los escenarios y en ciertos retoques para mejorar el ritmo de la partida. Mantiene toda la magia del juego original, y cuenta con algunas "mejoras" para facilitar el camino a aquellos que quieran centrarse en la historia.
8
Notable
Escrito por
Pikmin de nacimiento y strawhard de corazón, colecciono monedas DK por diversión.

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