Portada » Análisis » Análisis de Bravely Default II

Análisis de Bravely Default II

Los videojuegos han evolucionado mucho durante su reciente historia. Uno de los géneros que suele ser mirado con nostalgia por no pocos es el rol, en especial el procedente de Japón. En los años noventa gozó de su época de mayor esplendor, con empresas como Enix y Square a la cabeza. Sin embargo, este apogeo se vio reducido a finales de la década siguiente, entrando también en escena desarrolladoras americanas y europeas que dieron un giro de tuerca al género con experiencias diferentes. Con todo ello, estos juegos procedentes del país nipón no han desaparecido en absoluto y sus desarrolladoras, como era de esperar, también han sabido actualizarse y tomar nuevas direcciones. Persona es buena muestra de ello. Además de estas propuestas renovadas no faltan tampoco otras que de vez en cuando nos devuelven el aroma de los grandes clásicos. Bravely Default II es uno de estos casos.

Treinta años después del lanzamiento de auténticos leviatanes que marcaron un género y generación, nos llega un título que, si bien no pretende tener el mismo impacto en la industria, sí logra su cometido: ofrecer una aventura actual con sabor clásico, al más puro estilo de la era de los 16 bits o 32 bits. Una receta tradicional elaborada con técnicas de cocina moderna. El resultado en ese sentido es más que positivo aunque, intencionado o no, arrastra algunas de las dolencias características de dichos títulos, al mismo tiempo que descuida aspectos importantes que ensombrecen el resultado final.

Reminiscencias de un género y una época

Al igual que ocurre con sagas como Final Fantasy, esta entrega de Bravely Default no es una secuela directa de los juegos de Nintendo 3DS, aunque su numeración así lo sugiera. Estamos ante una nueva historia que no tiene continuidad alguna con ellos, pero que sí hereda su jugabilidad. De esta forma, no es un requisito completar los anteriores para entender este.

Ahondando en su argumento, esta es es otra de esas historias arquetípicas que desde un primer momento nos hacen sentir en casa, pues todo nos es familiar. Luz y oscuridad, héroes y villanos. Nuestro equipo está constituido por cuatro personajes que guardan relación con cuatro piedras elementales y de las cuales depende el equilibrio de esta región. Si bien cada uno de ellos tiene una meta particular, se ven obligados a unir fuerzas para reunirlas, pues a consecuencia de su desaparición los diferentes reinos se han visto arrastrados al caos, poniendo en riesgo a sus habitantes y entorno.

Si algo puede decirse del desarrollo de la historia es que es lo suficientemente interesante como para prestarle atención, pero no ofrece demasiada intriga o sorpresas al respecto, si bien hay alguna que otra. Es por ello que este no es precisamente uno de sus puntos fuertes, de hecho cuesta mucho adentrarse en ella más de lo necesario, como puede ser por ejemplo hablando con los habitantes de las ciudades. Algo que además se acentúa con el paso de las horas. Teniendo en cuenta el género ante el que estamos y los juegos y sagas a los que rinde homenaje, esto supone un claro punto en contra. La narrativa debería brillar notablemente y dejarnos algún que otro momento para el recuerdo, pero desgraciadamente no es así.

Bravely Default II

Nintendo vuelve a regalarnos un trabajo de localización repleto de detalles, aunque los acentos regionales caen en tópicos que en ocasiones desentonan.

En este mismo sentido, los diálogos acaban sintiéndose cargantes y en la mayoría de las ocasiones se hace palpable que se trata de relleno. Bravely Default II también cuenta con un sistema de diálogos opcional entre los miembros del equipo, que nos aparece en determinados momentos y podemos ver sí así queremos. De manera general no aportan mucho, pero sí que ofrecen un toque simpático y nos permiten sintonizar más con cada uno de los personajes. Aunque conforme avanzas es probable que acabes obviándolo tras comprobar su poco calado. Además, gran parte de este interés se debe al trabajo de localización, que dota de mayor personalidad a sus personajes, pese a que en algunas ocasiones se incluyen acentos regionales algo forzados o demasiado cliché que pueden sacarte de la experiencia. Como consecuencia, ninguno de nuestros cuatro héroes llega a conquistarnos, algunos de ellos tienen sus momentos, pero todos acaban pasando sin pena ni gloria ante nosotros.

