Llega a nuestras Nintendo Switch un juego para los amantes de la filosofía, de lo abstracto, para los que saben que no todo en esta vida en blanco o negro y que en medio de esas dos tonalidades se encuentra una amplia gama de tonalidades y escalas. Hablamos de Arrog, título que nos va a enseñar el camino que toma un alma.
Entre la vida y la muerte
Arrog es un juego de puzles desarrollado en un mundo en blanco y negro. La historia del juego nos relata los últimos momentos de la vida de un hombre y como su alma acepta la muerte, liberándose de las cadenas que le atan al mundo que conocemos. Una alegoría a la vida y la muerte en donde lo viejo debe marcharse para dar paso a lo nuevo, en un ciclo sin fin.
La jugabilidad se basa en la resolución de puzles de diversa índole, pudiendo superarse con el manejo de un cursor, pero seguramente la mayoría de jugadores prefieran el control táctil por la comodidad y la inmediatez que supone.
Los puzles que nos presenta Arrog no son ni complejos ni tampoco originales, pues no son nada que no hayamos visto ya en otros títulos. Su simpleza está dirigida a que podamos contemplar la historia y el arte del que hace gala el juego sin complicaciones. Puzles basados en colocar formas geométricas en la posición correcta o seguir secuencias.
En cuanto al apartado artístico y sonoro, Arrog hace uso el minimalismo a través de bosquejos dibujadas a mano, con una temática en blanco y negro casi en toda su totalidad. Esta simpleza, peso a sus pretensiones, no consigue llamarnos la atención ni parecernos llamativo.
Posiblemente tardéis más en leer este análisis que en pasaros Arrog, pues en menos de media hora ya esteréis visionando los títulos de crédito. A pesar de sus ideas, el juego presenta una ejecución muy pobre tanto en lo jugable como en lo artístico que no consiguen llamar nuestra atención jugadora. Curioso, pero hasta cierto punto.
