Hay juegos que merecen una segunda oportunidad, y por eso, tras varias actualizaciones, hemos querido volver al que nos ocupa, para darle un análisis actualizado. Hablamos dela obra de los madrileños Retro Forge, Souldiers, un título metroidvania con toques de dificultad popularizados por los Souls (a día de hoy cuenta con ajustes de dificultad más diversos) y con una identidad propia.
Soldado sin nombre en Souldiers
Una de las peculiaridades de este título es su protagonista. Tenemos tres clases para elegir (los equivalentes a guerrero, arquero y mago, con distinto enfoce en lo jugable) y ninguno de ellos tiene nombre, son simplemente uno más del pelotón del ejército de Zarga. No acaba ahí la cosa, y es que al poco de comenzar nuestro viaje, una valquiria viene a por todo el batallón tras haber sido aplastados dentro de una cueva. Así que toca cruzar e ir a Terragaya, un lugar en el que nos esperan aventuras, pero también una amenaza que pretende corromper hasta al árbol Yggdrasil.
El juego se controla como cualquier título 2D del género, con sus ataques, especiales (subiendo de nivel), esquiva y bloqueo, pero con la limitación de que no podemos abusar de ninguno de ellos y que algunos tardan en poderse realizar de nuevo. Además de esto contamos con orbes elementales que iremos consiguiendo que nos permiten tener ataque y debilidad a cierto elemento, pero con usos también fuera de combate para avanzar por nuevos lugares.
El título cuenta con cuatro niveles de dificultad (modificables en cualquier momento), pero todos ellos requieren cierta pericia para poder completarlos y en todos vamos a morir varias veces hasta que le cojamos el timing a las esquivas, el contraataque y los ataques. Los jefes intermedios y finales nos destrozan con pocos toques, por lo que hay que ir con mucho cuidado. Jugadores muy novatos abstenerse, pero el resto puede encontrar un nivel de reto adaptado a lo que busque según el personaje y la dificultad.
¿La muerte es el comienzo?
El mapeado de Souldiers es relativamente extenso y, aunque al principio cuesta hacerse un poco a él, en poco tiempo y gracias a los teletransportes todo se hace mucho más dinámico y la exploración para resolver puzles o encontrar mejoras equipamiento y otros secretos se hace bastante llevadera. Como buen metroidvania, revisitar las zonas es algo que se vuelve necesario para conseguirlo todo y para completar misiones secundarias (de búsqueda o caza generalmente pero no exclusivamente).
En general, podríamos afirmar que estamos ante un título que no innova demasiado, pero lo que hace lo hace muy bien casi siempre. El factor de los orbes, su mundo e historia cada vez más complejos y diversos aspectos secundarios nos pueden tener a los mandos más de 20 horas y con un buen sabor de boca, aunque también con muchas muertes. Si somos de los que queremos completarlo al 100% y con los tres personajes (muy distintos entre sí), el número de horas se multiplica.
Hablar de Souldiers es hablar de un pixel art muy cuidado, con muchos detalles y colores, pero también con un diseño de niveles y escenarios muy trabajado. Cada zona es muy distinta a otra, y lo mismo ocurre con los enemigos y los personajes más allá del batallón en el que nos encontramos. El apartado sonoro también es muy llamativo, y si bien la música es una oda a los 90 y ayuda a crear atmósfera de juego, los verdaderos protagonistas son los efectos de sonido, considerados parte de la jugabilidad porque están asociados a los tiempos de ataque y defensa de los monstruos.
Souldiers es un juego hecho con mimo, detalle y amor hacia lo retro. Es una aventura difícil que requiere paciencia y hacerse a sus tiempos, pero sin llegar a ser enfermizamente complicada (excepto en el tramo final) gracias a sus niveles de dificultad.
Versión del juego analizada: 9.0.0
