Ha llegado a Nintendo Switch una de las sagas de videojuegos más made in USA que os podáis echar a la cara. ¿Os gustan los programas tipo Transportes Imposibles, Rutas Mortales o Camioneros del Hielo? Entonces estáis de enhorabuena, porque Spintires: MudRunner – American Wilds es eso mismo hecho videojuego, solo que con barro, mucho barro.
Born in the USA
Spintires: MudRunner – American Wilds es, grosso modo, un simulador de cargar camiones y transportar estas cargas en terrenos plagados de baches, tierra y sobre todo barro. El hecho de que sea precisamente eso, un simulador, hace que elegir cualquiera de sus 30 vehículos disponibles, entre todoterrenos, camiones y otros más especializados, como grúas móviles, cambie radicalmente nuestra forma de conducir, ya que no todos contarán con bloqueo diferencial (hace que todas las ruedas giren por igual) o tracción total a las 4 ruedas, teniéndonos que conformar solo con delantera o trasera; y eso en según qué condiciones puede hacernos la misión prácticamente imposible.
Además de poder elegir estos ajustes, también podremos usar el freno de mano, tocar la bocina e incluso dar las luces, ya que habrá ciclo dinámico día/noche. Eso sí, tened siempre en cuenta que cada variación que hagamos influirá sobre nuestra manera de conducir; cada ayuda que activemos, cada remolque que coloquemos o cada pequeño tronco que carguemos, afectará a la estabilidad, el peso y, sobre todo, el gasto de combustible de nuestro camión.
Así, habrá veces que os compensará más desactivar la tracción a las 4, como en superficies más duras, y otras donde lo suyo será activarla, aunque gastemos 20 litros a los 100, y es que a nadie le gusta tener que dejar tirada una bestia de varias toneladas en mitad de un camino enfangado. Otra opción a la que recurriréis mucho será la del cabestrante, ese cable que se engancha, por suerte, a cualquier parte y que os arrastrará hasta la salvación. Sin embargo, no podemos olvidar que estamos ante un simulador, por lo que el peso de nuestro vehículo o de este más la carga hará que no siempre todas las opciones sean válidas; habrá ramas que se partan e incluso troncos que se caigan al no poder aguantar nuestro peso. ¿La solución a eso? Si jugamos en modo casual, porque hay dos modos, ese y experto, será la de reiniciar el camión en nuestro garaje, pero si queremos hacerlo bien siempre podremos remolcar un camión con otro, y aquí es donde entra otro de los grandes protagonistas de Spintires: MudRunner – American Wilds: el escenario.
De Siberia al norte de EE.UU.
Si bien los más de 30 vehículos pertenecen todos a marcas reales como son Western Star, Hummer o Chevrolet, las localizaciones dudamos que tengan su equivalente en el mundo real, aunque no por ello desmerecen en exceso. Desde Siberia hasta el norte de Estados Unidos, frío, hielo y nieve frente a barro, sea como fuere, el juego no nos lo pondrá fácil en ninguno de sus 10 mapas de historia o en sus 11 mapas de desafío.
En todos ellos habrá un denominador común: el estancamiento. Quitando algún todoterreno o alguna máquina creada ex profeso para ese entorno, será demasiado habitual verse atrapado por el fango. No dudamos de que sea algo común en esa clase de terrenos, pero el juego abusa de esa situación y hace que nos preguntemos cómo han sobrevivido las gentes del lugar si tienen que atravesar una odisea similar cada día. Claro que, por otra parte, las pequeñas poblaciones que nos encontremos estarán completamente vacías. Pueblos fantasma que no hacen sino contribuir a esa sensación de vacío que acompaña en cada una de las localizaciones. Si bien la parte gráfica está bastante cuidada en Spintires: MudRunner – American Wilds, con un motor de colisiones envidiable, daños visibles y mecánicos en los vehículos, buenos efectos de agua y sobre todo una física del terreno que hace que cada huella dejada por nuestros neumáticos modifique el camino, no podemos decir lo mismo de la ambientación, donde hectáreas y hectáreas de pinares se mezclarán con pantanos y zonas nevadas haciéndonos creer que no estamos sino en un decorado que se repite una y otra vez y donde solo cambia el fondo, que es precisamente a donde no podemos ir.
