Hace justo una semana estábamos en la Madrid Games Week 2019, el que se jacta de ser el mayor evento sobre videojuegos de España. Y puede que así sea, pero año tras año seguimos viendo que, si bien de músculo (espacio) va sobrada, sigue adoleciendo en cuanto a otras cuestiones que muchos a buen seguro agradeceríamos.
Este año MGW contaba con más pabellones que nunca, aunque había algo de truco. Realmente, dos de ellos eran como han sido siempre, con stands de Sony, Nintendo, Bandai Namco, Warner y alguna compañía dispersa más (faltó Microsoft y se notó). También contaban con tiendas de merchandising y videojuegos de segunda mano, un par de secciones amplias para artistas y la zona retro, o Retro World, que este año está donde se merece y ha sido uno de los rincones a visitar más interesantes del evento concentrando muchas y muy interesantes charlas pese a la calidad del sonido, bastante mejorable..
Los otros dos pabellones se reservaban para los eSports y los campeonatos más a pequeña escala, y eso está bien. Los campeonatos de Super Smash Bros. Brawl, Street Fighter II y decenas de juegos más se realizaban en una amplia y diáfana nave donde mayores y pequeños podían probar libremente los juegos que solo en horas puntuales se reservaban para manos expertas. Es verdad que faltó dinamización y algo de adorno en un espacio tan grande, pero si íbamos a jugar, que es de lo que se trataba, las opciones eran más que suficientes. En cuanto a los eSports, han conseguido en solo unos pocos años cubrir de espectacularidad a una industria que en España no acabamos de tomarnos en serio. Que Movistar, Vodafone, LVP y otros gigantes hayan adelantado por la derecha a empresas dedicadas exclusivamente al entretenimiento digital no habla demasiado bien de estas últimas. Si acaso Sony sí ha intentado dotar de un halo de superproducción sus últimas participaciones, aunque sin acabar de conseguirlo del todo.
Nintendo por su parte, que es lo que más nos toca aquí, sigue a su bola, con demos de juegos repartidas en unos stands no demasiado llamativos y dando bombo casi únicamente a Super Smash Bros. Ultimate. Por suerte, también hubo hueco para juegos que están por llegar, como Luigi’s Mansion 3, que además contaba con un photocall donde hacer un divertido montaje con nosotros y los fantasmas del juego, o Pokémon Espada y Escudo, del que poco más se puede decir. Sí resaltar que ambos juegos se ven de maravilla. Del de Luigi ya lo sabíamos, pero Pokémon gana enteros visto en persona. La demo que pudimos jugar, en un estadio, fue muy corta eso sí, y nos hubiera gustado poder recorrer los amplios parajes de Galar a nuestro aire aunque hubiera sido solo unos minutos.
Como cada año, caímos con alguna compra en la zona retro y también hicimos lo propio en la destinada a artistas. Era imposible resistirse a las láminas dibujadas por jóvenes talentos que nos hacer ver que en España hay calidad más que de sobra, solo hay que darles visibilidad. Incapaces fuimos también de no picotear en el puesto de Avalon Fortune, que este año contó con la inestimable ayuda de MakoMod, quien trajo consigo una Nintendo Switch personalizada por él mismo (de hecho, la acabó durante la feria) con motivos de The Legend of Zelda: Link’s Awakening.
Por supuesto y como cada vez se estila más, no faltaron tampoco los puestos de comida, tanto dentro como fuera del recinto gracias al acierto de los food trucks, sin olvidar el stand de Casa Tarradellas. ¿Quién puede decir que no a pizza gratis?
En definitiva, una jornada muy entretenida donde echamos en falta a muchas más desarrolladoras y editoras de renombre y sobre todo más producto nuevo. Es cierto que Microsoft y Sony, y muchas otras, están ya pendientes de la siguiente generación, la cual se acerca imparable aunque no lo queramos, por lo que se entiende que reduzcan su presencia. No es menos cierto que los eSports copen casi todas las miradas y que por ello merezcan una fuerte presencia, pero hay otro tipo de jugador que empieza a dejar de tener un por qué para acudir a una Madrid Games Week que ha ganado en espacio pero ha menguado en interés.
