Una de las grandes fortalezas de los videojuegos indie es que, en muchas ocasiones, quieren trasladarnos a esa época que para muchos era mejor: la de los juegos retro (antes de las 3D) o aquellos juegos de flash gratuitos de hace unas décadas. Y es ahí al lugar al que quiere llevarnos WINDSWEPT, un título que bebe muchísimo de Donkey Kong Country 3, pero que tiene en consideración ese rollo de precision platformer bien ejecutado (casi siempre) propio de experiencias como Celeste.
Un juego de 2… ¿para dos?
La historia en este título nos importa poco, pero tenemos a un pato y a una tortuga que quieren llegar a casa. Eso se traslada a un plataformas con fases a las que accedemos desde un mapa al más puro estilo clásico. Todos los controles los tenemos disponibles desde el inicio, y encontramos un salto, un ataque (que varía según el personaje) y la posibilidad de alguna acción especial, como planear o lanzarse rodando. Pero no es lo único, ya que cada uno de los personajes puede coger al otro para utilizarlo como proyectil de ataque, de recolección de objetos o incluso como elemento plataformero. El ejemplo más claro de esto es que si el pato lanza a la tortuga hacia delante y esta se queda caparazón abajo, podemos saltar sobre ella como si fuera un trampolín.
La clave está en que una vez que hemos pasado los primeros niveles, esas mecánicas se hacen necesarias de ejecutar en un margen de tiempo algo reducido, poniendo así a prueba nuestros reflejos. Eso sí, existen numerosas opciones de accesibilidad para que la frustración se reduzca en los menos duchos, aumentando el número de saltos o incluso el daño recibido (aunque la cámara no acompaña en estas opciones). Y lo que también es interesante, es que toda la aventura puede jugarse en cooperativo, así no hay que cambiar de personaje y cada uno maneja a uno de ellos. Esta opción requiere coordinación, pero una vez dominada, es la mejor para hacer todo en tiempo (se requiere un mínimo de pericia para cada uno de los jugadores).

Windswept incluye hasta animal buddies
El desarrollo de cada una de las fases que jugamos tiene un desarrollo que busca llevarnos de un punto A o otro B (similar a las dianas de DKC2), que puede estar avanzando hacia la derecha, hacia arriba o… al lugar al que la fase nos quiera llevar. Tendremos que usar nuestras habilidades para llegar al final, e incluso montarnos en animales que estarán disponibles durante ciertos tramos para facilitarnos la movilidad, especialmente en fases submarinas. Y en cada uno de los niveles tenemos niveles bonus (para abrir fases secretas) muy similares a los de los simios, un disco con banda sonora e incluso un emblema si cogemos todas las letras que hay escondidas, por lo que están todos esos coleccionables clásicos, y tienen su pequeña utilidad (además de servirnos para vacilar al personal).
Ahora, en lo gráfico y sonoro, es cierto que Windswept no puede llegar a los niveles de sus títulos de inspiración, pero intenta salvarlo con detalles y coloridos píxeles que representan en muchas ocasiones bien todos los elementos. Hay un esfuerzo en ofrecer animaciones y enemigos variados, y en que esas melodías que oímos nos transporten al lugar que se está visitando, y logra un efecto resultón, pero le falta un pequeño toque para ser memorable.

Windswept es un juego que sorprende y se juega bien en gran parte de su desarrollo, el cual cuenta con una duración adecuada, pero que quizás no es lo que esperen muchos por su estética. Un juego que, como ya hemos mencionado, bebe mucho de Donkey Kong Country 3, añade detalles de Super Mario World y también de los plataformas de precisión como Celeste o los niveles creados de Super Mario Maker, por lo que al final superarlo está solo al alcance de los más duchos, a no ser que se utilicen opciones de accesibilidad (si la cámara se lo permite).
Versión del juego analizada: Nintendo Switch (1.0.1) jugada en Nintendo Switch 2