Sparklite llega de la mano del estudio Red Blue Games como una alternativa más dentro del abundante catalogo de títulos independientes que apuestan por el género roguelite. A simple vista, bebe de títulos como Zelda o Moonlighter y a continuación veremos como de larga es la sombra que dichos nombres ciernen sobre el título que nos ocupa.
Otro mundo que necesita ser salvado
Sparklite nos traslada a un mundo al borde del colapso donde un personaje sin escrúpulos, el Barón, exprime los recursos naturales del planeta. Para ello, cuenta con sus terribles secuaces, los Titanes, pilares de su operación minera. Sin embargo, no todo está perdido y los lugareños recobran la esperanza cuando por sorpresa aparece una joven que aparentemente está llamada a ser su salvadora. De ese momento en adelante nuestra protagonista, llamada Ada, se dedicará en cuerpo y alma a detener a los Titanes y frustrar los planes del Barón.
La historia no da mucho de sí, es decir, parte de una premisa bastante típica y su desarrollo es completamente plano. Además, la presentación de los personajes es superficial y rara vez tienen algo interesante que decir. El único punto positivo de la misma es que está traducida al castellano. Es, sin lugar a dudas, el peor apartado del juego y poco memorable.
A medio camino entre la aventura y el roguelite
La primera impresión que nos llevamos al aterrizar en Sparklite, es que nos encontramos ante algo similar a un Zelda clásico. Luego, tras encontrarnos cara a cara con nuestro creador al enfrentarnos prematuramente al primer jefe, descubrimos su vertiente roguelite. Para los no familiarizados con el termino, este tipo de juegos comparten una serie de rasgos característicos. A saber, vamos a morir montones de veces, tras cada muerte podemos adquirir mejoras y suele haber algún componente aleatorio en la generación de los escenarios.
La base de operaciones se ubica en una construcción aérea que sobrevuela la inestable superficie del planeta. Allí, podemos usar el recurso llamado sparklite para desbloquear tiendas o adquirir mejoras que nos facilitarán la vida. También es el lugar al que volvemos cada vez que caemos derrotados durante nuestra aventura.
Al tomar el globo rumbo al suelo, se genera de forma procedimental un mapa dividido en cuadrículas interconectadas. Este mapa se compone de cinco biomas diferentes y nuestro objetivo es dar con la mina de cada uno de ellos y derrotar al jefe que la protege. A diferencia del título en el que se inspira, las mazmorras no ocultan rompecabezas ni intrincados niveles, sino un encarnizado combate contra un jefe. Para derrotarlo, tenemos que aprender su patrón de ataque y golpear en el momento adecuado.
El combate es bastante simple, podemos asestar golpes sencillos con nuestra llave inglesa o dar un corto salto en cualquier dirección. Adicionalmente, también podemos encontrar artilugios dentro de cofres que sirven para curarnos, correr más rápido, lanzar pinchos, … Activarlos requiere de un tiempo, lo que hace que sea difícil encontrar el momento adecuado de usarlos. Algo a destacar en este apartado, es que la frecuencia con la que podemos recuperar salud es extremadamente limitada, lo que nos conduce a la muerte con premura.
Lo que da vida a Sparklite
Sparklite es un juego que luce un bello y detallado pixel art para dar vida a sus vibrantes escenarios. Además, se han animado detalles del entorno como la hierba y no se ha escatimado en los efectos de sonido. El diseño al estilo steampunk de los personajes también luce fantástico. En cuanto a la música, acompaña bien a la aventura.
En definitiva, se trata de un juego entretenido, pero la sombra de otros títulos hace que su chispa se quede pálida en comparación. Por un lado es desafiante y bello, pero por otro, a la larga puede resultar frustrante y anodino. Su ritmo es más bien lento por los altos tiempos de carga y poco sacaremos de su historia. Recomendable sólo para los fans del género que se hayan quedado sin alternativas.