Oda al combate por turnos

Para quienes ya disfrutaron de las dos entregas publicadas en la portátil tridimensional, pocas novedades van a encontrar en los combates ahora. Y esto no es en absoluto nada negativo, pues da más y mejor. Este es un título de rol por turnos cuyo elemento más distintivo se encuentra en el sistema del cual coge el nombre la saga, las acciones bravely y default. Mientras que con bravely podemos adelantar varios turnos y ejecutar diferentes acciones consecutivas, hasta cuatro, con default adoptamos una posición defensiva y guardamos un turno para más adelante. Esto añade a los combates un ritmo muy diferente y que es de agradecer dada la cantidad de enfrentamientos por los que tenemos que pasar.

Bravely Default II

Quienes ya disfrutasen de los originales pocas explicaciones necesitan ahora, mientras que los que se adentren por primera vez no tardaran mucho en familiarizarse.

Junto a eso, Bravely Default II cuenta con el ya conocido sistema de trabajos, los cuales hacen las veces de clases y han sido ampliados. Cada personaje puede tener dos trabajos, uno principal y otro secundario. La particularidad de estos reside en que ofrecen distintas fortalezas y debilidades y que al adquirir experiencia crecen en nivel junto al del personaje, solo el asignado como principal, desbloqueando con ello habilidades activas que usar en combate y pasivas que afectan incluso fuera de este, como puede ser indicar el número de cofres que quedan por abrir en la zona. Por ejemplo, el trabajo Vanguardia es idóneo para el uso de hachas y absorber los ataques de los enemigos y sus habilidades están orientadas a ello.

Este sistema de trabajos, desbloqueados al conseguir asteriscos, resulta clave en el juego ya que de la correcta asignación y desarrollo de los mismos radica el éxito en los enfrentamientos. Además, como los asteriscos son obtenidos mayoritariamente tras derrotar a sus portadores, jefes finales, suponen un aliciente para lanzarnos contra ellos y nos abren la puerta a nuevas estrategias al desbloquearlos. Esto por ejemplo acaba con problemas de juegos de este corte en el que el cambio de clase es inviable o se penaliza demasiado. Si en un momento dado sientes que la combinación no encaja puedes cambiar y probar una nueva o retomar otra en la que habías avanzado. No sientes perder el tiempo en este sentido y es muy dinámico.

Bravely Default II

La gestión de los trabajos y el equipo es muy intuitiva, sin abusar de opciones y ofreciendo un buen abanico de posibilidades.

Solo podemos deshacernos en halagos ante el sistema de combate, uno de los más robustos y gratificantes que recordamos dentro del género. Es muy fácil hacerse con él y dispone de un buen nivel de profundidad. Permite leer muy bien los combates y recompensa el detenerse a establecer buenos planes de ataque. Un elemento a mencionar también es la habilidad especial, que progresivamente adquieren los protagonistas y se activa ante determinadas condiciones, lo cual acaba marcando en cierta medida nuestra estrategia. Con todo ello, vemos una vez más como una vez rebasado mínimamente el nivel de los enemigos o con determinadas combinaciones de trabajos, en algunas zonas los combates pueden reducirse a solo unos pocos movimientos automatizados en los que uno o varios personajes desatan toda su fuerza.

Barreras de cristal

Y ya que hablamos de ello, es necesario destacar varios aspectos que no deben ser pasados por alto, en especial para aquellos jugadores que se adentren en la saga por primera vez o esperen más innovaciones.

Por un lado, la dificultad es tal y como recordamos en juegos del género de antaño, un aspecto que alegrará a muchos de sus seguidores más acérrimos. Pero el hecho de que deje escoger una dificultad no te ha de hacer pensar que la aventura puede ser más asequible, no hay concesiones al respecto. Los cambios que ofrece este selector, disponible en todo momento, tienen un impacto no tan elevado como puede presuponerse. Si una zona se te atasca en dificultad normal no va a cambiar mucho si lo pones en fácil. Eso sí, su mayor complejidad y problemas en este sentido está en los jefes finales. No hablamos de un reto destacable si has hecho antes los deberes, pero a los combates se les hubiera agradecido que fuesen más cortos y un poco más dinámicos. Nos gusta toparnos con desafíos que pongan a prueba nuestra habilidad, pero tras enfrentamientos muy breves contra enemigos normales rompe demasiado el ritmo destinar más de quince minutos a uno solo, sobre todo cuando pasamos casi todo el tiempo ejecutando prácticamente una misma secuencia de ataque, curas y resurrecciones aparte.

