Tras un cambio en los responsables de desarrollo de la saga, en la que ahora recae sobre Supermassive Games, quienes en su momento se encargaron de realizar ports a varios sistemas de anteriores entregas; y tras un retraso llamativo de más de un año, por fin tenemos con nosotros la nueva entrega de Little Nightmares III que, además de traer consigo nuevas pesadillas y gráficos actuales, introduce el juego cooperativo como principal novedad.
AFRONTAD JUNTOS VUESTROS MIEDOS DE LA INFANCIA
Little Nightmares III continua siendo, al igual que sus predecesores, un juego de terror puro, aderezado con mecánicas de plataformas, sigilo y puzles. Nuestro objetivo vuelve a ser el de sobrevivir a los peligros de un mundo sin compasión. Sin hacer ningún spoiler sobre la historia del juego, ya que eso sería arruinar gran parte de la experiencia, se sigue manteniendo la capacidad de transmitir, de contar historias sin usar una sola palabra, siendo uno de los pilares sobre los que se sustenta la emoción (y el éxito) de la que hace gala la saga.
Lo que sí podemos contaros es que el título comienza en otro momento y en otro contexto diferente. Los protagonistas no vuelven a ser los mismos que los de las anteriores entregas. Y es que en esta ocasión, siendo la gran novedad y principal característica de esta tercera entrega, van a ser dos protagonistas, Low y Alone, los que lleven la batuta y a quienes controlaremos… en compañía. Se trata de un cooperativo en línea, sin posibilidad del juego en local. Y aunque se puede jugar en solitario con uno de los personajes manejados por la máquina, lo ideal es poder disfrutarlo en compañía. Aunque avisamos, una partida comenzada en multijugador solo se puede continuar sin multijugador.
La jugabilidad de Little Nightmares III repite esquema y controles presentes en la saga, aunque también vamos a encontrar algunas novedades. Los controles son muy completos ya que con cada uno de los botones realizamos una acción totalmente distinta. Suelen ser movimientos comunes en el medio, ya sea saltar, correr, caminar sigilosamente o lanzar objetos. La mecánica principal de interaccionar y poder agarrar todos los objetos del entorno vuelve a cobrar protagonismo. De esta forma, haciendo uso de las características del entorno y nuestro ingenio resolvemos los distintos puzles que nos encontramos en nuestro periplo.
UNA AVENTURA TAN INMERSIVA COMO PERTURBADORA
Entre las novedades jugables de Little Nightmares III vamos a encontrar nuevas mecánicas de combate. Así es amigos, en esta ocasión a los protagonistas se les han dado armas para que se puedan defender. Cada personaje posee un arma característica: el de Low es un arco y el de Alone, una llave inglesa. Las flechas de Low pueden alcanzar objetivos altos, cortar cuerdas o derribar a enemigos voladores, mientras que la llave inglesa de Alone es la herramienta ideal para aplastar a los enemigos aturdidos, destrozar barreras o manipular el mecanismo de enormes máquinas.
Respecto a Little Nightmares 2, donde se habían introducido escenarios en espacios abiertos, se podría decir que en Little Nighmares III se ha dado un pasito atrás, ya que todo transcurre en espacios más recogidos y reducidos, con el fin de tener a nuestro compañero siempre a nuestro alcance, pues la cooperación siempre va a ser un requisito indispensable para poder pasar a la siguiente pantalla y avanzar.
A pesar de ello, es digno de resaltar la capacidad de generar angustia, esa opresión que se cierne sobre el jugador constantemente. Los peligros ahora nos acechan por partida doble y da igual donde nos encontremos pues en este mundo todo forma parte de una gran e inevitable pesadilla. Pero al mismo tiempo, al requerir de la interacción constante con el otro personaje, u jugador, si es bien cierto que el ritmo se ve lastrado, y esa urgencia de resolver el puzle, o escapar del peligro, se desvanece por el simple hecho de tener que esperar a que uno u otro realice la acción que se le encomienda. Y suele ser un ejercicio reiterativo. Una imposición que sirve para calzar un diseño cooperativo a la que le ha faltado más garra para galopar hacia adelante que para aferrarse a lo ya existente.
SUMERGÍOS EN LA ESPIRAL
En cuanto al apartado técnico, hereda ese estilo artístico que parece salido de una película de animación. En esta ocasión contamos con escenarios más variados, algunos inclusos muy luminosos en los que destaca la capacidad de mantener el sentimiento opresivo en ambientes tan variados, con muchos más componentes en pantalla, mayor detalle, con más movimientos; y un uso exhaustivo de la iluminación que nos ha resultado muy llamativo.
Las animaciones tienen una mención aparte aunque ya es algo que estaba presente en las anteriores entregas. Todo en Little Nightmares III parece cobrar vida. Hay personajes y elementos que actúan independientemente de que estemos ahí y de lo que hagamos, siguen sus propias rutinas. Pero son capaz de oírnos, de olernos y de reaccionar a nuestras acciones.
Algo que debemos mencionar, habiendo jugado a la versión de Nintendo Switch 2 de Little Nightmares III, es que tanto jugando en el televisor como en modo portátil la imagen adquiere un filtro granuloso correspondiente a una notable bajada de resolución, aunque el juego sigue siendo totalmente jugable y disfrutable, especialmente porque todo va fluido y las cargas con casi inexistentes (a diferencia de lo que pasaba con el anterior juego en Switch).
En cuanto al apartado sonoro, desde la pantalla de título la música nos atrapa y nos absorbe hacia el mundo de desolación y miedo a lo desconocido de este juego. Por no hablar de los efectos de sonido que más de una vez nos pondrá los pelos de punta. En este aspecto sigue manteniendo el gran nivel de la saga.
Y hablando sobre la duración, Little Nightmares III nos ha durado alrededor de unas 4 horas de juego, lo que nos ha parecido la duración más baja de toda la saga. Lo cual tiene una explicación y es que para el 2026 hay planificados los lanzamientos de dos DLC que expanden la historia del juego. Y esto no tendría que ser algo malo si ya la aventura nos deja satisfechos y con una resolución satisfactoria, pero nos deja con la sensación de que se trata contenido recortado de la propia aventura principal.
Con el cambio de estudio de desarrollo se ha invertido más esfuerzo en intentar convencer de que estábamos ante la tercera entrega de Little Nightmares que de serlo realmente. Lo cierto es que Little Nightmares 3 no es una evolución de la saga, tampoco es un más y mejor de manual. Solo es otra entrega a la que se le ha añadido un multijugador cooperativo, en la que han escogido la nefasta idea de no incluir multijugador local, aún cuando el propio diseño del juego se presta a ello. Aun con todo, la esencia de la saga sigue presente. Y si sabes con seguridad que vas a jugar en compañía, súbele medio punto más a la nota.
Versión del juego analizada: Nintendo Switch 2 (1.0.1.)