Ha pasado tiempo desde que Lara pisó una consola de Nintendo y a pesar de tampoco prodigarse mucho en este terreno, la arqueóloga es uno de los personajes más queridos por los fans. Llega el turno de explorar tumbas en compañía.
Alma cooperativa
Puede que al no tratarse de la serie principal muchos hagan caso omiso de The Lara Croft Collection. Eso sería un craso error. A pesar de contar con más de una década a sus espaldas, estas propuestas multijugador conservan los ingredientes necesarios para hacernos sentir como en casa sin perder un ápice de calidad. Lara Croft and the Guardian of Light (primer título que compone esta colección) nació como título descargable y spin off antes de renovar por completo la franquicia.
Para sorpresa de todos la jugada salió bien. Más que bien podríamos decir. Bajo una vista isométrica y con alma de twin-stick shooter avanzamos por niveles repletos de plataformas, ganchos por los que trepar y balancearse en una mezcolanza de puzles y acción muy bien resuelta. ¿Lo mejor de todo? Por primera vez Lara viaja acompañada, algo que nos permite compartir juego con un amigo para potenciar su propuesta.
Puede que al no tratarse de la serie principal muchos hagan caso omiso de The Lara Croft Collection. Eso sería un craso error.
Cada personaje posee una habilidad concreta forzando la comunicación constantemente para avanzar y derrotar a las numerosas hordas enemigas (a veces demasiadas) que se abalanzan sobre los héroes. Si por contra jugamos solos, dichas habilidades pasan a ser parte de la señorita Croft resultando igualmente divertido. Toda esta fórmula se expande con el segundo título que conforma este The Lara Croft Collection.
En Lara Croft and the Temple of Osiris, la cooperación llega hasta los cuatro jugadores simultáneos, con la misma premisa que en el anterior (claramente potenciada) y con un bastón de poderes tales como lanzar rayos, elevar plataformas o ralentizar el tiempo. Un pequeño gimmick que quizá se antoja algo escueto si jugamos a ambos juegos del tirón, resultando excesivamente continuistas. ¿Lo malo? La completa omisión de su multijugador en línea cerrará puertas a más de uno para visitar los templos con amigos.
A su favor tenemos un sistema de inventario renovado donde podemos equipar accesorios de todo tipo para potenciar nuestros stats. Un buen abanico de armas y la adición de un pequeño lobby para acceder a los diferentes niveles con cofres secretos que se abren con las gemas recolectadas e incluso tumbas secretas (a lo santuarios de Zelda) de puzles puros, directos y que sirven para obtener mejoras exclusivas. Incluso tenemos ropas para personalizar nuestro aspecto. Sí, incluyendo el look poligonal del primer Tomb Raider.
Una producción a la altura
La buena acogida recibida con Lara Croft and the Guardian of Light no fue sólo gracias a la importancia de la marca, su propuesta funcionaba y además se acompañaba de un estupendo trabajo de producción. El doblaje al español, sus escenas de corte (parte ilustradas y parte con el motor del juego ocultado sus flaquezas) y un genial trabajo visual hacían ver el esfuerzo puesto en él.
Lara Croft and the Temple of Osiris fue mucho más allá, con escenarios más trabajados, una buena labor de cámaras (acercándose o alejándose de la acción en función del momento) y sus momentos de acción prefijados (persecuciones o derrumbes) formalizaban una idea de juego más sólida. En Switch se mantienen, más o menos, todas sus labores técnicas. Y decimos esto porque este segundo título sufre más de la cuenta.
Se ha hecho caso omiso del multijugador en línea y el segundo de los títulos incluidos no ofrece el trabajo de adaptación esperado.
El rendimiento no siempre está de nuestro lado, el bajón en las texturas respecto al original es más que evidente en el gameplay y la resolución tiene unos altibajos poco agradables. Se nota la consola de origen en cada caso y lejos de haber trabajado mejor una adaptación de juegos relativamente modestos, tenemos las dos caras de una misma moneda en la palma de la mano.
Lugar que por cierto no es el mejor compañero de viaje, sobre todo en la secuela, por el reducido tamaño de los elementos cuando la cámara se aleja, una resolución que hace de las suyas además de menús de un tamaño ridículo en portátil. Y no hace falta decir que se torna demasiado complicado compartirlo con amigos en modo table top. Un poco de esfuerzo aquí no hubiera estado de más para sentir mejor un producto que encaja como un guante en la filosofía de la máquina.
Al menos doce horas de aventura es lo que ofrece The Lara Croft Collection. Algo que se duplica con todos los retos, coleccionables, armas, accesorios y potenciadores a conseguir en cada nivel. Su enfoque directo, escenarios que se atreven con la exploración y esa sensación de “búsqueda” constante conquistan a cualquiera. Y si cuenta con jefes puzleros y momentos de estrés, mejor que mejor.
Versión del juego analizada: 1.1_65791