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Dandara

No paran de llegar juegos interesantes a nuestras Nintendo Switch. Algunos pasan desapercibidos y otros llaman nuestra atención como ha sido el caso de Dandara. Un juego con aroma clásico pero que introduce un aroma fresco a un concepto que parecía inamovible. Sigue leyendo para saber qué vas a encontrarte en Dandara.

Sabor clásico

Dandara es un juego de acción, exploración y muchas plataformas en dos dimensiones. En concreto, pertenece al género de los metroidvanias, nombre acuñado por los dos títulos que sentaron cátedra a este tipo de experiencia. Las referencias son claras, pues las sensaciones que despiertan al ponerse a los mandos de Dandara son muy similares a los de aquellos juegos.

Lo que diferencia a Dandara de todos sus compañeros de género es su mecánica de salto. Aquí el salto no es una habilidad o uno de los tantos movimientos de nuestro personaje. Esta mecánica de salto, que nos obliga a saltar en una dirección opuesta a la que nos encontramos para desplazarnos, nos permite movernos por las paredes y techos de los escenarios. El salto constituye el eje central de la jugabilidad, pues a partir de ella dos desplazamos por el entorno y sirve como base para mecánicas originales que dotan de frescura al título.

Nuevo concepto

Dandara cuenta con su propia arma, una pistola capaz de lanzar rayos de luz. Con ella nos enfrentamos contra todas la criaturas que pueblan el mundo de Salt, las cuales nos superan en número en todo momento y nos encaran en todas las direcciones. Enfrentarse a todas puede ser algo complicado, y más si tenemos en cuenta que para disparar el rayo hay que recargarlo previamente, pero merece la pena pues tras ser derrotadas desprenden sal. Además a medida que avancemos desbloqueamos ataques secundarios que nos facilitan las cosas.

Los jefes también merecen una mención especial pues protagonizan los momentos más memorables del juego, sacando todo el jugo a la peculiar jugabilidad. Por desgracia estos se cuentan con los dedos de una mano.

Para pulgares fuertes

Dandara es un juego difícil en el sentido de que tenemos que recorrer grandes distancias del mapeado de forma muy repetida. A lo largo del juego nos encontramos con una serie de campamentos, que constituyen los puntos de guardado en Dandara, y además no superan la decena. Si morimos reaparecemos en el último campamente en el que hemos estado. Y os aseguramos que vamos a morir muchas veces.

A las repetidas muertes hay que sumar que con cada muerte perdemos toda la Sal que hemos acumulado hasta el momento. Pero no está perdida por completo, ya que el eco de nuestra alma permanece inmóvil en el mismo lugar donde fallecimos por última vez. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer tras reaparecer en el campamente es volver al último lugar donde perdimos la partida, porque si volvemos a morir esta vez sí que perdemos la Sal de manera definitiva. Esta Sal tiene una función importante, pues hace de moneda de cambio en Dandara, pues con ella podemos mejorar nuestros parámetros (salud y ataques mágicos) en los campamentos.

¿Qué me cuentas?

En cuanto a la historia de Dandara, esta nos cuenta la eterna lucha del bien contra el mal. Esta tiene muy poco peso en la historia por lo que la totalidad del interés que despierta el juego recae en la exploración y en la jugabilidad pura y dura.

Se puede intuir también el intento de contar algo más, como una especia de fábula sobra la libertad de expresión o sobre el predominio de los nuevos medios de comunicación sobre los más clásicos. A pesar del intento, lo cierto es que no se llega a entender o se hace de manera muy vaga haciendo que pase muy desapercibida.

Salado pero dulce

Gráficamente lo cierto es que Dandara no luce tanto. Utiliza una estética pixelada para recrear todo su mundo de tal manera que respire un aroma retro bastante forzado. Y las pegas que encontramos no solo provienen del estilo gráfico empleado, sino que también encontramos cierta falta de coherencia en el diseño general, como si las diferentes piezas no terminasen de encajar. Aun así, cuenta con numerosos detalles y aspectos bastantes interesantes que consiguen equilibrar la balanza.

En cuanto al apartado sonoro, la música es evocadora por momentos. Si bien es cierto que no consigue brillar durante todo el tiempo de juego pero sí que sabe poner el punto sobre la í en los momentos que son necesarios. Artísticamente Dandara es un juego bastante agridulce.

Hemos tardado más de 9 horas en conseguir el 90% de todos los secretos y superar la historia de Dandara. Una vez superado podemos continuar explorando hasta el mapeado hasta encontrar todos los cofres, lo cual no nos llevaría mucho más.

Premiamos la innovación en un título que se inspira mucho en grandes clásicos. A pesar de habernos encontrado varios aspectos mejorables también reconocemos que hemos permanecido pegados a la pantalla de principio a fin. Esto no ha sido casualidad,  sus propias normas han dejado un hueco digno en el género que harán que las acciones de Dandara no sean olvidadas.

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