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Análisis de Final Fantasy IX

Final Fantasy es la saga J-RPG en occidente por antonomasia. Han sido muchos los juegos que han encandilado a sus seguidores a lo largo de quince entregas principales y numerosos spin-off de diferentes géneros. No todos los títulos han tenido ni la misma aceptación ni la misma repercusión, pero hay algunos de ellos que están considerados de los mejores de su género. Hoy hablamos de Final Fantasy IX, el favorito de su creador, que además se estrena con esta remasterización en una consola Nintendo.

Final Fantasy IX, el preferido de Sakaguchi

Final Fantasy es una saga que, pese a estar numerada, no suele tener relación alguna de historia entre sus entregas principales, más allá de compartir elementos comunes como parte del bestiario o las habilidades de algunos personajes. Sin embargo, podemos distinguir dos vertientes muy diferenciadas en la franquicia: los juegos en los que la magia, la fantasía y las armas blancas están al frente; y otra en la que la tecnología más avanzada muestra todo su potencial. Final Fantasy IX recuperaba la primera para volver a sus raíces tras varias entregas – muy aclamadas – que fueron por la segunda, de forma que así se convirtió en la experiencia de la saga que el creador de la misma siempre quiso hacer, siendo por tanto la convergencia final de todas sus ideas.

La historia de este juego nos lleva a ponernos en la piel de uno de los integrantes del grupo de teatro Tántalus, Yitán, y a él se unirán por diversos motivos o por el azar otros personajes memorables como el mago negro Vivi o el caballero Steiner. Algunos de ellos reflejan las clases típicas de la franquicia, mientras que otros resultan una mezcla peculiar de ideas. ¿Cuál es el objetivo que les une? Llevar a la princesa Garnet fuera de su país, por motivos oscuros que descubriremos más tarde.

La historia nos presenta varios dilemas sobre preguntas existenciales y profundiza en cada uno de los personajes, haciendo que les cojamos cariño a todos. Puede que al final haya giros de guion que descuadren un poco, pero el viaje de Yitán y compañía está lleno de momentos que nos harán reir, llorar, gritar y, sobre todo, pasarlo bien y desear ver qué ocurre a continuación o qué le ha ocurrido a otros personajes en algún momento. Dde hecho el juego a veces nos ofrece la posibilidad de ver lo que alguno de los miembros del equipo que no está con el grupo principal está haciendo.

¡Un buen juego, pífate!

En Final Fantasy IX nos espera una experiencia J-RPG clásica, con encuentros aleatorios y combates por turnos ATB (que permiten elegir acción tras rellenarse una barra). Las acciones habituales, como atacar, usar invocaciones o magia, están ahí además de otras que permiten combinar a varios personajes o sacar todo su potencial durante un tiempo.

Combates clásicos, pero bien ejecutados. No tiene una dificultad elevada para los expertos del género salvo en los jefes finales, pero las batallas tienen suficiente profundidad y variedad para que resulten interesantes y dinámicas. Además de luchas nos esperan mazmorras a explorar, ciudades y gentes a las que visitar y un ritmo de juego y personajes muy interesantes, aunque con muchos diálogos, para mantenernos motivados jugando durante muchas horas. Ya en función de nuestra habilidad y paciencia es posible que tengamos que recurrir a combatir repetidamente en una zona para subir de nivel y mejorar nuestras habilidades, algo muy propio de los J-RPGs de antaño.

Final Fantasy IX tiene también muy bien pensadas las introducciones de nuevas mecánicas, muchas veces relacionadas directamente con la historia. El ritmo de juego puede ser algo lento, pero es más rápido que otros RPGs actuales y en general resulta agradable de jugar. La música y los sonidos consiguen acompañar magistralmente a lo visual y para nuestra fortuna – dada la cantidad – todos los textos están en castellano y en HD.

¡Necesita un remake, páfate!

Esta versión del título incluye novedades que no estaban en el original. La primera es la más obvia, una remasterización a nivel visual, pero no de todos los elementos. Seguimos con un formato 4:3 de pantalla (con bordes), escenas cinemáticas a pocos FPS (y se nota) y con varios elementos secundarios y de fondo casi idénticos a como eran en su día. Por su parte, personajes, muchos elementos de fondo, menús y otros ajustes sí que resultan bastante agradables a la vista, teniendo en cuenta que esto es un remaster.

Otras opciones de interés están orientadas a hacer la experiencia más fácil, como un autoguardado (tras cada secuencia jugable) que va al margen de los ficheros de partida habituales. Se puede, en cualquier momento, pulsar + y aumentar la velocidad de la partida, eliminar los encuentros aleatorios y activar mejoras en batalla. Estas opciones pueden también revertirse en cualquier instante. Otras, que pueden activarse desde el menú, incluyen la posibilidad de llenar nuestra cartera al máximo o conseguir maestría de habilidades. Todas son opcionales y, pese a que la tentación está ahí, no hay por qué usarlas.

Sin embargo, pese a sus muchas novedades, el juego sigue siendo el mismo que era hace dieciocho años, con lo pensado que estaba para PS1. Esto supone que el guardado manual es lento, que las batallas tardan en empezar desde que “entramos” en ellas hasta que realmente aparecen los personajes (lo que se traduce en aguantar una pantalla negra durante más de 10 segundos mientras la música de batalla está sonando) y otros pequeños detalles del ritmo de la partida y los combates que difieren mucho de lo que se estila actualmente.

Es de agradecer que por fin los usuarios de Nintendo puedan jugar a este clásico sobresaliente que tan buenas críticas recibió en su momento y que es, para muchos, uno de sus títulos favoritos de la saga. Sin embargo, no se puede evitar tener la sensación (tras valorar la experiencia) de que lo ideal para traer esta joya al panorama actual sería un remake y no un remaster. No es necesario que sea algo como lo de Resident Evil 2, sino que algo más ligero a lo Secret of Mana o con el acabado de I am Setsuna sería más que fantástico. ¡Square Enix, escúchame por favor!

Resumen
Una joya del pasado que llega a día de hoy con añadidos para facilitar la experiencia o hacerla más rápida. Sin embargo algunos elementos a día de hoy resultan lentos y poco adeccuados para la forma de jugar actual, por lo que lo que pedimos a gritos es un remake (no necesita ser puntero) de esta obra para que sea experimentada por nuevos jugadores de la mejor forma posible.
8
Notable
Escrito por
Pikmin de nacimiento y strawhard de corazón, colecciono monedas DK por diversión.

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