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Análisis de Trüberbrook

Descubre los misterios que esconde el pueblo de Trüberbrook en una aventura artesanal.

Da gusto encontrar con un juego que desprende mimo y cariño solo con mirar algunas de sus imágenes y eso es lo que nos pasa al ponernos a los mandos de Trüberbrook, el título que nos toca analizar hoy. Todos los escenarios que vemos en el juego han sido creados a mano en forma de maquetas y han sido llevados al videojuego creando entornos que casi se pueden tocar. Veamos qué más esconde este juego.

https://www.youtube.com/watch?v=Xhkhj4npxpA

Vacaciones en el alejado pueblo de Trüberbrook

La historia de Trüberbrook comienza cuando nuestro protagonista, un joven físico llamado Hans Tannhauser, gana un premio para pasar un fin de semana con todos los gastos pagados de un concurso en el que no recuerda haber participado en el pueblo que le da nombre al juego. Cuando llegamos el pueblo nos encontramos un lugar en decadencia, que ha sido abandonado por la mayoría de sus habitantes, envuelto en un triste pasado y lleno de misterios.

Como en toda aventura gráfica que se precie, en Trüberbrook contamos con escenarios que investigar, personajes interesantes con los que dialogar y puzles que resolver. El título cuenta con una sencilla interfaz en la que se han simplificado las cosas para hacer del juego más accesible. Nuestro personaje se mueve libremente por el escenario con la palanca de control y, seleccionando los objetos del escenario, se dirige automáticamente hacia ellos.

Contamos con un botón que refleja en pantalla todos los objetos con los que podemos interaccionar y otro botón que despliega un inventario donde se muestran todos los objetos que hemos ido recolectando sin que podamos manipularlos ni hacer nada con ellos. De hecho, ese es uno de los problemas que encontramos en Trüberbrook: la automaticidad con la que se resuelven las situaciones sin hacernos partícipes de ellas más allá de conseguir los objetos necesarios.

No todo es bonito

También contamos con un comando de acciones entra las que podemos elegir las siguientes al interacionar con los elementos del escenario: descripción del objeto, tocar/coger el objeto, emitir los pensamientos de Hans sobre ese objeto para registrarlos en su grabadora o utilizar un objeto.

A pesar de las buenas intenciones que muestra el título la experiencia se ve lastrada por una falta de ritmo y en dedicarle el tiempo a temas banales tanto para la historia como para la diversión del jugador en general. Resulta cargante ver cómo se le dedica tiempo a cosas que no aportan nada y luego que los temas realmente interesantes sucedan con una velocidad pasmosa. Y también está ahí la sensación constante de no saber qué hacer en ocasiones porque no se ha sido claro, haciéndonos dar vueltas por los escenarios hasta dar con lo que buscábamos por casualidad.

Hecho a mano

Visualmente Trüberbrook es fantástico, una bella alegría para nuestros ojos. Todo lo que vemos en pantalla desprende mimo y cariño. Se podría asegurar que este apartado es el que da todo el valor a la obra, destacándose del resto de componente de manera sobrada. Una muestra de que existen formas mejores de hacer las cosas.

En cuanto al apartado sonoro, este es una montaña rusa. En ocasiones es espléndido, logrando abrazar lo visual y formando un uno inquebrantable. Otras veces cae en lo anodino y pasa totalmente desapercibido. La aventura nos da para unas 6 horas de juego donde al final lo más interesante de Trüberbrook es contemplar los bellos escenarios que se han creado para la ocasión y que lucen de maravilla frente a un desarrollo algo tosco.

Trüberbrook es el ejemplo perfecto para demostrar que un exquisito apartado artístico no puedo tirar de toda la obra hacia delante por sí sola. El desarrollo se siente torpe e incluso innecesario en varios puntos en el que ha faltado una mejor cohesión a la hora de juntar todas las piezas. Se trata de un juego disfrutable para los amantes del género más acérrimos, pero sin duda donde más se disfruta es contemplando la obra de arte que nos han dejado en forma de escenarios.

 

Resumen
Una aventura con un aspecto artístico sobresaliente, cuya experiencia queda mermada por un ritmo desigual.
7
Bueno

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