Los clásicos nunca pasan de moda, eso mismo debieron pensar en Vertical Reach a la hora de ponerse a desarrollar este The Tartarus Key, un juego que entra por los ojos, siempre que seamos fans de lo retro en este aspecto, y que cuenta en su haber con puzles de lo más ingenioso y una atmósfera de terror bastante conseguida teniendo siempre en cuenta que emula a los juegos de 32 bits.
Escape room terrorífica
The Tartarus Key comienza igual que lo hacen muchas películas: con nuestra protagonista, Alex, despertando en una habitación sin saber cómo ha llegado ahí. Esta le es totalmente desconocida, pero no tardará en ver unas cámaras de vigilancia que no paran de seguirla y se encontrará con que todas las puertas están cerradas en lo que parece ser un macabro entretenimiento.
No tardará en descubrir que no está sola, pues por el walkie talkie, perdón, por la radio de onda corta, contactará en seguida con otra mujer que está en su misma situación, o peor, ya que Alex parece ser la única con posibilidades de escapar por sí misma de la habitación, teniendo así el deber de salvar también a la otra “huésped”, o no. Porque The Tartarus Key cuenta con varios finales, tres para ser exactos, que dependen de a cuánta gente salvemos, aunque tranquilos porque podréis contarlos con los dedos de una mano. Por lo que sea, todos se hayan total o parcialmente inhabilitados para siquiera tratar de escapar, y en nosotros recaerá esa misión.
Así, iremos pasando de habitación en habitación por lo que parece una gran mansión y en cada sala encontraremos un puzle distinto. De hecho, todo lo que guardemos en el inventario en una sala lo perderemos al entrar a la siguiente, quedando muy claro que todo lo que nos haga falta estará en la habitación que nos encontremos, conformando así una suerte de escape room continuo en el que la historia se irá descubriendo gracias a las conversaciones que mantengamos con el resto de rehenes así como gracias también a ciertos objetos clave.
Un planteamiento bastante interesante y que nos anima a avanzar un poquito cada sesión de juego que se ve potenciado por una atmósfera de juego de terror realmente bien conseguida y que emula a los juegos de 32 bits que podíamos ver en consolas como PlayStation o Sega Saturn. De hecho, no negaremos que su apartado visual será lo primero que nos llame la atención, asemejando la falta de filtros de entonces, las líneas de los televisores de tubo, etc. No siempre estos efectos están igual de bien conseguidos y a veces, como cuando hay alguna cinemática, todo tiembla en exceso o casi fluye como si fuera viscoso, pero la mayor parte del tiempo sentiremos que estamos jugando a un título del pasado. The Tartarus Key también ha pensado en quienes gusten de líneas más limpias o gráficos más definidos y gracias a sus opciones podremos suavizar los bordes o quitar el efecto CRT.
Una propuesta que se alarga durante unas s. dependiendo de si nos encasquillamos en algún acertijo y que nos hará pensar de lo lindo con sus pruebas, pero donde muchas de las cuales las pasaremos sin saber muy bien qué hemos hecho. Eso sí, otras están tan bien pensadas que nos creeremos poco menos que genios cuando descubramos la solución. Una lástima que Alex se cargue buena parte de la atmósfera con sus chascarrillos que no vienen a cuento. Para estar secuestrada, asustada y posiblemente jugándose la vida en manos de un demente, es muy ingeniosa, o eso cree ella.
Quitando no obstante estos pequeños momentos y que el juego se encuentra íntegramente en inglés, The Tartarus Key sabe atrapar al jugador, ya sea con sus puzles o con su estética, y si os gustan el terror y el ingenio, os lo pasaréis realmente bien.