Con exactamente 4 años de diferencia respecto a su predecesor llega a Nintendo Switch Everhood 2, un más que curioso título, como su precuela, desarrollado por Chris Nordgren y Jordi Roca el cual podéis descargar desde el pasado 4 de junio en vuestra consola.
El poder, literal, de la música
Se trata, una vez más y como ocurría con la primera parte, de una aventura rítmica con tintes de RPG donde de nuevo imperan una estética minimalista así como una historia de lo más filosófica y trascendental, aderezado todo ello con una banda sonora electrónica para quitarse el sombrero y unos personajes para el recuerdo, pero menos que los del anterior título.
No es esa la única diferencia que encontraremos en Everhood 2 pues, al contrario de lo que ocurría en Everhood, que era una suerte de Guitar Hero a la inversa en el que debíamos esquivar las pulsaciones rítmicas, aquí lo fundamental será enfrentarlas, acumulando así energía para después liberar un potente ataque que acabe con nuestros numerosos adversarios.
Sin embargo, es un sistema que tiene más miga de la que parece, pues solo almacenaremos las del mismo color, teniendo que esquivar, ahora sí, las que no nos interesen. Si absorbemos una diferente, que podremos, el contador se reestablecerá.
Tiempo y contratiempo
Una jugabilidad que tiene su parte positiva, nos obliga a estar doblemente pendientes ya que hay que saber tanto qué nos interesa esquivar como qué nos interesa absorber (hay diferentes armas que tienen más afinidad por un color y enemigos a los que les hace más daño un tipo de ataque), como negativa, pues a veces, por no morir, ni esquivaremos, limitándonos a atacar todo lo atacable y ya si eso en un rato lo apostaremos todo al rojo (o al azul, verde, rosa…).
Esto último se traduce además en que las canciones que acompañan cada enfrentamiento están a veces menos inspiradas que en el primer juego y son más cortas porque, como podremos estar en ellas indefinidamente, se repetirán en loop. Eso, unido a la enorme cantidad de batallas en el último tercio de un juego que os durará unas 10 o 12 horas, alguna más si vais al 100 %, hará que resulte tedioso y que estéis deseando por momentos ver los títulos de crédito.
De lo más variopinto
Unos títulos que se harán de rogar, y es que Everhood 2 peca de irse demasiado por las ramas, aunque la historia que nos cuenta, de manera por momentos deshilvanada, es de las de dejarnos pensando y está plagada de diálogos, en inglés nos tememos, sumamente metafísicos y profundos, pero siempre con una alta dosis de humor que agradeceremos enormemente.
Un tono que casa a la perfección con su estilo visual, minimalista como ya hemos dicho, pero recreado con total cariño y con unos escenarios con la particularidad de, aunque pueda parecer lo contrario, lograr que no nos perdamos (o no apenas) por el sinfín de puertas y dimensiones que nos aguardan.
En todas éstas encontraremos sorpresas, ya sea en forma de mundos, con uno en 3D a lo Homer al cubo de Los Simpson, o de personajes, con muchísimos más que en el primer Everhood. El nuestro, eso sí, al ser un alma brillante, no tendrá el mismo peso, que tampoco era mucho, que el protagonista del anterior título, cediéndoselo casi todo a los imaginativos NPC que no dudarán en relatarnos sus penas o en retarnos a uno de los muchos duelos rítmicos del juego.
Everhood 2 es una experiencia, de eso no cabe duda, y muy divertido, pero menos variado que su predecesor donde había carreras en karts, un circuito de obstáculos, que esquivar rayos enemigos en tiempo real… Aquí no hay casi nada de eso, por lo que os recomendamos dosificar vuestras sesiones de juego.
Escucha a tu alma
Por lo demás, Everhood 2 sigue siendo casi tan ameno como lo fue su primera parte y cuenta con más guiños (la consola de Smega, Rasputín) que nunca, lo que unido a su guion en el que se tocarán temas como el existencialismo, la moralidad o la existencia de un poder superior, y sobre todo su banda sonora y su dificultad arcade (ajustable), hacen que sea un signo sucesor.