Maria The Witch, concebido en un primer momento para plataformas móviles, llega a nuestra Nintendo Switch de la mano de Naps Team.
Maria es una aprendiz de bruja cuya misión es muy clara: devolver las cartas robadas por Zaki y Mia a sus destinatarios. Sin embargo, aún es una novata y no es precisamente una maestra en el arte de la escoba. Deberemos acompañar a Maria en su búsqueda a lo largo de los diferentes mundos en los que la correspondencia ha sido esparcida.
Los comienzos nunca fueron fáciles
Lo primero que tenemos que afrontar cuando comenzamos el juego es, por supuesto, el tutorial. En esta primera toma de contacto ya empezamos a ser conscientes de que, efectivamente, manejar la escoba no es tarea fácil. Los controles a simple vista parecen sencillos: “A” para avanzar, “Y” para retroceder. Si queremos que nuestra escoba dé un giro de 360º, basta con mantener pulsado cualquiera de los dos, dependiendo de la dirección del mismo. Pues bien, estos dos botones se convertirán en tu peor pesadilla. Si has superado el tutorial con éxito, enhorabuena, te esperan grandes momentos de querer lanzar tu Switch por la ventana.
Con el tutorial realizado, nos adentramos en el primer mundo. Con 4 en total, cada uno de ellos cuenta con un escenario diferente, si bien dentro de un mundo es prácticamente el mismo a lo largo de todos los niveles. Nuestro objetivo al final de cada nivel, como en la mayoría de plataformas, será haber recolectado los items que nos encontremos por nuestro camino en el menor número de intentos posibles. Esto es, es esencia, monedas y cartas. Estas últimas deberemos introducirlas en los buzones que se encuentran a lo largo del mapa. Sin embargo, los diferentes obstáculos que nos encontremos por el camino no nos lo pondrán nada fácil. A modo de Flappy Bird, todo aquello que no sea el aire o el agua, será susceptible de ser chocado. Acabarás odiando con toda tu alma las nubes, los monstruos con aspecto kawaii y hasta el mismo suelo.
Despacito y buena letra
El peor enemigo que nos podemos encontrar en Maria The Witch es la desesperación. Creedme, habrá muchos momentos en los que os apetecerá estampar la consola contra el suelo. Contra esto, tenemos dos opciones, o apagarla, o respirar hondo y volver a empezar. Si optamos por la segunda opción, el juego nos llevará hasta el último punto de guardado. Estos son los únicos lugares seguros que existen a lo largo de las pantallas. Pero no cantemos victoria, ya que para poder volver a ellos necesitaremos monedas. Según avancemos en el juego, se volverán más difíciles de conseguir. En muchas ocasiones se encuentran en caminos alternativos al principal, por lo que tendremos que elegir entre arriesgarnos o seguir nuestro rumbo.
Estos puntos de guardado, o bien se encuentran muy alejados, o bien pegados entre ellos. No hay término medio. Como chocarte es algo habitual, podemos tirarnos un buen rato intentando pasarnos un mismo tramo. Si, para más inri, no disponemos de monedas, fundiremos la opción de “rebobinar”.
Para hacérnoslo un poco menos cuesta arriba, al principio de cada nivel podremos elegir entre tres power ups generados de manera aleatoria. Estas mejoras, tales como una brújula para localizar objetos, un imán… nos ayudarán en nuestro camino, aunque, en realidad, poca ayuda nos ofrecen.
¿Un homenaje a Studio Ghibli?
Cualquier fan del gran maestro Miyazaki puede captar a simple vista su parecido con uno de los personajes, el abuelo ladrón de cartas. La propia Maria está inspirada en la bruja Kiki -aunque sin gato-. Tanto los personajes como los fondos intentan imitar el estilo del famoso estudio japonés.
El encanto del juego está, precisamente, en esta estética que, al final, ni es original ni lo suficientemente atractiva. Los fondos al principio tienen un cierto interés, sin embargo, al poco tiempo se antojan poco dinámicos y monótonos. Si se trata de un homenaje, flaco favor le hace a la franquicia.
Otro de los grandes puntos fuertes de Studio Ghibli es su banda sonora. Por supuesto, sería absurdo pedirle a un plataformas la belleza y sensibilidad con las que cuentan estas películas, pero debería, al menos, cumplir su función. La música es, básicamente, un loop repetitivo y mal pensado que acaba talandrándote la cabeza. Teniendo en cuenta lo tedioso del juego, es muy probable sucumbir ante el aburrimiento.
La frustración está asegurada
Una de las grandes preocupaciones que surgen cuando se plantea llevar a las consolas un juego de móvil es, en definitiva, qué va a aportar nuevo. Maria The Witch es un producto claramente para dispositivos móviles, pasando por Nintendo Switch sin pena ni gloria. En esencia, es un port descarado y mal planteado.
Pueden existir defectos en la calidad gráfica, en la música tediosa, aspectos mejorables en la jugabilidad… Un título puede cojear de muchas maneras, pero lo que es imperdonable es que sea imposible de disfrutar. Aun sólo cuentando con 4 mundos, pasarse cada uno de sus niveles llega a ser una aventura tremendamente frustrante. En las lógicas de este tipo de plataformas, la línea entre divertirse y darse por vencido es muy fina. Maria The Witch cruza esa línea en numerosas ocasiones.
En definitiva, la estética japonesa e infantil del título llama nuestra atención a primera vista. Sin embargo, el juego no termina de arrancar. Es un perfecto entretenimiento para móviles, pero está claro que no es compatible con una consola como Nintendo Switch. A veces el problema no está en el juego, sino en la adaptabilidad a la plataforma. Pese a que la híbrida, por su naturaleza, admita muchos tipos de juegos, no debemos caer en el error de que todos sean válidos.
Todo lo anterior no quita que Maria The Witch pueda tener su público. Quizá haya alguien que encuentre los defectos de jugabilidad antes mencionados como algo positivo y logre disfrutarlos. Para los valientes: su precio es de 4,99€. No supone una gran inversión si conseguís acabar el juego con la consola de una pieza.