Shio es un juego que nos llega a Nintendo Switch de la mano de Coconut Island, quienes ya nos trajeron el genial Detention. Volvemos a estar ante un juego 2D de temática asiática aunque con un planteamiendo distinto en lo jugable – tan interesante como el anterior.
De lámpara en lámpara…
En un viaje en el que nos descubrimos a nosotros mismos, nuestro enmascarado protagonista recorrerá varios escenarios y algunos de sus sueños en un título con un trasfondo llamativo y muy complejo que sabe quedarse en un segundo plano. Es decir, por un lado tenemos lo jugable, pero si pulsamos el gatillo accederemos al diario en el que se van almacenando todas las memorias y piezas de información interesantes.
Al margen de lo llamativo del universo narrativo, el juego nos expone ante un desafío plataformero en dos niveles de dificultad, siendo distintos entre sí no solo en el reto sino en la cantidad checkpoints y de coleccionables y en las áreas de desafío, solo accesibles en el nivel díficil. Sea cual sea el nivel escogido, el viaje va a ser vistoso, con fondos que se pueden hacer un poco repetitivos a la larga, pero que lucen bastante bien.
El control de Shio es muy sencillo. Podemos saltar y utilzar una lámpara que actúa como doble salto si la utilizamos sobre otra lámpara del escenario. Esta mecánica nos irá poco a poco llevando a momentos en los que no podremos tocar el suelo y tendremos que avanzar con precisión mientras bolas de fuego y otros peligros nos acechan. Conforme se avanza en el juego se añaden nuevas ideas para darle posibilidades a este concepto, como plataformas temporales que podemos activar, pero en realidad consigue hacer algo bastante bueno con pocos movimientos.
El salto de luz de Shio
Todo en Shio gana mucho en movimiento. Algo que parece sencillo y del montón se vuelve algo adictivo, con cadenas de saltos que nos atrapan. No es muy largo, pero lo suficiente para que el paseo sea muy agradable sin durar un solo suspiro; y la posibilidad de rejugarlo en una nueva dificultad con más contenido resulta interesante. Para los más especialistas, existe un tiempo mínimo a batir para cada sección, por lo que los jugadores exigentes se encontrarán con la posibilidad de alargar la duración en busca de los mejores tiempos de cada sección rejugándola.
Como todo juego difícil, el ensayo y error está muy presente, pero el elevado número de puntos de control facilita las cosas y, aunque haya frustración, se reduce bastante. Además, el hermoso estilo gráfico nos encandilará más de lo que podemos pensar a simple vista, a lo que también ayuda la música ambiental. Y por si fuera poco, todo rinde bastante fluido, terminando así de hacer muy sugerente la representación del juego.
Shio es rápido, rejugable y bastante llamativo, aunque no es para todos. Se requiere un mínimo de habilidad para poder disfrutarlo y, pese que no llegue a ser uno de esos juegos con una dificultad del tipo de Super Meat Boy o Celeste, sí que ofrece un reto muy interesante y líneal (aunque hay por ahí algún que otro camino secreto). Para los que quieran conocer algo sobre la complicada historia, deben estar prevenidos ya que los textos están en inglés.