Puede que para muchos los gráficos monocromo hayan pasado a mejor vida, pero ese aspecto es precisamente la toma de contacto de Bleak Sword DX. Como siempre, Devolver como publisher apuesta por ser diferente.
De bolsillo a bolsillo
De la mano de un extrabajador de Mercury Steam nació, en Apple Arcade, el título que nos atañe hace unos años. Su estupendo control táctil a una mano ideal para partidas rápidas y desafiantes marcó esa pequeña idea convirtiéndola en una de las más destacadas del servicio en sus inicios. Una experiencia Souls adaptada a tu pulgar.
Es una lástima que la híbrida haya perdido el control táctil en pos de un sistema mucho más tradicional. Por suerte es algo que no afecta la precisión de su jugabilidad. En tan sólo un los segundos ya veremos lo que Bleak Sword DX ofrece. Escenarios que delimitados por la cuadrícula que vemos en pantalla donde eliminar a los enemigos que en ella aparecen.
Incluso el nivel más complicado se puede completar en menos de un minuto favoreciendo así el espíritu portátil del que hace gala ideal para cualquier momento y lugar. Ataque normal cargado, una esquiva y un parry serán nuestros únicos aliados. Eso y la experiencia ganada tras superar niveles que permite mejorar la vitalidad, ataque o defensa de nuestro guerrero.
¡Ahora! ¡A por el parry!
Parry de mi vida
Como marcan los juegos de Miyazaki, si caemos derrotados en un nivel perderemos la experiencia y los items que tengamos equipados (que podemos conseguir al superar una fase). Para recuperarlos basta con volver al nivel y superarlo, en caso contrario lo perderemos para siempre. Por esto es fundamental dominar la defensa para contraatacar y es que el escudo sólo funciona si lo utilizamos en el momento justo.
En ese instante toca atacar al enemigo con unos espadazos que producen mucho más daño del habitual. Y poco más. Bleak Sword DX es divertido y retador pero tras unos pocos niveles vemos como su mecánica muere de éxito tras la repetición de niveles donde donde hacen que parecer enemigos por aleadas y sus escenarios no aportan una variedad de situaciones que pide a gritos.
Es divertido y retador pero tras unos pocos niveles vemos como su mecánica muere de éxito
Si somos lo suficientemente hábiles tenemos una campaña de entre tres y cuatro horas ideales para pequeñas sesiones de juego. Además de unos cuantos modos extra (DX, combates contra jefes…) que alargan su propuesta pero sin la frescura que quizá necesita para adentrarnos en su mundo de penumbra durante más tiempo.
Puede que precisamente esa cautivadora estética sea también uno de los condicionantes para llegar antes a la saturación mientras jugamos, evitando que sus niveles ofrezcan momentos más diferenciados. Algo que no nos ha gustado es que un título de estas características tengamos dos modos gráficos, perdiendo en el de calidad el filtro visual que tanta vida le da y limitando la tasa de frames a 30 (en lugar de los 60 en rendimiento).
Versión del juego analizada: 1.01
Los jefes son muy desafiantes.