Muchas horas en caída libre, sobreviviendo a la tormenta y descargando fusiles en enemigos. Así ha comenzado el verano para los poseedores de Nintendo Switch, donde Epic Games al fin lanzó Fortnite: Battle Royale en la consola híbrida.
Éxito incontestable del año, la experiencia vivida en la post-apocalíptica isla nos ha grabado bellas postales en la retina, habiendo realizado un recorrido turístico por emblemáticos lugares rodeados de balas y vertiginosas construcciones rudimentarias.
Nuestras maletas vienen cargadas de recuerdos y, tras un puñado de actualizaciones con nuevo contenido y mejoras en estabilidad, es el momento de trasladar nuestra opinión sobre este corto período vacacional. ¿Se merece las cinco estrellas? No, aunque las veces en las que volveremos a lanzarnos en picado desde el autobús serán incontables.
https://youtu.be/Ett_M2rl89M
Vistas agridulces a la isla
El funcionamiento de Fortnite: Battle Royale es conocido por todos. Cien jugadores parapetándose desde un autobús flotante con el objetivo de ser el único en pie tras superar las adversidades que la naturaleza le propone. Sí que cabe destacar que el modo campaña, Salvar el mundo, no se encuentra disponible en Switch, afirmando Epic Games que no tienen pensado, por ahora, su lanzamiento en la híbrida.
Aclarado el panorama, comenzamos con la miga de este análisis: ¿cómo se ejecuta Fortnite: Battle Royale en Switch? Son muchas las fotografías que hemos hecho a la isla y, a pesar de las bellas postales, el sabor es agridulce.
A pesar de su aparente simplicidad, Fortnite es un título gráficamente resultón. Ambientación colorida y simplista para un título con la supervivencia por bandera donde Epic Games, padres del motor Unreal Engine 4 que calza Fortnite, saben perfectamente cómo exprimirlo. Sin embargo, son diversas las situaciones que empañan los constantes viajes a la isla.
Texturas más planas, iluminación recortada, prescindir de reflejos… Son sacrificios que hemos visto en otros ports para ajustar su funcionamiento a Nintendo Switch, algo asumible debido a las cualidades técnicas de la consola. Sin embargo, resulta más incómodo el popping en vuelo, donde a distancias medias-largas los elementos aparecen bruscamente; o el movimiento entrecortado de los jugadores nada más caer del autobús, paliado tras una reciente actualización del título de Epic.
Tras una primera fase de vuelo, el recorrido en tierra se siente mejor, donde exceptuando la misma situación de movimiento entrecortado en situaciones ocasionales y a larga distancia de los jugadores, el rendimiento del título es mejor. Sin embargo, cabe destacar el mejor funcionamiento en modo portátil, sintiéndose extrañamente peor en modo sobremesa. Esta situación puede deberse a problemas de optimización, pudiendo ser fácilmente solucionado en actualizaciones posteriores.
Finalmente, Fortnite: Battle Royale se ejecuta a unos muy robustos 30fps. Esta cifra puede sonar maldita en un título del calibre de Fortnite: un shooter frenético donde la fluidez es tan esencial como obligatoria. Sin embargo, la tasa de refresco es más que suficiente para jugar de forma cómoda al título, siendo disparar y construir igual de eficiente que en el resto de plataformas.
Constantemente actualizado
Una de las grandes virtudes de Fortnite: Battle Royale ya visto en el resto de versiones: su constante inclusión de contenidos y actualizaciones.
Epic Games sabe que debe cuidar de su monstruosa comunidad de jugadores, y por ello semanalmente actualiza su título con ajustes de armas, escenarios, nuevos (y caros) elementos cosméticos y, ante todo, el paso del tiempo en una isla que cada semana añade prácticamente cambios.
Desde nuevos escenarios hasta pequeños guiños, la isla está en constante evolución. El meteorito inaugural de la temporada 4 fue un mero aperitivo de la amenaza villana que se cierne. Recientemente un misil fue lanzado desde la base enemiga y ha fracturado el cielo. ¿Traca final para la temporada?
Y todo esto gratis, porque Fortnite: Battle Royale no conlleva coste alguno. Sin embargo, su experiencia se amplía gracias al Pase de Batalla, una pequeña inversión de 10€ que proporcionará a sus compradores decenas de cosméticos (desde trajes hasta picos y parapentes), emoticonos y los nuevos grafitis entre otros.
Para su obtención, se deberán superar misiones semanales para ir obteniendo puntos con los que subir el nivel del pase. Hasta cien niveles desbloqueables en diez semanas de duración cada temporada. ¿Habrá que pagarlo cada temporada? No necesariamente, ya que entre las recompensas hay paVos, la moneda in-game y que se podrán invertir parte de ellos en costear un nuevo pase a cambio de no derrocharlos en tienda, a lo que hay que contener nuestros impulsos consumistas ante el pico más brillante o el baile de moda.
Notable pero mejorable
Epic Games brinda a Nintendo Switch un port de su juego estrella notable y muy disfrutable en modo portátil. Con las mismas características que el resto de consolas, los jugadores de la híbrida no tienen nada que envidiar del resto de versiones, excepto un insalvable sacrificio en lo técnico.
El margen de mejora es evidente, a destacar ciertos aspectos gráficos como el indeseable popping y, sobretodo, el movimiento entrecortado de los jugadores en determinadas situaciones. Aunque en general, el rendimiento del título es bueno, con una tasa de refresco estable.
Las posibilidades de juego cruzado con XBOX ONE, PC y smartphones y la portabilidad son los principales reclamos de una versión a seguir puliendo en sucesivas actualizaciones, en un juego cuyo fenómeno está lejos de agotarse gracias a la labor de Epic Games por continuar alimentando su título.
