Desde que la escena indie interrumpió en el panorama videojueguil no han parado de aparecer juegos que experimentan con diferentes conceptos jugables. En esta ocasión, aparece por sorpresa en nuestras Nintendo Switch la última vuelta de tuerca en lo que a controlar el tiempo se refiere, pues como no podía ser de otra forma, justo antes de que termine el año llega Timelie para seguir demostrando que no todo estaba inventado.
Rebobine otra vez, por favor
En Timelie somos una niña que despierta en unas extrañas instalaciones altamente custodiadas de las que debemos escapar sin detectadas por los robots que la vigilan. Sin más trasfondo que este, nos adentramos en un juego de puzles e infiltración en el que una niña indefensa cuanta con la habilidad de controlar el tiempo para superar las adversidades.
El concepto de controlar el tiempo del que hace gala Timelie consiste en adelantar y rebobinar el tiempo, como si de un reproductor de vídeo se tratase, con el fin de observar las acciones y eventos que suceden en cada pantalla. De esta forma debemos planificar nuestros movimientos para no ser detectados, empleado una coordinación digna de un ninja pues no podemos alterar ningún acontecimiento por nuestra cuenta.
No tardaremos en hacernos amigos de un gato, que nos será de imprescindible ayuda, pues posee la habilidad de distraer y atraer a los robots. Esta es la única forma de alterar lo que pasa en la escena, pero mucho ojo, pues debemos solicitar su ayuda con cabeza.
In Time
En cuanto al apartado artístico de Timelie, este emplea una técnica minimalista para recrear los sucesos de nuestra fuga. A nivel general resulta bastante simple y no está a la altura del potencial de su jugabilidad. Lo mismo pasa en lo sonoro, cuyas composiciones ambientales pasan bastante desapercibidas.
En cuanto a la duración del título lo cierto es que se nos ha hecho corto, y no lo decimos porque nos ha durado unas 6 horas, sino porque nos lo hemos pasado tan bien, nos ha resultado tan llamativo su concepto jugable, que el tiempo se nos ha pasado volando. Por desgracia se trata de un título sin incentivos para su rejugabilidad pues no hay objetivos secundarios y pierde algo de gracia al conocer la resolución de los puzles.
Timelie es uno de los tapados del año y no es de extrañar pues llega en los últimos días del año sin hacer apenas ruido y bajo una apariencia bastante simple. Pero os aseguramos que la jugabilidad que esconde el juego merece la pena ser experimentada. Y no lo decimos solo porque emplee un concepto basado en controlar el tiempo original, sino porque hace uso de él con sabiduría, regalando al jugador muy buenos ratos con sus puzles.