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Análisis de Grapple Dog

Hace unos días os hablábamos de Super Rare Originals, y hoy os traemos el análisis del primero. Grapple Dog es un plataformas con píxeles, pero no al estilo al que estamos tan acostumbrados a ver; en el que encarnamos a un perro al que podemos acariciar al terminar con éxito cada fase (yes, you can pet the dog in Grapple Dog). Con una fórmula que se siente rápida pero con el mimo de lo retro, nos disponemos a echarle el gancho a esta aventura.

Grapple Dog, el viaje de Pablo

En este simpático juego tomamos el control de Pablo, un perro antropomórfico que trabaja como ayudante de una investigadora, que debe salvar el mundo consiguiendo una serie de artefactos maravillosos que en su día dejó una persona llamada El Inventor antes de que lo haga el malvado robot Nul. Para ello debe recorrer 30 niveles (más varios extra) que se van desbloqueando uno tras otro a lo largo de seis mundos, acompañados de pequeños diálogos para dar transfondo y humor a la aventura.

La principal mecánica de Pablo es el salto (también con un machaque) y el uso de un gancho, un artilugio que puede engancharse a cualquer objeto de color azul (o incluso para golpear a algunos enemigos), ya sea para acercarnos a él, saltar o colgarnos y balancearnos a voluntad (una dinámica que hemos de dominar sí o sí). La dirección de lanzamiento de dicho artilugio varia entre las dos diagonales superiores y arriba, y va en función de nuestro novimiento de la cruceta/stick sin necesidad de un stick derecho, algo que si bien a los más “pro” les puede suponer una falta de precisión, para mucha otra gente facilita su ejecución al requerir de menos botones.

Grapple Dog es un plataformas que funciona como muchos del pasado, en el buen sentido. Es decir, pocas mecánicas nos permiten muchas dinámicas que van descubriéndose poco a poco conforme avanzamos. Al final es obvio que hay cierto elemento de repetición, pero hay cambio de mundo cada pocos niveles y eso ayuda a que la situación se sienta más diversa. Además, hay varios extras para fomentar la rejugabilidad (un modo contrarreloj con medallas de oro, plata y bronce) y la exploración. Esta última se basa en localizar coleccionables, algo que es más complejo que el propio avance natural del juego (aunque para avanzar en la trama principal no es necesario conseguirlos todos, solo cierto número de ellos).

Sin dejar a nadie fuera

Entre nivel y nivel podemos movernos libremente en un barco (y también dentro de él) para acceder a minijuegos, a pequeñas pruebas opcionales que desbloqueamos si encontramos su entrada en algunos niveles, y a conversaciones con otros personajes. Además este movimiento por el mapa nos permite llegar a los niveles de jefe para ver el número de gemas necesarias para su entrada (y si lo tenemos podemos saltarnos varios niveles para acceder directamente al mismo). Estos niveles de jefe contienen una sección puramente plataformera y otra de enfrentamiento, en la que, al igual que en otros clásicos, el objetivo está en esquivar ataques durante un tiempo para aprovechar cierta oportunidad para atacar.

Una de las claves de Grapple Dog es su manejo de la tensión. Además de una dificultad progresiva cuyos picos están principalmente en colecionables y niveles bonus, hay varios puntos de control presentes en las fases y disponemos de cuatro toques de vida (lo que da cierto margen de maniobra para ir con algo de tranquilidad). Pero además disponemos de medidas de accesibilidad (como un salto infinito a lo Kirby) que pueden activarse en cualquier momento para que nadie se quede sin disfrutar de la aventura. Por lo tanto nosotros mismos nos regulamos los requisitos, y sin usar nada de eso podemos tener una experiencia más “tradicional” si así lo queremos.

En cuanto a lo más artístico, encontramos unos píxeles muy coloridos que recuerdan mucho a la paleta de Kirby and the Amazing Mirror. Sus personajes y elementos se distinguen bien y, aunque en escenarios hay cierta repetición, no se hace muy notoria. Respecto a la música, el funky es el género principal y las melodías funcionan bien, se quedan en nuestra cabeza y son un buen acompañamiento. Solo una pega, su variedad, ya que hay una canción para cada mundo en sus niveles principales, y si sois de los que jugáis durante una sesión larga para conseguirlo todo y haceros los contrarreloj, lo vais a notar mucho.

Grapple Dog es un simpático plataformas que funciona a 60 frames por segundo durante el gameplay, con personajes adorables, mucho color, buen diseño de niveles y opciones de accesibilidad muy interesantes. Además, me atrevo a asegurar que nadie que tenga afición por los plataformas va a salir descontento con su adquisición, aunque los más exigentes puede que tarden en ver el reto (es a partir del tercer mundo cuando la cosa se complica más).

Resumen
Un buen plataformas que funciona bien para los amantes del color y que no deja fuera a los menos duchos. Sabe utilizar sus influencias retro para ofrecer un conjunto sólido.
8
Notable
Escrito por
Pikmin de nacimiento y strawhard de corazón, colecciono monedas DK por diversión.

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