Bravely Default II

Existe una fina línea entre dificultad y repetición, muchas veces la diferencia entre victoria y derrota no la marca la estrategia sino la experiencia de los personajes.

Y es que no es solo una cuestión de dificultad, pues más allá de establecer una buena estrategia resulta crucial subir el nivel tanto como sea posible para hacerles frente. La consecuencia de ello está en pasar más tiempo de lo divertidamente concebible enfrentándonos a los enemigos de la zona para estar preparados. No obstante, la posibilidad de acelerar los combates y repetir movimientos anteriores hace que esto sea menos fatigoso, pero se echan en falta más opciones o motivación al respecto. No es la primera vez que un juego, más aún de este género, nos hace ser constantes en este sentido y poner una dedicación extra, pero puede que no a todos les acabe divirtiendo. De igual manera que en Animal Crossing tienes que ser constante y destinar mucho tiempo a recoger frutas, cazar insectos o pescar, aquí tienes que enfrentarte a enemigos para lograr tus objetivos, aunque este camino a recorrer no es tan gratificante y se siente demasiado forzado. La necesidad de aumentar la experiencia tienen como punto positivo el que puede aprovecharse para explorar las mazmorras y escenarios, sobre todo para buscar todos los cofres. Pero como contrapunto está el hecho de que al final acabas haciendo acopio de una buena cantidad de objetos y dinero, resultando por ello muchas veces los mercaderes o el sistema de compra y venta innecesarios.

Este tema va muy de la mano de otro de sus problemas, que ya se mencionaron en anteriores entregas y que es la sensación de repetición. El juego se encuentra organizado en capítulos y a grandes rasgos se rigen bajo una estructura narrativa y jugable muy similar. En primer lugar, llegamos a una zona en peligro y con nuevos enemigos que pegan un salto notable en dificultad en comparación con la anterior. Tras diferentes idas y venidas con los problemas de sus habitante ya conocemos las fortalezas y debilidades de los enemigos autóctonos y hemos dado con la estrategia idónea. Por último, toca subir niveles hasta que la experiencia que ganemos alargue en exceso la escalada de niveles y, ya sí, plantarle cara jefe o jefes finales. Esto, que en sí no tiene que ser un elemento perjudicial, al sumarse con los problemas anteriormente mencionados hace que el juego presente un ritmo muy irregular.

Bravely Default II

Las opciones de velocidad y repetición de movimientos están ahí, pero no son suficientes para que la subida extra de niveles sea anecdótica.

De igual manera que no se le puede exigir a muchos juegos un modo que rebaje su dificultad y se traicione con ello la experiencia para la que fue concebido, aquí tampoco debería hacerse. Sin embargo, cuando esta complejidad se realiza de forma artificiosa obligando a combatir por combatir casi de forma mecánica, el problema es radicalmente diferente. Por ello, no se puede obviar este punto, pues en algunos casos esta reiteración camuflada de dificultad podría suponer una barrera infranqueable.

Un viaje que entra por los ojos

Más allá de ir directos a completar el objetivo principal, Bravely Default II dispone de un mundo que explorar en el que se encuentran distribuidas una buena cantidad de misiones secundarias. Estas se basan en su gran mayoría en hacer de recadero, muchas veces de forma tan excesiva que es irrisorio, derrotar a determinados enemigos o recuperar algún objeto. Nada especial y sin historias interesantes detrás que motiven a completarlas, como sí acostumbramos a ver en otros títulos de rol. Sin embargo, a su favor se puede decir que no llevan mucho tiempo resolverlas y ofrecen recompensas que nunca están de más. De hecho, es posible ir abriendo todas las misiones secundarias que encontramos a nuestro paso y conforme avanzamos en la trama ir completándolas al ver que están cerca de nuestra posición. Solo algunas, muy pocas, permiten ahondar más en nuestros cuatro héroes u ofrecen algo más que la media.

