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Mar y Tina charlan sobre viejos conocidos en el cuarto episodio de Las Calamarciñas

El culebrón de las Calamarciñas sigue enredándonos más en su trama. El último capítulo de El Mundo de las Calamarciñas nos mostró a una Mar que trataba de volver a conectar con Tina aprovechando un día sin trabajo, y hoy, llega un nuevo episodio que narra cómo fue este día de esparcimiento compartido por las dos artistas. Una charla entre los dos personajes que sirve para poner un poco más en contexto de cara a Splatoon 2, sobre todo en lo referente a sus NPC…

¿Cuánto hacía que no visitaban el Centro Comercial Arowana juntas en su tiempo libre? Pasearon por nuevas tiendas y también por algunas de sus favoritas, disfrutando la tranquilidad de ir de tiendas. Tras ver todos los lugares que les interesaban, quisieron saciar un poco su apetito parando en una cafetería para almorzar. Mar pidió una hamburguesa, Tina un trozo de pizza.

En momentos como ese, la conversación acababa yéndose, naturalmente, a lo que habían estado haciendo últimamente. Intercambiaban historias sobre cosas ocurridas en el trabajo y cotilleaban sobre sus compañeros. Ambas estaban preocupadas, pero no querían cargarse el ambiente hablando de temas demasiado serios. Mar decidió mencionar que había visto a Tina en la cafetería esa mañana. Parecía que la había pillado por sorpresa, pero comenzó a hablar de su conversación con Adolfrito si pasar ni un detalle.

Parece que Adol ha dejado recientemente su trabajo en Calzapodi. Había sido el encargado de la tienda durante años, pero siempre había soñado con llevar su propio establecimiento. Un amigo le presentó una nueva oportunidad, y no dudó en ir a por ella.

“Espero que le vaya bien”, dijo Tina preocupada. “Siempre ha sido un poco impulsivo.”

 Según Adolfrito, Némona también había estado buscando un cambio. A decir verdad, ella nunca había sido una anémona sociable y parecía que había buscado llevar su tienda a la vieja usanza. Había estado muy ocupada recientemente, ayudando a decorar armas en la Armería Todotinta. Mientras más se empeñaba en ello, más sentía que encajaba en este trabajo a tiempo parcial.

“¿Crees que Némona y Jairo…?” dijo Mar emocionada.

“No puede ser,” contestó Tina sonriendo. “Es imposible.”

Al parecer, Jairo estaba muy ocupado planeando expandir la armería a un nuevo sitio. Tenía fichado un lugar clave en la parte de la ciudad donde las Guerras Territoriales estaban empezando a pujar fuerte.

“Este Jairo siempre ha tenido olfato para los negocios”, dijeron ambas.

La conversación se fue al Capitán Jibión, precisamente a que ninguna de las dos lo había visto recientemente. Es cierto que sus horarios las tenían demasiado ocupadas para hacerle una visita, pero no le habían visto asomar por donde acostumbraba. No había razón para preocuparse ya que los Octarianos se habían calmado, y pensar en su abuelo les hacía reír. Seguro que ese viejales aparecería tarde o temprano.

Siguieron charlando, y el tiempo se esfumó. Cuando se dieron cuenta de que el sol empezaba a ponerse, Mar y Tina decidieron volver a casa. Recordaron lo bien que se lo pasaban siempre que estaban juntas.

“Diversión” no es exactamente el término que lo definiría. Era más que eso, algo especial que hacía que sus corazones se llenasen.

Parecía que las nubes que estaba empezando a rodearlas hubieran desaparecido de repente…

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