Daedalic es una de esas empresas que se ha ganado el corazón de los jugadores de aventuras gráficas, tanto por sus desarrollos (Deponia) como por otros que han publicado, como Anna’s Quest. Children of Silentown es la siguiente obra que publican, que nos llega además en perfecto castellano con fuentes de distinto tamaño (algo muy de agradecer) y con un aura que resultará familiar a los seguidores de películas como Coraline o Pesadilla Antes de Navidad..
Bienvenidos a Silentown
En la tranquila ciudad de Silentown algo está pasando. La gente habla de monstruos del bosque y algunos habitantes desaparecen sin dejar rastro. Es algo a lo que la gente se ha acostumbrado, especialmente los adultos. Nuestra protagonista es Lucy, una joven aventurera que quiere investigar un poco esta extraña situación.
La narrativa está bien hilada y es la que podemos esperar de un título así, con un aire de terror y ternura (lo que suele llamarse spooky en inglés), pero con un tema que puede tener toda la seriedad que le queramos dar. Como juego estamos ante una aventura gráfica con controles adaptados para movernos, pero con interacciones con otros personajes y con un inventario clásico para utilizar objetos para resolver puzles.
Una característica muy interesante de Children of Silentown es el uso de canciones que se van aprendiendo a medida que avanzamos. Con cada una de ellas podemos conseguir algo especial, como puede ser información adicional de la gente o ver lo que ha ocurrido en un lugar con anterioridad. Es uno de los pilares para volver a visitar lugares junto con los objetos y lo hace bien, pues el escenario en sí no es muy grande y estos factores ayudan a que volver a pasar por un lugar tenga un aliciente.
Cosas nuevas y problemas del pasado
Uno de los elementos que más frustra a un jugador e los títulos de aventura, sean del tipo que sea (incluso novelas visuales), es que en ocasiones no se puede avanzar a menos que se haya hablado cierta línea de diálogo con un personaje o que se haya usado algo en un lugar específico, lo cual al final crea una linealidad en una zona aparentemente abierta. Aquí es algo que ocurre también y eso nos lleva a ensayo y error con todo el inventario en ocasiones (que por suerte nunca está muy lleno).
Y como buena aventura gráfica, las decisiones en las conversaciones o en ciertos momentos están presentes. Estas opciones son similares entre sí y afectan levemente a los diálogos y a las relaciones entre personajes, pero no al devenir final (algo abrupto) de la historia, que solo cambia en la decisión que tomamos en el final del viaje. No obstante, explorar es bueno no solo para avanzar, sino también para conseguir coleccionables.
En cuanto a los puzles, encontramos tanto los clásicos de uso de objetos como otras situaciones de rompecabezas (al más puro estilo Layton). El nivel de dificultad no es muy elevado aunque en ocasiones nos haga pensar, pero es adecuado para un título que no tiene sistema de pistas y que busca ser completado por un amplío rango de jugadores.
Más de 7 horas nos esperan en Children of Silentown, o algunas más para los que quieran conseguirlo todo o volver a jugarlo de nuevo. El viaje es bonito y agradable, al igual que su estilo artístico (tanto el visual como el sonoro), que sabe hacerse notar. Como aventura no reinventa la rueda, no es demasiado compleja y tiene sus más y sus menos, pero al final consigue dejar un buen sabor en general.
