Portada » Análisis » Análisis de Dordogne

Análisis de Dordogne

Una nueva aventura narrativa con el buen sabor de la artesanía francesa nos llega para recordar el verano que una niña pasó con su abuela ya fallecida. Al menos, Dordogne es de lo más bonito que has podido jugar desde que tienes uso de razón.

Recuerdos sobre papel

La acuarela es una representación pictórica más, muy popular en Francia desde hace siglos y probablemente una de las técnicas de dibujo más populares en todo el mundo. Lo es por el trato acuoso que tiene sobre el color, los gradientes que se consiguen al deslizarse sobre el papel rugoso y lo agradecido que resulta su trabajo. Es por esto que Dordogne nos atrapa visualmente con unas simples pinceladas para contarnos una historia personal y entrañable.

Mimi es la niña protagonista que tras años sin visitar la casa de su abuela junto al río Dordoña (en español) vuelve a ella para recordarla. Ya no solo a ella que ya no está, si no también a aquel lejano verano que pasó junto a ella, que tantas lecciones aprendió y que por motivos de la vida quedaron guardados y escondidos en su memoria… igual que tantos otros objetos que iremos encontrando y recomponiendo todos los momentos vividos.

La propuesta de Dordogne nos hace jugar con dos líneas de tiempo. Una, la actual, donde Mimi ya es adulta y sirve de hilo conductor de una historia que principalmente se desarrolla en la segunda línea, donde aquella joven de trece años se siente libre lejos de los problemas familiares que le rodean. Poco a poco esa búsqueda interior desvela momentos de todo tipo, pero principalmente siempre enfocadas a vivir un bonito viaje por la infancia.

Dordogne

Visualmente es una delicia

Y eso es lo que precisamente se busca a través de las escasas tres horas donde su historia, como adultos, nos hará reflexionar, valorar y por qué no, replantearnos cómo cambian, o cambiamos, nuestras prioridades a medida que crecemos. Es un viaje pausado, sin complicaciones y sobre todo bonito que vamos anotando en un diario veraniego con libertas creativa dando cierta sensación de ser nuestro y particularmente único.

Una forma de expresión

El movimiento de Mimi no es demasiado ágil y aunque sí lo echamos en falta en ciertos momentos encaja con la filosofía relajada que inunda su narrativa. Recorrer sus escenarios se completa con pequeñas escenas interactivas donde, moviendo el cursor (no hay opción táctil), interactuamos con objetos y con una combinación de stick y botón pasamos a la siguiente acción: preparar café, reparar una canoa y otras acciones transitorias buscando la interacción sin mayor objetivo.

Es algo que, entre otras cosas, nos ha recordado aquel Another Code para NDS e incluso Wii, donde muchos de los puzles no eran más que un mero trámite guionizado para seguir avanzando. En esta ocasión contamos con una cámara de fotos que más tarde podremos utilizar en el diario, pegatinas varias y algún que otro coleccionable que nos pilla de paso mientras vamos al siguiente objetivo. De nuevo, no como factor coleccionista si no, simplemente, como incentivo por jugar.

No una obra de arte, pero sí un medio de expresión artística que nos traslada directamente a ese lugar añorado por todos que no es ni más ni menos que nuestra querida infancia.

Porque no hay sorpresas durante su desarrollo. Sí visuales, también por la forma de expresar situaciones y también por ese característico sentido francés que inunda cada rincón de sus pinceladas. Puede que Switch entorpezca demasiado algunos momentos donde los planos visuales quedan demasiado pixelados o el rendimiento mientras cruzamos el río pero no empaña esa sensación de jugar sobre una obra de arte.

Y es quizá lo que Dordogne pretende ser. No una obra de arte, pero sí un medio de expresión artística tan o más válido que cualquier otro para revivir los pasados de Mimi, con una estupenda banda sonora, rodeada de efectos cuidados y una labor de doblaje, para las escenas principales, ejemplares que nos trasladan directamente a ese lugar añorado por todos que no es ni más ni menos que nuestra querida infancia.

Dordogne

La parte peor parada en Switch por la caída de frames.

Versión del juego analizada: 1.0.0.1

Resumen
Dordogne quiere hacer que viajemos a una infancia que se ha diluido con el paso del tiempo. Cuenta con la fuerza de la expresión artística para conseguirlo en todas sus vertientes, no sólo en la apariencia visual. Y lo hace. Es narrativa, con pinceladas jugables como nexo de unión y nos hace pasar una tarde de verano muy recomendable sin más pretensiones que transmitir un mensaje… que no deberíamos olvidar al crecer.
Bueno
  • Expresividad audiovisual.
  • Variedad constante de quehaceres.
  • El mensaje a través de dos líneas temporales.
Mal
  • Sin reto y demasiado breve.
  • Control lento y torpe en ocasiones.
  • Integración 2d y 3d mejorable.
7
Bueno
Escrito por
Jugador de corazón, amante del arte y enamorado del metal.

¿Te ha gustado?

0 0

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no es necesaria. Los campos obligatorios están marcados *

Usted puede usar estos HTML Etiquetas y atributos: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

Contraseña perdida

Por favor ingrese su nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirá un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.

Registrarse