Un año después de que el primer Tails of Iron recibiera su última expansión gratuita, llega a Nintendo Switch Tails of Iron 2: Whiskers of Winter. Se trata de una secuela algo diferente que cambia protagonista, entorno, enemigos y otros aspectos, pero que continúa siendo igual de brutal, sangriento y complejo de dominar.
Tails of Iron 2 es más, pero a la vez no
En el primer juego conocimos a una pequeña rata llamada Arlo, que vivía en Inverna protegiendo la frontera del reino. Ahora, siendo todo un adulto (y desvelado su pasado), lo vemos vivir cómodo en su hogar, cazando, ayudando a su padre y colaborando con el resto de la comunidad. Sin embargo, un antiguo enemigo ha vuelto más fuerte y ha sacudido no solo su fortaleza, sino todo el reino, por lo que Arlo debe aventurarse en un viaje de venganza contra las Alas Negras.
La aventura de Arlo es, en inicio, una aventura de acción con toques de rol y mejora de equipamiento y objetos. Combates 2D utilizando botones para ataque, esquiva, escudo y parry, que nos obliga a saber el momento adecuado para usar cada uno (en función del tipo de ataque que nos vaya a realizar el enemigo). La vida no abunda y, aunque podemos curarnos bebiendo de una botella, esta tiene su límite y necesitaremos rellenarla.
Además de los diferentes patrones, entra en juego el factor de tener en cuenta resistencias y debilidades elementales, la necesidad de equiparnos diferentes piezas de equipo y armas (en las que influye también el peso), el uso de trampas para hacer daño y tener piedras de afilado para usar en los combates más complejos y que nuestra arma haga más daño del que haría sin afilar.
Una secuela que gustará a algunos, y menos a otros
Cuando un enemigo muere, podemos investigar su cuerpo para encontrar materiales y otros objetos de interés, y nuestro objetivo con ellos es luego convertirlos en piezas de equipo. Esto, junto con las misiones secundarias, nos hace vivir un poco de backtracking entre la zona segura y el mundo que exploramos, que podría haberse aliviado de alguna manera.
Echamos en falta un viaje rápido más eficiente, pero lo que sí ha mejorado es el movimiento como tal por el mapa (gracias a un gancho) y el número de bancos de guardado. En lo relativo a dificultad, encontramos tres niveles adaptados a cada jugador, aunque para los poco duchos en los combates basados en esquiva, parry y ataque es mejor ir al nivel más bajo (pues la dificultad general es alta)
Respecto a la anterior entrega, el punto que más ha mejorado es en el apartado gráfico, con una gran cantidad de colores que crean imágenes muy llamativas con luces, con un sistema climático que luce de maravilla y una iluminación más que correcta. Es, sin duda, uno de los juegos en 2D que mejor luce. Sus animaciones y variedad de fondos cumplen, si bien no están al mismo nivel de excelencia de sus imágenes, y por su parte la música es un complemento que da fuerza a la acción, pero que tampoco sobresale. Lo que sí sobresalen son los efectos sonoros que acompañan al clima y a los “diálogos” entre personajes, la voz de Doug Cockie (Geralt de Rivia) como narrador y los tiempos de carga entre zonas (aunque estos por parte negativa al ser algo elevados).
Tails of Iron 2 es una secuela que busca ampliarse para ofrecer algo diferente pero continuista con la primera entrega. Todo funciona, y nada se hace pesado durante las seis horas que dura, aunque es cierto que para alguna gente conseguirlo todo (lo que nos llevaría a la decena de horas) puede hacerse algo cuesta arriba por los cambios hacia un juego de “cacería” y la elevada dificultad.
Versión del juego analizada: 2.2.1