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Análisis de Daemon X Machina: Titanic Scion

El 5 de septiembre llega a Nintendo Switch 2 Daemon X Machina: Titanic Scion, segunda entrega de una ya saga que, con su primer título, nos dejó con ganas de mucho más, sobre todo por contar con nombres como los de Shoji Kawamori, creador de Macross, que repite en esta ocasión y a quien se le ha sumado Kenichiro Tsukuda, conocido por su trabajo en la serie Armored Core, entre muchos otros.

Por fortuna y esto es algo que os podemos adelantar sin miedo ninguno, Titanic Scion es mucho mejor que su predecesor, con el que comparte algunas ideas y parte del estilo visual… y no mucho más más allá de ir de mechas ampliamente personalizables.

La unión hace la supervivencia

Con una trama bastante más ambiciosa que la del anterior, Daemon X Machina: Titanic Scion nos sitúa en un planeta devastado donde los humanos luchan contra los Immortals, inteligencias artificiales rebeldes que amenazan con extinguir lo poco que queda de civilización. Así, encarnamos a un Outer piloto de Arsenal, quien, por vicisitudes varias se ve colaborando con los Reclaimers, mercenarios encargados de defender a la humanidad mientras exploran conspiraciones dentro de la poderosa facción de Axiom.

Una historia que se irá desarrollando poco a poco y que incluso nos sorprenderá con momentos inesperados y hasta emotivos, y que se nos irá contando tanto con vídeos previos a las misiones principales como entre las propias escaramuzas, donde a veces, más allá de pelear, también habremos de sortear zonas llenas de trampas volando o disparar desde un jeep al más puro estilo Halo. Pero ni están demasiado bien resueltas ni abundan estas últimas.

También habrá otro tipo de misiones opcionales a elegir desde la consola central que servirán para recolectar materiales y equipo, y os hará falta completar al menos algunas, pues la personalización será la clave para sobrevivir en este salvaje pero colorido mundo.

Los combates contra jefes pueden llegar a ser espectaculares

A las armas (también acompañados)

La base de Daemon X Machina: Titanic Scion sigue siendo la acción más pura, solo que esta vez hemos ganado tanto en fluidez como en sensación de impacto, dos aspectos muy criticados en el primer juego. Asimismo el nuevo esquema de control, aunque pueda parecer lioso al principio, no será tal, controlando perfectamente multitud de armas (o escudos) a la vez mientras realizamos ataques especiales merced a otra gran novedad: los genes de Immortals.

Al vencer a algunos de estos despreciables bichejos, normalmente a los jefes, con enfrentamientos más memorables que los que realizamos contra Arsenals rivales o vagabundos principalmente, sumamente repetitivos (combo corta distancia, esquivar, repetir), podremos integrar en nuestro cuerpo variaciones genéticas que, además de alterar nuestro aspecto (no mucho), nos darán otra suerte de ventajas en combate.

Una mecánica interesante y que además, como el resto de la obra, nos hace plantearnos la pregunta de hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestra humanidad en aras de conseguir más poder. Como Evangelion pero con menos trascendencia, efectivamente.

Atacar a la vez da como resultado un QTE de machacar Y (todos los QTE son de machacar Y)

Lo mejor es que toda la campaña se puede jugar en cooperativo, e incluso hay soporte para el juego multiplataforma (cross-play). Tan sencillo como crear una sala o buscar alguna ya creada por un conocido. Y aunque no la juguemos así, también veremos construcciones de otros jugadores diseminadas por el mundo o sus cuerpos inertes esperando a ser saqueados, con la mejor de las intenciones.

Reminiscencias animadas

Todo esto se ha adornado con una estética que quiere recordar al anime, algo que logra en bastantes momentos, sobre todo cuando no vemos hablar a los personajes, pues su movimiento de la boca (íbamos a decir sincronización labial, pero sería ser demasiado generosos) no está logrado en absoluto

Por suerte la mayor parte del juego la haremos enfundado en un exoesqueleto tan llamativo como personalizable, pudiendo pintar cada parte, vender las que nos sobran, colocar calcomanías que encontremos por su vasto aunque desaprovechado mundo y otras tantas acciones en pos de tener un Arsenal único y a nuestro gusto. Querremos perder tiempo pues tiene modo foto y siempre gusta ver tu creación.

Variedad de escenarios que se aprovechan de un estilo artístico único

Precisamente sus escenarios, mucho más abiertos y variados, son otra de sus principales características, teniendo ahora la posibilidad de recorrerlos a caballo o en moto y otros transportes, vehículos que también serán poderosas armas si la ocasión lo requiere, y lo requerirá. Eso sí, a 30 fps, aunque sin caídas evidentes y con alguna que otra textura que deja que desear, pero que tampoco canta en demasía si tenemos en cuenta lo “animado” de su conjunto.

Conclusión

Con todo, Daemon X Machina: Titanic Scion es bastante mejor que su antecesor, con una historia más profunda que os dará una excusa para seguir jugando, mejores combates y un apartado visual y sonoro (tiene melodías para recordar) que no son lo mejor que hemos visto últimamente pero que cumplen sobradamente.

Sin embargo su mundo abierto no se ha aprovechado del todo, aunque hay cuevas, bases enemigas y cosas así repartidas, y todavía podía ser mucho más espectacular, y sobre todo menos repetitivo, en lo jugable.

Resumen
Sigue sin ser todo lo que debería pero al menos ha dado varios pasos en la dirección adecuada y lo hemos jugado con gusto de principio a fin. Además, su multijugador es algo muy a tener en cuenta.
7.5
Bueno
Escrito por
Señor Bichos para ti.

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