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Análisis de Vitamin Connection

Los juegos exclusivos de las consolas tienen un aura especial ya sean grandes desarrollos first party o pequeños juegos arcade de terceras, como en el caso que nos ocupa. WayForward, por deseo expreso de su director, James Montagna, trae a la híbrida Vitamin Connection,  un entretenido juego de habilidad sencillo pero lleno de virtudes, sobre todo jugables.

El poder de las vitaminas

En Vitamin Connection nuestro objetivo estará claro: eliminar a bacterias y virus que comprometen la buena salud de sus huéspedes, una adorable familia, perro incluido, tan activa como peculiar.

Para ello tomaremos el control de una cápsula tripulada por Vita-Boy y Mina-Girl y, como en Viaje alucinante o en El chip prodigioso, nos introduciremos en el cuerpo de los miembros de esta familia para, literalmente, luchar desde dentro. Esto es algo que haremos de dos formas: con habilidad al esquivar y puntería al disparar.

La habilidad será necesaria para, al más puro estilo Kuru Kuru Kururin de Game Boy Advance, evitar al inclinarnos a izquierda o derecha las paredes de los conductos corporales, pero, a diferencia de en aquel juego, esta vez manejaremos nosotros la inclinación de la nave. También podremos movernos hacia delante más o menos rápido y elegir qué camino tomar en las bifurcaciones, pero poco más.

La puntería nos vendrá bien tanto para acabar con las bacterias y virus que nos topemos por el camino, a las que aniquilaremos con el rayo vitamínico, como para apuntar a pequeños puntos que contendrán vida, ya que esta se irá restando al chocarnos con lo que sea, ya sean enemigos, fibras o las propias paredes. Las fibras que os comentamos, por cierto, se rompen aplicando tensión sobre ellas, es decir, inclinando la nave hasta que una de las puntas corte y abra camino, pero no será el único obstáculo. A medida que avancemos en el juego, que ya os adelantamos no es demasiado largo, y cambiemos de huésped,  habrá nuevos enemigos (no especialmente variados, eso sí) y también nuevos obstáculos, que por suerte podremos sortear gracias a que iremos ganando habilidades, como el gancho, que se controla con el sensor de movimiento de los mandos y sirve para agarrar y arrastrar bloques y más. Al acabar, por cierto, habrá sorpresa en forma de cambio de tornas.

Eso será no obstante lo que haremos la mayor parte del tiempo, pero no lo único, porque Vitamin Connection es lo suficientemente variado como para no llegar a resultar repetitivo prácticamente nunca, aunque sí tendréis esa sensación cada vez que limpiéis un órgano infectado (normalmente 3 por cuerpo) y tengáis que volver por el mismo camino que ya habíais recorrido solo que a mayor velocidad. Por suerte, será habitual que un mismo tramo tenga alguna que otra desviación haciendo así más ameno tanto el viaje de regreso como el de evacuación (por arriba o por abajo, sí). Para sacarnos de este bucle de caminos 2D y disparos a microorganismos patógenos están los minijuegos, uno diferente por cada órgano a sanar. Aquí la mecánica cambiará casi por completo y tendremos que enfrentarnos a minijuegos de habilidad, baile, reflejos, coordinación… Y cuando completemos el nivel, el minijuego se añadirá al menú de inicio.

Un mundo de colores y a dobles

Si Vitamin Connection puede presumir de tener una jugabilidad equilibrada y adictiva, aunque por momentos resulte algo fácil ya que morir es muy complicado, también puede presumir en el plano visual y sobre todo si hablamos de su divertido modo para dos jugadores, auténtica alma de un título que resulta también satisfactorio en solitario.

Empezando por la parte gráfica, esta es sencilla pero muy resultona, con un estilo a lo Rhythm Paradise para los dibujos así como para las animaciones de inicio, final y entre fases. Color y mucho humor para unas presentaciones de niveles bien animadas.

En lo musical otro tanto, con melodías alegres de acompañamiento a las que por otra parte tampoco creeremos prestar especial atención pero que seguramente y tras pasar un rato jugando tararearemos sin darnos cuenta. Voces, eso sí, en inglés las pocas que hay.

Llegamos así al multijugador, totalmente offline, donde con una pareja de Joy-Con nos basta y sobra para exprimir todo su potencial (los colores y forma de la nave no son casuales).

Si decidimos jugar así, la coordinación será clave, ya que uno moverá la nave arriba, abajo y a los lados y disparará y el otro la rotará y apuntará. Parece más complicado de lo que en verdad es, y una vez acostumbrados incluso facilitará las cosas.

Sin duda, un juego a tener en cuenta por los aficionados a los juegos rápidos y de habilidad puros que puedan jugar acompañados, aunque insistimos, solos, ni tan mal. Un poco corto eso sí, y que haya que desandar el camino no invita a rejugarlo una vez pasado (ya habremos visto 2 veces el recorrido, ida y vuelta); por lo demás, te hará pasar un muy buen rato.

Resumen
Un juego divertido de esos que cada vez hay menos y encima exclusivo. Bien en todos sus apartados destacando lo importante, lo jugable. Quizás un pelín corto, aunque al acabarlo hay sorpresa, y por momentos muy fácil. Los minijuegos sorprenden por cantidad y variedad.
7.5
Bueno
Escrito por
Señor Bichos para ti.

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