Entre experiencias cozy y “simulator”, la verdad es que quedan pocos trabajos que no estén representados en los videojuegos, por lo que quizás la idea es darles una vuelta. Y eso es lo que hace Tiny Bookshop, que nos pone a los mandos de una librería móvil en forma de una especie de caravana o stand de una feria en un pequeño pueblo. Todo ello con textos en español, para que así más gente pueda disfrutar de la experiencia.
Grandes encuentros, tiny bookshop
En este viaje acompañamos a una persona que lo ha dejado todo para irse con su puesto a un pequeño pueblo en la costa con la intención de vender libros y vivir de ello. Así pues, nuestros objetivos son: elegir los libros que se venderán (haciendo un “pedido previo”), decorar la tienda y recomendar libros a nuestros clientes (más fácil conforme más los vayamos conociendo).
Como en la vida misma, al final somos personas y la venta no es simplemente una transacción económica, sino que lleva de la mano conversar, conocer las historias de los clientes que pasan por la tienda y en base a ello sentirnos parte de esa comunidad tan acogedora.
Es al final, esas interacciones, junto con el conocimiento de los libros que tenemos, lo que hacen que todo resulte más que simplemente un simulador de venta. Y es algo que se potencia más cuando muchos de los libros que tenemos en venta existen en la vida real, por lo que podemos incluso recomendar cosas que hayamos leído, o bien animarnos a leer algo si nos ha gustado lo que hemos vendido.
Para un público particular
Cada personaje que llega a la tienda refleja su carácter, como la anciana que realmente solo quiere contarnos cosas o las personas que buscan inspiración para su vida laboral. Y por nuestra parte, podemos marcar nuestra personalidad gracias a la personalización del puesto, tanto del interior como de la zona que lo rodea con diferentes partes que vamos consiguiendo.
Seguramente los puntos más complejos del juego vienen de su propio sistema de libros. Cuando hacemos un pedido de libros, lo hacemos por géneros, por lo que hay cierta aleatoriedad en los que realmente vamos a recibir. Si a eso le sumamos que algunas peticiones son algo abiertas o interpretables de diferentes maneras, vamos a encontrar dos momentos en los que “las cosas pueden escapar de nuestro control”, y eso puede crear algo de frustración en una experiencia que debería ser tranquila.
Su atmósfera es uno de los puntos a señalar. Gráficamente es sencillo y colorido, pero ese estilo que evoca un poco de pintura, ese paso del tiempo cada día o de las estaciones, y el paso de la gente que vemos en cada momento nos dan la sensación de estar realmente en lo que el juego nos hace creer que estamos. Si lo acompañamos de melodías suaves y relajantes, todo lo que nos llega por los sentidos se convierte además en una experiencia acogedora para los jugadores.
Tiny Bookshop es una experiencia tranquila, muy ambiental (hasta un poco ASMR a veces), con un fuerte componente narrativo basado en su atmósfera y la relación con las personas. Tiene algunos detalles que crean tensión, pero a nivel general cumple con lo que alguien puede esperar de una propuesta así.
Versión del juego analizada: Nintendo Switch (1.0.2) jugada en Nintendo Switch 2