Existe una línea muy fina entre una aventura con puzles y una aventura gráfica. A veces convergen, pero otras veces no. TOHU es uno de esos juegos que tiene elementos de ambos géneros, pero más del primero, puesto que los diálogos y el trueque de objetos están en un segundo plano mientras que los puzles propiamente dichos nos esperan en cada pantalla.
TOHU: Un cubo y una… ¿Switch?
En este juego acompañamos a la Chica (literalmente) y a su amigo Cubus (que vive colgando de su cabeza) en un viaje en el que tienen que reparar el motor supremo, una especie de reliquia que ayuda a que los diferentes planetas pez que hay en el espacio puedan sobrevivir. Para ello habrá que conseguir herramientas y otros objetos, aunque poco a poco el viaje se complicará.
La forma de proceder es avanzando a través de los distintos planetas. Cada uno de ellos tiene varias pantallas interconectadas que podemos recorrer casi libremente con el fin de resolver los puzles que tengamos a nuestra dispoisición, y también coleccionando tarjetas de animales mecánicos. Hay libertad de exploración en los planetas (dentor de su pequeña dimensión) pero el avance entre unos y otros es lineal. No es un juego muy largo, y se hace agradable mientras dura.
Su control viene derivado de PC totalmente. Es decir, tenemos un puntero en la pantalla y marcamos los objetos con los que queramos interactuar, o arrastramos los de nuestra mochila para utilizarlos. Puesto que puede ajustarse la sensibilidad del puntero, y que no hay ningún puzle que requiera mucha velocidad, no hay problema una vez nos hacemos al puntero-stick, salvo cuando tenemos que escalar o bajar de superficies, que se hace algo lento y tedioso. Eso sí, si jugamos en portátil podemos usar la pantalla y seguramente ganar en velocidad (aunque verlo en TV tiene su encanto).
Muy cuidado en lo artístico
El progreso en general es interesante y va de menos a más en cuanto a dificultad, aunque puede haber algún que otro puzle que resulte mucho más complejo que el resto. En cualquier caso, la sensación de superación es satisfactoria y todo el juego nos va premiando mientras descubrimos rarezas de su mundo. Lástima que esas rarezas quedan sin ser explicadas del todo cuando vamos finalizando la aventura.
La peculiaridad de TOHU reside en que la Chica y Cubus pueden cambiarse en cualquier momento (se habría agradecido un botón para ello), y es posible realizar acciones con uno de ellos y no con el otro. No está explotada del todo esta dinámica, pero funciona bien y añade un puzle al avance en sí mismo, resultando interesante y ofreciendo algo de variedad no solo en posibilidades, sino también en protagonistas.
En lo audiovisual es donde TOHU no solo destaca, sino que brilla con luz propia. Es un juego que no solo cuida lo que hay en pantalla, sino también las pequeñas animaciones, pequeños detalles y la expresión y voces de los personajes. La música de Cristopher Larkin (Hollow Knight) es la guinda a ese pastel artístico para que nos sumerjamos de lleno en este mundo. Eso sí, también hay sombras, como algún glitch de sonido que puede ocurrir al subir escaleras con Cubus, que cierto reloj que no aparezca bien colocado o que a veces los subtítulos (blancos) no se distinguen bien con el fondo.
TOHU es bonito, es innegable. Más allá de su excelente cubierta, tenemos un juego de aventura y puzles no muy extenso en duración pero con mucho potencial. Nos deja con ganas de conocer más sobre su mundo y nos consigue atrapar de inicio a fin. Algunos aspectos de control y ciertos puzles pueden hacer que el “flow” jugando se pierda un poco, pero es un juego muy recomendable para los que disfruten con el género.