Bravely Default II

Algunos de los paisajes son realmente llamativos y elementos como la niebla nos han impresionado incluso desde el modo portatil.

Su mundo no guarda demasiadas sorpresas que motiven a rebuscar, más allá de los cofres o enemigos especiales que ofrecen un reto mayor y están pensados para volver a ellos más adelante. De misma forma, se echa en falta un mayor cuidado en su diseño, sintiéndose los escenarios, en especial las mazmorras, muy lineales y simples. Cualquier mínimo atisbo de puzle se desvanece al estar todo marcado en pantalla, hasta los interruptores. Pero no por ello podemos decir que viajar por su mundo resulte menos placentero. La belleza de sus coloridos paisajes y de los cuales hay que destacar que ofrecen un sistema de noche y día y permiten interactuar, por ejemplo cortando la hierba alta, contrarrestan estos problemas. Mientras que en las ciudades encontramos unos diseños dibujados a mano repletos de calidez a los que siempre nos encanta regresar. Los diseños de los monstruos son otro aspecto a destacar, aunque en cuanto a personajes hay claros y oscuros con este particular diseño chibi, que no desentona pero sí que de la forma con la que ha sido llevado a la alta definición llama menos la atención que los originales de Nintendo 3DS. La banda sonora, una vez más de la mano de Revo, termina de conquistarnos con unas composiciones que nos acompañan en todo momento y crean una atmósfera idónea.

En lo que respecta a su rendimiento, el juego se encuentra pulido y ofrece cuanto se puede pedir a Nintendo Switch. No hay ni que decir que donde mejor rinde y más brilla es desde el dock, pero en portátil funciona a la perfección. En nuestro caso hemos disfrutado de Bravely Default II en su mayoría de esta última manera y, aunque en determinados momentos se vean las costuras con algún tirón o popping, no hay demasiadas pegas que poner al respecto, la experiencia no se ve afectada por ello.

Bravely Default II

Es de obligado cumplimiento usar la vista panorámica en las ciudades.

Una aventura de rol clásica para lo bueno y no tan bueno

Es posible que tras leer todas estas líneas parezca que son demasiados los problemas con los que lidia Bravley Default II y que el resultado está lejos de la calidad esperada, pero no es del todo así. Sus combates son efectivos como pocos y el sistema de trabajos es uno de sus puntos fuertes. Es fácil familiarizarse con él, favorece el probar estrategias nuevas y supone un gran aliciente para avanzar en el juego. Si tenemos además en consideración su apartado artístico, no hay más que decir para lanzarse a por él. Sin embargo, la necesidad de destinar muchas horas a subir niveles o unos combates contra jefes finales que al superarlos te pueden hacen sentir agotado más que satisfecho, son cuestiones a tener en cuenta. En su mayoría se tratan de males de la época que rememora y que hoy desentonan con mayor fuerza, echándose en falta más esfuerzos para superarlos. Ser fiel a tus raíces es más que elogiable, pero eso no impide tener espíritu crítico y una mayor ambición que de igual manera permita rendir homenaje actualizando algunos de sus aspectos que peor han envejecido.

Se ha perdido la oportunidad de realizar un cambio significativo en lo jugable que refleje realmente su numeración y salto generacional, de igual manera que en otras sagas hemos visto. Se han facilitado y agilizado los aspectos erróneos, despreocupándose otras cuestiones fundamentales, algunas ya reclamadas con anterioridad. Un ejemplo de dicho despiste se encuentra en la falta de fuerza de su argumento, algo que tiene una menor justificación y acaba haciendo que en su conjunto se aleje de lo que Bravely Default nos ofreció en su día.

Resumen
Bravely Default está de vuelta con una entrega que contentará a los seguidores del género por su jugabilidad, pero que falla al ofrecer una historia a la altura.
8
Notable
Escrito por
Player, amiibo de mis amiibo y miembro 1999 del club de fans de John Boy.

¿Te ha gustado?

0 0

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no es necesaria. Los campos obligatorios están marcados *

Usted puede usar estos HTML Etiquetas y atributos: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

Contraseña perdida

Por favor ingrese su nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirá un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.

Registrarse