El nuevo año de análisis comienza con uno de esos juegos especiales de 2023 que no pudimos jugar en su momento pero que ahora sí podemos traeros. Hablamos de Chants of Sennaar, una propuesta perfecta para los amantes de la deducción y de las particularidades de las diferentes lenguas del mundo.
Aprender por imitación
Sin ningún tipo de contexto previo, nos encontramos a nuestro protagonista en un lugar en el que la gente le habla en un idioma extraño y tiene que avanzar hacia delante usando su cabeza. Cada personaje o cartel que encontramos nos presenta una serie de símbolos para explicarnos una idea, y nuestro deber es crear la pertinente traducción al castellano (sí, el juego está localizado y de una manera soberbia).
Nuestro avance nos lleva a realizar algunos puzles clásicos, pero la gran mayoría de ellos se basan en interpretar las diferentes lenguas que aprendemos (sí, nos esperan varias de ellas) para así poder mover unas piedras de cierta manera, ir a cierto lugar o pulsar los interruptores oportunos.
La manera de aprender los diferentes vocabularios es simple, pues cada vez que oímos una palabra, esta aparece en nuestro diario, y nosotros podemos (con el teclado que se abre en pantalla) asignarle el significado que creemos correcto en función de lo que hemos visto. Al inicio del juego vemos varios iconos que se refieren a abrir, cerrar y puerta respectivamente, por lo que cuando tenemos una idea clara, lo anotamos. Una vez que avancemos un poco más, el juego nos ofrece una serie de elementos visuales para que asociemos lo diferentes símbolos, y una vez que lo asociemos correctamente, esa palabra queda aprendida para siempre.
Chants of Sennaar te hace sentir inteligente
Resulta muy interesante que una vez que tenemos una previsión del significado, cuando nos habla un personaje podemos ver cómo quedaría el mensaje, y cuando ya lo tenemos confirmado lo vemos hasta perfectamente conjugado en nuestro idioma. Además, a nivel lingüístico hay un trabajo sorprendente, no solo porque cada lengua tiene ciertos rasgos en los trazos de sus símbolos, sino porque cada una de ellas utiliza símbolos con elementos comunes para, por ejemplo, referirse a un verbo.
Las diferentes comunidades (cada una de ellas con su zona semiabierta) que visitamos tienen su propia lengua, su propio acercamiento a cierta divinidad y unos escenarios con un color central y un diseño arquitectónico diferente, lo cual sirve para darle una mayor identidad a cada población. Es más, los escenarios y el estado de cada uno de ellos nos aporta un valor narrativo en la escala social y relación que hay entre los diferentes habitantes del mundo.
En el juego no existen manuales, ni guías ni nada. Es el jugador el que construye su entendimiento y luego lo comprueba, y se siente realmente bien ver que se llevaba razón en cierta hipótesis. Y cuando llega el momento de crear traducciones entre miembros de diferentes comunidades, uno se siente todavía más poderoso al crear asociaciones incluso aunque no haya una equivalencia 1:1 (por el vocabulario disponible que tenemos) para que el mensaje del emisor sea comprendido sin problemas por el receptor.
Chants of Sennaar puede completarse en algo menos de 10 horas, pero ya es cosa del ritmo y habilidad de cada uno si ese número baja o sube más. Su atmósfera narrativa funciona bastante bien y atrapa, el final deja con buen sabor de boca y su sistema jugable resulta adictivo (y sencillo una vez se comprende su uso). Quizás haya alguna ida y venida de más por los escenarios y unos pequeños aspectos de sigilo que no convenzan a los que solo vinieron por los puzles (a pesar de ser bastante sencillos), pero es imposible que el público objetivo de este juego salga defraudado con él.
Versión del juego analizada: 1.0.2
