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SINNER: Sacrifice for Redemption

En un mundo sumido en el caos, la oscuridad y el pecado, se levanta un joven guerrero, Adam, caído en la batalla, el cual busca salvar su alma y hacer que todo vuelva a ser como era antes. Para ello, tiene que hacer frente a los siete avatares del pecado y a un jefe adicional con el fin de redimirse.

¿Quién dijo que la redención era fácil?

SINNER: Sacrifice for Redemption no es un juego fácil, ni tampoco podemos encontrar en él una aventura para ir poco a poco perfeccionando nuestra técnica en combate o recoger objetos que nos hagan más fuertes. En este juego el objetivo es muy «sencillo»; lo único que tenemos que hacer es derrotar a los jefes que representan a los siete pecados capitales y a uno adicional para conseguir la expiación y salvar al reino de la depravación.

Esto se dice muy pronto, porque dominar este juego es una verdadera proeza. Ya desde el tutorial de combate inicial nos resulta difícil hacer frente a los enemigos, y eso que son de prueba, pero vaya si nos pueden machacar. Visto esto, no es de extrañar que cuando llegas al juego en sí y entras en materia, te encuentras con que los jefes son verdareramente poderosos, pero no imposibles.

Aquí es donde esta la gracia de SINNER: Sacrifice for Redemption; el tiempo que normalmente se dedica en un juego a ganar experiencia, avanzar en la trama o conseguir objetos, lo dedicamos a aprender a manejar al personaje. El sistema de combate es muy realista y requiere cierta habilidad en el manejo. Es aquí donde pasaremos el tiempo.

Domina el combate

Las acciones de combate son muy básicas. Por un lado, tenemos nuestras habilidades de uso ilimitado. Tenemos dos armas principales; con la espada corta y el escudo ganamos en velocidad y en defensa, mientras que el mandoble nos permite asestar potentes golpes, pero perdiendo agilidad. Con ambas opciones podemos defendernos de los ataques enemigos, con el escudo mejor que con el mandoble, e incluso podemos hacerlos retroceder y aprovechar la ocasión para asestar un golpe mortal.

Por otro lado, tenemos objetos que se recargan tras cada batalla y que sólo podemos emplear un número concreto de veces. Entre ellos, encontramos las pociones de vida, para recuperar la salud, potenciadores del ataque, que envuelven la espada en llamas u otras armas arrojadizas con las que atacar al rival sin acercarnos mucho, que son las lanzas y las pociones explosivas. Es fundamental que tengamos en cuenta dos aspectos clave, tanto para estas habilidades como para las de uso ilimitado. Si queremos defendernos y atacar correctamente debemos fijar el objetivo, para que la cámara lo enfoque directamente y nuestros ataques vayan donde tienen que ir, pues no podemos mover nuestro punto de visión. Al mismo tiempo, al luchar contra el rival, al correr por el escenario o al esquivar un ataque enemigo, perdemos puntos de nuestra barra de esfuerzo, es decir, no podemos correr eternamente.

Para recibir, hay que dar

Si el juego se llama SINNER: Sacrifice for Redemption es por algo. Antes de luchar contra cada avatar del pecado, tenemos que sacrificar parte de nuestros atributos, siendo un sacrificio diferente en cada batalla. De este modo, al luchar contra la avaricia, perdemos parte de nuestra barra de vida y esfuerzo; la envidia nos quitar suministros de nuestros objetos ofensivos; la pereza hace que cuando nuestra barra de esfuerzo se agote entremos en un estado de agotamiento extremo…

Otro de los elementos más llamativos e interesantes del juego son los gráficos y la ambientación. La historia sucede en un mundo lúgubre y gótico, decadente. Además, cuando nos enfrentamos a un avatar por primera vez, se nos cuenta una historia sobre cómo llegó esa persona a encarnar el pecado de turno. Para ello, se cambia a un modo ánime donde se relata toda la historia, siguiendo la estética oscura y siniestra. En la batalla, los gráficos no dejan nada que desear, es por ello por lo que el juego es algo «pesado» en lo que espacio en la consola se refiere.

En conclusión, SINNER: Sacrifice for Redemption es un juego que no ofrecerá una dinámica de juego clásica, porque, básicamente, se trata de derrotar a jefes y ya ¿Donde está la gracia? Pues en averiguar cuál es la mejor estrategia para vencerlos, puesto que si alguien es capaz de vencer a un jefe a la primera, tiene mérito. Tenemos que dominar a la perfección a nuestro héroe y saber qué es lo que va hacer el jefe en cada momento para poder sobrevivir y expiar nuestros pecados. Además, el precio que tiene por lo que ofece es adecuado, al venir acompañado de una estética y una calidad gráfica a la altura.

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