Esa sensación de vacío, que no de soledad, se acrecienta con unos efectos de sonido que, al parecer, quedan relegados a los producidos por nuestro camión y al crepitar de los árboles al pasar junto a ellos, o por encima, vaya. Estamos en medio de la naturaleza pero nadie lo diría, y tampoco habría estado mal añadir alguna emisora de radio; no pedimos ya poder sintonizar las nuestras propias vía Internet como sí hace, por ejemplo, Euro Truck Simulator, pero que al menos hubiera habido alguna, aunque fuera de música country.
Una vida solitaria y llena de desafíos
MudRunner nos propone 3 maneras de jugar, 3 modos en los que invertir decenas de horas y que satisfarán tanto a quienes busquen un desafío extremo como a quienes simplemente les llame la atención esta clase de juegos.
Su modo un jugador es el más exigente de todos. Antes de empezar elegiremos si afrontarlo de una manera más dura o algo más casual, así como qué vehículos usaremos de inicio. No os preocupéis, según vayáis descubriendo el mapa más coches se sumarán a vuestra colección y podréis, y deberéis, alternar entre casi todos ellos.
Las misiones que se nos proponen suelen ser similares y consisten en cargar troncos o bidones en nuestro camión, en limpiar el pantano, etc. El cómo las abordemos ya será otro cantar. Tendréis que preocuparos por el estado del vehículo y de la carga y también de repostar; o podréis mandar un camión cisterna a donde os encontréis.
Las posibilidades son muchas y nadie hará un recorrido igual a otra persona. Habrá quien use un Jeep para desbloquear el mapa y luego mande un camión a cada aserradero o quien haga todo con el mismo camión pero llevando un remolque mayor; eso sí, por vías “principales” si quiere sobrevivir. De una manera tardaremos más y de la otra tomaremos más riesgos, todo depende de vuestra pericia al volante y de vuestro sentido de la orientación, porque aquí hay mapa y brújula pero no GPS, lo máximo que podremos hacer será marcar nosotros los puntos a los que queremos dirigirnos creando así una suerte de ruta que se marcará en pantalla.
Dado que esto es así, echamos mucho en falta el poder poner el mapa sobrepuesto en la pantalla de forma traslúcida, ya que si queremos consultarlo la única opción será pausar el juego, con la consiguiente pérdida de tiempo que acarrea, y es algo que haréis constantemente.
El otro gran modo de Spintires: MudRunner – American Wilds es Desafíos. Se trata de 11 misiones, más cortas que las del modo un jugador y también mucho más llevaderas. Los objetivos no difieren en demasía, pero siempre recibimos alguna ayuda visual (nos perderemos menos) y además cuenta con varios objetivos secundarios que podremos cumplir o no y que dan un extra de variedad y de sentido del humor (hay que pisar calabazas, espantar aves, usar solo la vista de cabina…) del que carece el modo principal.
Cuenta, asimismo, con una modalidad de juego multijugador, ya sea en línea o en local con varias consolas y varias tarjetas de juego, donde el hospedador elegirá el mapa y el resto podrá ayudarle a cumplir los objetivos. No tenemos cómo comunicarnos con los otros camioneros que decidan venir a echarnos una mano, pero al menos las partidas que hemos echado han sido fluidas.
En cualquiera de las 3 modalidades tendréis 62 logros a completar y estos serán de lo más variado. No os darán recompensas por hacerlos, pero alargarán ya de por sí amplia vida útil de un juego que puede resultar vacío, repetitivo y absurdamente complicado para algunos y desafiante y tremendamente cuidado en el comportamiento de las máquinas para otros.
Si sois de los del segundo grupo, perdonadle la poca variedad de escenarios y el abandono que parecen haber sufrido estos y tratad de jugar con cabeza a un título inusual y que, además, nos ha llegado con su gran expansión americana.