Ya sea a modo de homenaje, o una manera audaz de aprovechar la nostalgia por una forma de desarrollar videojuegos que hoy parece lejana, lo cierto es que Sorry We’re Closed nos transporta a una época repleta buenos recuerdos con nuestros mandos, rescatando propuestas jugables y estilos reconocidos y queridos por todos pero, ¿tiene algo que decir dentro del género de los survival horror?
Lo extraño es lo normal en Sorry We’re Closed
La historia de Sorry We’re Closed sigue los desamores de Michelle, que tras una ruptura traumática acaba transportándose al mundo de los demonios. En este lugar es donde descubre que se le ha otorgado un tercer ojo con el que poder ver el mundo humano y el de los demonios de manera simultánea, y que además ha sido maldecida con perder su alma y su lugar en el mundo de los humanos. Debemos pues, ayudarla a derrotar al demonio que la ha maldecido y evitar su defunción.
La jugabilidad de Sorry We’re Closed se basa en una combinación de exploración, resolución de puzles y combates en primera persona. Esta jugabilidad, heredada de clásicos de los 32 bits como Silent Hill o Resident Evil, nos transporta a escenarios opresivos y con atmósfera aterradora con el fin de enfrentarnos a demonios. Por lo que los que habéis experimentado este tipo de propuestas sabéis que os encontraréis con escenarios laberínticos, recogiendo objetos que debéis gestionar y e interactuar en otro punto del mapa, al mismo que os enfrentáis u esquiváis a enemigos con limitación de recursos, con sus puntos de guardado inclusive.
En cuanto a la mecánica de combate, esta da un giro de tuerca al dar un salto hacia la primera persona al estilo Killer 7, en donde, sin la posibilidad de desplazarnos con esta panorámica tenemos que apuntar con las diferentes armas para poder acertar golpes y disparos. Lejos de ser una mecánica enrevesada, se ha conseguido implementar de manera simple y directa. Además, gracias al poder del tercer ojo que hemos adquirido, somos capaces de exponer los puntos débiles de los enemigos, al que debemos de apuntar para poder acertar golpes más contundentes.
La otra vertiente de la jugabilidad de Sorry We’re Closed, basada en la sociabilización con los demás habitantes del vecindario donde vive Michelle, es la que le da el punto distintivo y la personalidad a la propuesta. Básicamente, tras la superación de los diferentes niveles, reaparecemos en su barrio, momento que debemos aprovechar para conversar con el resto de vecinos y amigos para conocer sus preocupaciones, motivaciones y sentimientos; pudiendo desbloquear diferentes finales dependiendo de nuestras respuestas.
¿Qué ves con tu tercer ojo?
El apartado artístico de Sorry We’re Closed llama la atención por su clara influencia al género del survival horror de la época de los 32 bits con sus gráficos poligonales y texturas pixeladas con diseño terrorífico. Evocando propuestas únicas, no se limita solamente a ser un homenaje pues esta visión retro se complementa con colores llamativos y eléctricos y un diseño de personajes postmoderno, mezclando aspectos religiosos con otros más carnales, dando su toque personal.
En cuanto al apartado sonoro este se limita a crear atmósfera, una inquietante y tensa, avisando que el peligro y lo desconocido puede encontrarse en cualquier cambio de plano de la cámara. También cuenta con sus temazos, que salen a florecer en los momentos de enfrentamiento contra jefes, que sin duda es el momento más álgido y vibrante dentro de sus composiciones. La duración no es muy elevada, pues en unas 7 horas se puede pasar perfectamente dejándonos con ganas de más. Aunque permite cierta rejugabilidad para aquellos que quieran desbloquear todos sus finales.
Sorry We’re Closed capta a la perfección la esencia de los survival horrors de hace casi 30 años plantando un diseño de personajes postmoderno y una historia inusual como granito de arena diferenciador. El empaquetado final no es tan intenso ni tan claustrofóbico como uno podría pensar, pero la atracción que provoca nos atrapa como la maldición del juego atrapa a Michelle, depositándonos un buen sabor de boca y con la duración justa para dejarnos con ganas de más.
Versión del juego analizada: Nintendo Switch 1.0.1.