Al Agente 47 le gusta Nintendo Switch, ahí tenemos tanto Hitman: Blood Money como este que hoy nos ocupa, y también su sucesora, como nos demostró Hitman: World of Assassination, y a nosotros nos gusta el silencioso y creativo asesino.
Y desde luego, tener a Hitman: Absolution en la híbrida es una buena noticia para quienes quieren seguir repasando toda la trayectoria del personaje sin salir del ecosistema de Nintendo.
El otro Hitman
Absolution es, quizá, la entrega más particular de toda la saga: la más cinematográfica, la más directa, la menos apegada al concepto de sandbox que hoy asociamos a la marca, y también la que más se permite desviarse del tono habitual con personajes deliberadamente excéntricos.
En Switch conserva ese ADN sin apenas concesiones, y lo hace además a precio reducido y con un port sólido que, aun con sus peros, cumple muy bien.
Tirando de historia
Lanzado originalmente en 2012, Absolution supuso un punto de inflexión para la serie. IO Interactive quiso entonces probar un enfoque más centrado en la narrativa y en las emociones de 47, que aquí se enfrenta a una trama de traiciones internas, a los orígenes de una joven llamada Victoria y, en consecuencia, a piezas clave del pasado del propio asesino.
No es tan “realista” como otras entregas ni tan sobrio como Blood Money, pero su ritmo más intenso y su estructura por capítulos lo hacen un juego tremendamente accesible y, muchas veces, más divertido por lo directo que resulta.
Lineal pero improvisando
Eso sí, la estructura de las misiones sigue siendo la de siempre: infiltración, observación, experimentación y ejecución, con toda la libertad que cada nivel permite. Pero, a diferencia de World of Assassination, aquí no existen las llamadas oportunidades, que una vez completada una misión nos recomendaban una ruta alternativa paso a paso.
Menos sutil también que otras entregas, pero al mismo tiempo más inmediato y, para muchos jugadores, más satisfactorio por su capacidad de alternar momentos metódicos con tiroteos puntuales cuando todo se tuerce (con cámara lenta). La IA conserva su comportamiento original, lo que implica patrones algo rígidos y reacciones a veces exageradas, pero es parte del diseño y carisma propio del título.
Es más arcaico en general, más de descubrir por nosotros mismos dónde están las ventajas del escenario y cómo utilizarlas, pero no es necesariamente algo negativo. De hecho, encaja con la filosofía original del título: probar, fallar, repetir, mejorar. Así podremos eliminarlos de forma limpia, provocar accidentes, disfrazarnos de jardinero, tocar un piano para atraer a un guardia o tirar de improvisación cuando la situación se desmadra. En este sentido, la rejugabilidad está muy bien conseguida, y los diferentes objetivos y puntuaciones por secciones incentivan volver a cada capítulo para optimizar el resultado.
Ya que hablamos de él, el sistema de puntuación es una pieza clave. Cada tramo del nivel registra nuestras acciones, penaliza los errores, premia las eliminaciones silenciosas y otorga un informe final que resume nuestro desempeño. Esta estructura hace que cada baja o cualquier otra acción se sienta como un pequeño desafí. Además, repartidas por los escenarios encontramos pruebas, informes y otros coleccionables que otorgan más puntos y animan a explorar a fondo. No llega al refinamiento de los desafíos modernos de Hitman, pero juega con la misma idea y cumple bien.
Algo que contar
En lo narrativo, Absolution siempre apostó por un tono más exagerado, casi de cómic a ratos, con villanos y secundarios más pintorescos de lo habitual: los antagonistas son deliberadamente histriónicos, los secuaces caricaturescos, los diálogos más teatrales, etc. Esto lo aleja del estilo más sobrio y elegante de las producciones recientes, pero forma parte de la identidad de esta entrega. Curiosamente, en Switch, con un público quizá más acostumbrado a propuestas variadas, encaja incluso mejor que en 2012.
Se mantiene en forma
A nivel visual, el port de Feral Interactive cumple sobradamente y es un salto claro respecto a Blood Money, con entornos más densos, mejores modelados, una cuidada iluminación y multitudes que continúan llamando la atención incluso hoy día. Hay pequeñas e inevitables concesiones: cierta pixelación en portátil, algo de popping en los NPC y algún tirón ocasional cuando se carga un área nueva, pero nada que afecte de manera seria al juego.
En lo sonoro el resultado es más irregular. El doblaje al castellano está ahí, y es de agradecer que se mantenga, pero tiene altibajos notables. La mayoría de voces cumplen, pero uno de los personajes principales, uno de nuestros superiores directos, está mal interpretado (ya lo estaba en 2012), desentonando frente al resto del reparto.
Y en cuanto al contenido futuro, os alegrará saber que el modo Contratos, una de las señas de identidad modernas de la serie y que no está disponible todavía, llegará próximamente a Switch. Una modalidad que nos permitirá crear y compartir objetivos alternativos dentro de las misiones existentes alargando así la vida útil de Hitman: Absolution.
Te seguimos queriendo, 47
En conjunto, Hitman: Absolution para Nintendo Switch es un port notable de un juego que hoy se percibe como una rareza dentro de la saga, pero una rareza de las buenas, de las que a veces incluso nos gusta más, en un determinado momento, que las otras entregas. Su aproximación cinematográfica, su ritmo frenético y su apuesta por una historia más personal ofrecen algo distinto sin dejar de ser plenamente Hitman.



