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Análisis de Bloodroots

¡Que no quede ni uno!

Llega a nuestras Nintendo Switch el título independiente Bloodroots, un juego de traición, venganza y sangre. Siguiendo la estela de otros juegos del género, tipo Hotline Miami o Mr. Shifty, nos encontramos ante un Yo contra todos de tomo y lomo, en el que usando elementos del entorno tenemos que acabar con nuestros enemigos. ¿Logrará Bloodroots destacar dentro de un género en el que abundan propuestas?

Bloodroots es un juego de acción, en el cual tenemos que superar una gran cantidad de pantallas aniquilando avalanchas de enemigos que se nos echan encima sin cesar al mismo tiempo que usamos los medios del entorno para sobrevivir.

La historia nos pone en el pellejo de Mr. Wolf, un bandido que es traicionado y asesinado por su propia banda. Mr. Wolf recibe una segunda oportunidad, que emplea para vengarse, aunque sea lo último que haga. El juego a nivel de historia, como de trasfondo, toma como referencia a grandes obras como Kill Bill o El renacido, resultando interesante y llamativa a pesar de ser un género que no lo necesite como premisa.

Una de las características únicas de la jugabilidad en Bloodroots reside en la capacidad de utilizar casi cualquier elemento del entorno como arma. Aunque esto es algo que ya se ha podido ver en otros títulos, lo llamativo aquí está en la cantidad y variedad. Encontramos objetos de diverso tipo como: zapatos, jarrones, palos, ruedas, armas blancas y de fuego, barriles, bolas de nieve, cadenas de presos, escaleras… Así hasta llegar a más de medio centenar por lo menos. Y lo más peculiar de todo es que cada arma se controla de una manera determinada.

Ríos de sangre

Otra de las cosas que más me han sorprendido de Bloodroots es su elevada dificultad, incluso para el género. Si bien, es uno de esos juegos en el que no paramos morir y volver a intentar cada tramo, de cada fase, las veces que haga falta, pero aquí se busca cierta perfección y dominio de las armas a las que tenemos alcance como no se ha visto antes con tal de dejarnos avanzar.

Si bien, parte de esta dificultad en Bloodroots viene dada por su jugabilidad sin frenos, en donde hay que moverse tan rápido y predefinir nuestros movimientos con tanta anticipación como sea posible. No podemos pararnos y a esto se suma que los enemigos se abalanzan sobre nosotros sin dejarnos un respiro, y nuestro dominio de todas las armas que se encuentran en el entorno debe ser impecable, las cuales se manejan en su mayoría de una manera propia, e incluso algunas cuantas con características totalmente diferentes.

No obstante, el juego hace gala de unos molestos bugs (que nos han dicho que irán resolviendo) que dificultan nuestra tarea y repercute en el resultado final en nuestro divertimento. No solo se trata de fallas gráficas, que las hay, sino que repercuten directamente en la jugabilidad. En un juego tan ágil como este, en que no podemos no tener clara cual será nuestro siguiente movimiento ni un segundo, no se puede tolerar que el juego no responda bien a nuestros movimientos.

Violencia cartoon

En cuanto al apartado gráfico, Bloodroots hace gala de un apartado gráfico único a la par que lleno de contrastes. Su diseño animado contrasta con su carácter violento, en donde cada puñetazo, cada golpe, cada decapitación está adornado con colores y animaciones caricaturescas. Se podría decir que su carencia de ambición gráfica, pues no es un título puntero en lo gráfico, se ve compensada con ese viaje a los metrajes de animación de los años 70s.

En lo sonoro, el título está a buen nivel, con melodías ágiles de estilo western, que hace muy buena compañía a esa jugabilidad dinámica sin frenos. La duración de Bloodroots ronda las 8 horas, y dado su carácter rejugable, nos invita a repetir fases para mejorar combos y por tanto nuestra puntuación. Presenta un ranking mundial de cada fase.

Ciertamente se nos hace difícil recomendar Bloodroots a todo el mundo. No son pocas sus virtudes al contar con ideas tan llamativas tanto a nivel gráfico como de trasfondo, y una jugabilidad, que si bien no es muy profunda, adquiera una nueva dimensión al ofrecer tantas posibilidades y variedad de situaciones. Aun así, su alta dificultad por encima de la media del género y, en especial, los numerosos bugs que juegan en nuestra contra, desequilibran una balanza que no termina de hacer un término medio entre diversión desenfrenada y frustración. Es un buen título con buenas ideas, pero le falta pulido.

Resumen
Se nos hace difícil recomendar Bloodroots a todo el mundo. No son pocos sus virtudes al contar con ideas tan llamativas tanto a nivel gráfico como de trasfondo, y una jugabilidad, que si bien no es muy profunda, adquiera una nueva dimensión al ofrecer tantas posibilidades y variedad de situaciones. Aun así, su alta dificultad por encima de la media del género y, en especial, los numerosos bugs que juegan en nuestra contra, desequilibran una balanza que no termina de hacer un término medio entre diversión desenfrenada y frustración. Es un buen título con buenas ideas, pero le falta pulido.
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