Hacía tiempo que no teníamos entre manos un mundo postapocalíptico tan colorido como el de Caravan SandWitch. La gran mayoría de la población tuvo que abandonar hace años el planeta Cigalo. Nuestra protagonista fue uno de ellos dejando atrás amigos y familiares, pero tras años pensando que había fallecido recibimos una señal proveniente del vehículo de nuestra hermana. Es hora de regresar a nuestro hogar.
Caravana en problemas
La propuesta de Caravan SandWitch es clara: un amplio mundo por explorar en caravana por las ruinas de un planeta desolado. No hay peligros en él y ni siquiera las caídas de grandes alturas hacen daño. Aquí de lo que se trata es de disfrutar del viaje a nuestro ritmo lo que a priori es algo que da pie a una experiencia relajada para saborear el camino. Nosotros, un puñado viejos amigos y la caravana. Además el buen hacer francés se deja notar en el diseño de personajes y escenarios presentando un toque que claramente nos recuerda a las historias en papel procedentes del territorio vecino.
Pero lamentablemente todo se viene abajo demasiado pronto, al menos en la híbrida, por un rendimiento atroz como hacía tiempo que no veíamos. La resolución es terriblemente baja, aunque se suavice en interiores, y ni siquiera el ser dinámica le aleja de una tasa de fotogramas mejorable a todas luces. Pop-in constante y agresivo, parpadeos o distancia de dibujado reducida que se acompaña de ciertos problemas de colisiones que a veces impiden salir de la caravana porque detecta un polígono que lo bloquea cuando aparentemente no hay nada.
Y no es porque tengamos un título exigente en lo técnico. Las texturas no son abundantes y la carga poligonal juguetea entre el lowpoly y la estética cartoon para permitirse formas geométricas rotas y sencillas. Pero por todos es conocido el poco tiempo de optimización que sufrimos en los últimos años, tener que desarrollar para dispositivos de dispares requisitos y desgraciadamente Caravan SandWitch lo sufre en exceso. Hay momentos en los que incluso petardea el audio mientras a duras penas continúa el juego en movimiento.
Si a esta lacra técnica le sumamos unos primeros compases poco inspirados por ritmo y un escenario francamente pobre (la nave espacial inicial no luce especialmente bien) sumado a un movimiento de personaje lento e impreciso en saltos… no queda otra que hacer un esfuerzo extra para ver qué esconde tras su cascarón. Y como presuponíamos tenemos una aventura sin prisas ni tampoco demasiados quehaceres que puede ser el refugio ideal para aquellos cansados de los mundos abiertos más exigentes.
Exploración sin riesgo
El planeta a explorar está deshabitado casi por completo a excepción de individuos solitarios o pequeños grupos de supervivientes que encontramos a nuestro paso. No hay fauna. No hay riesgo de morir. La caravana nos sirve para salir en busca de componentes para mejorarla y abrirnos paso a nuevos lugares pero vemos demasiado pronto como todo está excesivamente vacío. Hay completa libertad de exploración porque necesitamos encontrar esas piezas de cualquier parte sean viejas instalaciones, camiones abandonados u otros vestigios de vidas pasadas.
De paso encontramos otros coleccionables para completar las misiones secundarias pedidas por los supervivientes. Y sí, estáis en lo cierto. Todo es farmear e ir de recaderos de un lado a otro. Activamos mecanismos, subimos rocas y damos algún que otro salto pero el núcleo del juego parte en recorrer un planeta sin mayor pretensión que explorarlo de la forma más chill posible. Algo que no nos ha gustado es la velocidad del personaje en ciertas zonas impidiendo correr y haciendo la exploración más lenta innecesariamente.
Probablemente, fuera de la híbrida, sea un viaje mucho más recomendable, diferente y relajado pero que lamentablemente queda deslucido en Nintendo Switch.
El hilo narrativo es sin lugar a dudas lo que da coherencia a un viaje que, conociendo la parte jugable, puede motivar a adentrarse en él pero del mismo modo que hay un ambiente de cierta soledad en su mundo. La historia tampoco destaca en ser especialmente desarrollada y es, quizá, demasiado convencional. Reencuentros con viejos amigos, un personaje misterioso que observa nuestros pasos desde la lejanía…Su entramado es interesante como compañero de viaje pero no tiene la fuerza suficiente como para pasar por alto el resto del conjunto.
A nivel sonoro destacan un par de temas sobre un aire mucho más ambiental, ideal para su ritmo de juego. Llega con textos en castellano, sin voces y esperemos que con un parche, dentro de no mucho, que ayude a recorrer mejor las ruinas de su tecnológico planeta porque probablemente, fuera de la híbrida, sea un viaje mucho más recomendable, diferente y relajado pero que lamentablemente queda deslucido en Nintendo Switch por evidentes problemas técnicos y ciertos bugs de menor importancia.
Versión del juego analizada: 1.0.2