Capcom sigue empeñada en que flipemos con lo que son capaces de hacer en Nintendo Switch. Ciertamente, Sunbreak, la masiva expansión de Monster Hunter Rise, no va a cambiar cualquier apreciación anterior que tuviéramos acerca del juego, pero sí va a sorprender a los jugadores veteranos tanto de la saga como del propio Rise. No reinventa la rueda, pero las nuevas habilidades, los nuevos monstruos, los recién estrenados movimientos de los ya conocidos y varios detalles más aquí y allá hacen que no defraude en absoluto. Eso sí, 40 €.
Más y mejor, pero aún con camino por andar
Año y casi y medio después de la salida de Monster Hunter Rise tenemos con nosotros esta gigantesca expansión que no se ha limitado a añadir más elementos a lo que ya teníamos, sino que también ha servido para incluir un par de capas más de profundidad a su soberbia jugabilidad, pero que también ha complicado aún más un juego que, de por sí, no era fácil de dominar, no al menos si veníamos de nuevas.
Pero aquí no venimos de nuevas, así que todo lo que sea sumar es bienvenido, y habrá varias cosas que nos vendrán de perlas y que agradeceremos muchísimo en algunos combates de rango maestro, el anteriormente conocido como rango G (que ya en World cambió de nombre). Sí, la primera novedad es esa, que todos los monstruos son más difíciles, con quizá una o dos excepciones no sabemos muy bien por qué, y lo son principalmente porque han aprendido movimientos nuevos, claro que nosotros también.
Eso es, si Rise ya era ágil, Sunbreak lo es un poquito más. Cosas tan tontas pero esenciales como correr por una pared sin necesidad de dar un saltito antes son ahora una realidad, a lo que hay que añadir nuevos movimientos para los cordópteros y la posibilidad de intercambiar habilidades, toda una alegría para los que, como servidor, usamos armas pesadas. Basta una simple combinación de botones y tendremos todo un set nuevo de movimientos de ataque a nuestra disposición y en plena batalla. A los nuevos movimientos han contribuido también las nuevas formas de la fauna local, como la araña volatinera que amarra a los monstruos y nos deja tirarles al suelo, pero hay también cordópteros nunca vistos hasta ahora y más. Como no podía ser de otra forma, todo ello contribuye a que las nuevas zonas se sientan más vivas que nunca, y también las áreas que ya conocíamos.
Las áreas nuevas son la Jungla y el Bastión, pero hay trampa, porque la Jungla es una remodelación de la vista en Frontier (con una parte inédita hasta ahora, cierto). Es verdad que son pocas, pero sus múltiples grutas y sobre todo el colosal tamaño del Bastión, que hasta cuenta con diferentes biomas, hace que se sientan como más… pero no lo son. Puede ser la mayor pega de este Sunbreak junto a que siguen faltando varios monstruos que tienen que llegar, y es que esto sigue siendo un juego en actualización constante, pero habríamos preferido más incorporaciones reales al catálogo de bestias que no tantas variantes, aunque se diferencian bastante de las formas normales, pero no dejan de compartir comportamiento y varios ataques. Eso sí, los Tres Señores, que son el dragón anciano Malzeno, el poderoso y pétreo Garangolm, y el gélido lupino Lunagaron, son increíbles, pero no le habríamos hecho ascos a algún insecto más y no tantos wayverns, pero llevamos muchos años ya así. Evidentemente los nuevos monstruos, las variantes y que los ya conocidos sean más difíciles significa que tendremos nuevas armas, armaduras y accesorios a nuestra disposición, y eso es bien.
Siguiendo con las novedades, que no son pocas, ahora además podremos desplegar camaradas en varias localizaciones de los mapas, lo que sirve como puntos de viaje rápido a añadir a los campamentos base. De hecho, los camaradas han subido varios puntos en protagonismo, y ahora podemos aumentar su número de habilidades e incluso dotarles de unas secretas que pueden ser o no de su tipo, por lo que, combinando sabiamente, podremos tener a un compañero casi perfecto a nuestro lado. Y no serán solo estos quienes nos acompañen en las misiones, porque, gracias a la fama que hemos adquirido en Kamura, la gente de Elgado querrá salir con nosotros a cazar (y después también viejos conocidos). Son cazadores controlados por la CPU pero qué CPU; ya quisieran muchos humanos. No estorban, no mueren y ayudan cuando tiene que hacerlo, incluso montan monstruos que están en otras zonas cercanas y vienen a la carrera a pegarse.
Son las misiones con seguidor, que las hay de dos tipos: con un compañero predeterminado o pudiendo elegir compañero y qué armas portará. Se suman así a las habituales de sala, de evento, de arena y de entrenamiento y a las nuevas de rango maestro. Por cierto, subir de rango es ligeramente diferente, más larga la forma, ya que ahora las primeras misiones marcadas como obligatorias servirán para que se desbloqueen más, no para subir de rango directamente. Una manera de alargar un título que ha perdido por el camino las misiones de Frenesí. Se puede seguir accediendo a ellas desde Elgado igual que a todas las demás misiones de Rise, pero en Sunbreak no hay nuevas ni las habrá, de hecho nos dejan muy claro que aquí el Frenesí ni está ni se le espera. Una pequeña pérdida.
Y hay más mejoras, como que ahora importa dónde colocamos los dangos, la nueva lotería en la tienda, la inclusión de la carta de presentación para los camaradas comerciantes y un largo etcétera, pero es mejor que lo veais por vosotros mismos. Eso sí, hacedlo si ya le habéis sacado bien de jugo a Monster Hunter Rise y os gustó, porque Sunbreak es más de lo mismo aunque todavía un poquito mejor (y parecía difícil lograrlo). Cuando vaya sumando contenido, especialmente en forma de monstruos, será todavía más recomendable.