Polygod es un juego roguelike de disparos en primera persona, ambientado en un mundo low-poly inspirado en la obra artística de Chirico, con una dificultad endiablada y siete mundos, generados al azar, que recorrer. ¿Interesado en la obra del estudio Krafted Games?
Vida o muerte en el mundo de los dioses
En Polygod tienes que demostrar tu valía y, para ello, habrás de superar las pruebas impuestas por las siete deidades. Consisten en atravesar un escenario generado aleatoriamente y derrotar al jefe final. Los escenarios se generan con una semilla (seed) que podemos guardar así que, aunque sean aleatorios, una vez los hemos visitado podemos guardarlos si nos gustan o si queremos compartirlos con algún amigo.
Los escenarios están diseñados en un estilo low-poly, sin texturas, solo con colores. En principio, es un estilo artístico agradable pero, claro, el nivel de simpleza es tal que se hace repetitivo al poco tiempo de estar jugando. Además, es difícil diferenciar NPCs de enemigos y el diseño de todos los personajes, en general, es absurdamente ridículo.
Por si fuera poco, todo este universo está ambientado con una música repetitiva y no demasiado inspirada, con algún momento de lucidez pero empleada dentro del juego de forma muy funcional y monótona.
Roguelike a muerte en Torrelodones
Ser un juego de tipo roguelike implica que la muerte es permanente y habitual. Todo lo que hagamos durante la partida se esfumará cuando un enemigo acabe con nuestra vida, cosa que no será complicada debido a la altísima dificultad de Polygod.
Podemos disparar, saltar y obtener mejoras para nuestro personaje (bendiciones). Las mejoras a veces traen algún efecto secundario no deseado pero, en general, sin ellas es imposible avanzar demasiado. Se consiguen en los altares de Gaia, esparcidos por el escenario, a cambio de las almas de los enemigos que hayamos ido derrotando.
El juego permite el control con el giroscopio o sin él. En general, es algo tosco pero funciona. Se parece a los juegos de disparos que estaban de moda a principios de siglo, como Quake. Obviamente, este tipo de juegos se maneja mucho mejor con ratón y jugarlo con mando da un poco de grima. Gran parte de la extrema dificultad radica precisamente en controlarlo con gamepad.
Polygod, un juego a medio cocinar
Sin embargo, aunque podéis observar que Polygod no me gusta especialmente, todavía no he llegado a la peor parte. El juego de Krafted Games, a pesar del nombre de la desarrolladora, está a medio cocinar. Parece una beta, con todo lo de las semillas por ahí, con el menú súper confuso y con una elección de botones impensable en un juego serio.
El botón B llama al menú y la primera opción del menú es Salir del juego. Olé. No había visto nada igual, una verdadera declaración de intenciones.
Se dispara con el botón ZR y se salta con el ZL, mientras que el botón A sirve para hablar con los NPCs o los altares. Ningún otro botón es empleado en este maravilloso título.
Además, hay un enemigo que explota. Hace una explosión no demasiado aparatosa en la lejanía. Sin embargo, te ha golpeado.
Los enemigos te persiguen y lo más probable es que caigan en fosos si no vuelan. Sin embargo, siempre saben dónde estás y disparan en tu dirección. Siempre que estés en su rango, claro.
Los tiempos de carga son absurdamente largos para lo poco que hay que cargar. Además, el Polygod incluso sufre de ralentizaciones.
En definitiva, si queréis una experiencia de juego similar, pero mejor hecha, os recomiendo que juguéis a otros como Immortal Redneck, un juego que sí parece acabado y que es mucho más variado y entretenido, siendo también muy difícil. Por 15 € se me hace muy difícil recomendar Polygod a nadie, aunque seguro que tiene su público gracias al control old-school y a la dificultad endiablada.