Al fin hemos tenido en nuestras manos y durante un buen rato una flamante Nintendo Switch (modelo OLED), o Nintendo Switch OLED para los amigos. La testeamos junto a Metroid Dread, del cual podéis leer también ya nuestras impresiones finales, pero ahora lo que nos interesa es ver qué ofrece de nuevo esta revisión de la consola híbrida respecto al modelo normal, y la verdad es que es poco, pero suficiente.
Lo primero que se te pasa por la cabeza al poner tus manos en Nintendo Switch OLED es… nada, al menos si está apagada. La primera impresión es tan familiar, que sin tener una al lado de la otra cuesta asegurar que estás ante una nueva consola si no fuera por los nuevos e inmaculados Joy-Con blancos (compatibles con todas las versiones de la consola), aunque es un blanco sucio, blanco roto, y esos son todos los tonos de blanco que conozco.
Evidentemente en cuanto la miramos más atentamente la cosa cambia y enseguida empezamos a notar cómo la pantalla, que es la consola en sí, tiene un acabado más premium, incluidos los propios plásticos, destacando la patilla, que ahora es enorme (todo el ancho de la máquina) y ajustable hasta donde os podáis imaginar; si jugáis en modo tabletop lo agradeceréis. Aunque quizás lo que más llame la atención, antes incluso de sujetar la propia consola, que por cierto pesa tan solo 27 gramos más que el modelo normal, es el nuevo dock. Su diseño es muy diferente al que tenemos en casa, más moderno, con líneas más curvas, y ahora, por fin, cuenta con puerto LAN por si queremos jugar en línea por cable y no por wifi cuando estemos usando el televisor. A destacar la compatibilidad de este nuevo dock con el resto de modelos de la máquina, así no hay problemas si vuestro amigo trae su Nintendo Switch a vuestra casa.
Pero es cuando encendemos la Nintendo Switch OLED cuando realmente apreciamos debidamente las diferencias. Personalmente, la casi total ausencia de reflejos me llamó mucho la atención, pero es que además los colores son mucho más vivos y, por ende, los negros mucho más negros. Probándola como hicimos nosotros con un juego como Metroid Dread esto es algo muy a tener en cuenta. Pero ahí no acaba la cosa porque incluso ya en el menú notas que la pantalla es más grande y aunque la consola como tal no lo sea se han eliminado buena parte de los marcos, pasando de 6,2 pulgadas del modelo normal a 7 en este, nada despreciables en estas dimensiones. Dejamos para el final el sonido, ya que los nuevos altavoces hacen que se gane en claridad y, a nuestro juicio, en potencia, con un mayor efecto de resonancia jugando en modo portátil.
Esperamos poder ofreceros muy pronto un análisis detallado y comparativo de este modelo respecto al estándar, pero de momento ya os podemos confirmar que las mejoras están ahí, sobre todo en el panel y en el dock. Ahora, si no jugáis mucho en portátil quizás la diferencia de entre 40 y 50 euros con respecto al modelo normal (recién rebajado) os podrá echar para atrás, y con razón.
Su lanzamiento coincidirá con el de Metroid Dread, llegando ambas novedades el 8 de octubre.