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#Reflexiones: Xenoblade Chronicles X

Cuando éramos jóvenes y padecíamos la lenta agonía final de Wii, ajada por no tener soporte para televisiones de alta resolución, llegó a nuestras librerías el glorioso Xenoblade Chronicles. Este juego demostró, entre otras cosas, que no hacía falta una consola muy potente para conseguir crear un mundo vibrante y dinámico. Además, contaba con una emocionante historia al más puro estilo japonés y una jugabilidad que, aunque con sus pequeños inconvenientes, se mostraba tan original como divertida. Xenoblade Chronicles fue un juego tardío, pero uno de los mejores y de los que más caló entre los jugadores de Wii.

Nintendo of America vs Monolith Soft

Sin embargo, Monolith Soft volvió a sufrir la censura de Nintendo of America, que ya había impedido el lanzamiento en aquel continente de Disaster Day of Crisis con la vaga excusa del 11S. En este caso, apelaban al clásico argumento de que “ese tipo de juegos no calan entre el público occidental”, a pesar de la buena recepción que había tenido en Europa y de que había una gran cantidad de personas que querían jugar al mejor RPG de origen japonés de la década (de momento).

Junto a Xenoblade Chronicles, The Last Story y Pandora’s Tower también fueron damnificados. Al final, Nintendo of America se dignó a lanzar, de muy mala manera, el juego de Monolith Soft y permitió que terceras compañías, como XSEED, pudieran distribuir los otros dos. The Last Story ha sido uno de los juegos más exitosos que ha distribuido XSEED, y eso que era un juego pagado completamente por Nintendo.

Por lo tanto, el nombre Xenoblade Chronicles ya lo tenía todo. No era solamente calidad, sino también un halo de polémica y mucho mérito por ser lanzado a pesar de todas las pegas iniciales. Tan popular fue que incluso se lanzó una versión para New 3DS, algo doblemente insólito. Esta versión servía, en realidad, para mitigar el ansia surgida tras el espectacular anuncio del sucesor de Xenoblade Chronicles, conocido en aquellos momentos simplemente como X, siendo luego rebautizado como Xenoblade Chronicles X.

Todo en él parecía fantástico y heredaba, aparentemente, lo mejor del de Wii pero añadiendo suficientes novedades. Ahora que ya ha sido lanzado, y aunque las opiniones son diversas, debo confesar que no se acercó ni por asomo a la calidad del primero por diversos motivos, a pesar de que en muchos aspectos es muy superior.

Xenoblade Chronicles X

Xenoblade Chronicles X es un juego fantástico, capaz de atraparte durante más de 80 horas en el inmenso mundo de Mira. Las conexiones con el primero de Wii son simples guiños, como las que hay entre dos juegos de la saga Final Fantasy, y el sistema de juego. En Xenoblade Chronicles X, el sistema de ataques automáticos y habilidades se ha mejorado muchísimo con respecto al de Wii y se le ha otorgado una gran personalidad, pero que se ve lastrada por otros elementos del juego que pasaremos a comentar.

Xenoblade Chronicles X ofrece un mundo maravilloso, libre y salvaje para explorar. Toda la civilización se concentra en un punto, mientras que el resto de continentes son hostiles, salvo puntos muy concretos (y opcionales). Esto hace que el mundo gigantesco al que nos enfrentamos no sea tan dinámico como el del juego de Wii ya que, al final, explorar consiste en descubrir cofres, sondas para el mapa y matar enemigos (muchos enemigos). Sin embargo, la variedad de escenarios es tal que ayuda a mitigar esta sensación. Primordia, el primer continente y donde se halla la ciudad principal, es sin duda el mejor diseñado de todos. Se trata de un mundo montañoso, similar a La Pierna de Bionis, pero mejorado y mucho más inmenso. Los otros continentes no son tan espectaculares y responden, más bien, a las demandas habituales de los juegos: Zona desértica, zona de hielo, zona de bosque y zona de fuego. Además, se quedan mucho más limitados en cuanto a cosas que hacer, especialmente las últimas zonas. Por otro lado, los cinco continentes están bañados en un inmenso y vacío océano en el que no hay nada que hacer, salvo nadar o navegar con el Skell.

El Skell es otra de las novedades del juego, que hace las veces de nave espacial para transportarnos rápidamente de un sitio a otro. En Xenoblade Chronicles X el teletransporte no es tan efectivo como en el de Wii y es necesario hacer largas caminatas para llegar a diferentes puntos. El skell soluciona esto y, además, permite acceder a zonas que de otro modo es imposible. Por si fuera poco, también sirve para luchar, dándole una nueva dimensión a los combates que, quizá, no era necesaria y le resta un poquito a la sensación final.

Nuestro Avatar: Una máquina de matar fauna extraterrestre

En cuanto al combate, Xenoblade Chronicles X tiene situaciones demasiado variadas, especialmente en lo que respecta a debilidades y estados alterados. Tanto es así que es probable que uno no quiera complicarse demasiado la vida y se haga una configuración de equipo para atacar con cierto elemento y que, además, provoque debilidades al mismo. Es difícil identificar qué enemigo es débil a qué elemento o arma. El bestiario tampoco ayuda demasiado, ya que es poco ágil y no sirve de soporte ni en la caza de enemigos ni en el combate. Está, que ya es más que en el de Wii, pero todavía muy incompleto.

En los combates manejamos al personaje principal, nuestro avatar sin personalidad capaz de emprender todos los roles según el arma que empuñe y la clase en la que lo entrenemos. El desarrollo del mismo es un poco tedioso y requiere de multitud de combates para dominar una clase. La variedad de clases es solamente aparente, ya que muchas de las habilidades están repetidas entre una y otra clase y la posibilidad de combinarlas depende directamente de las armas que empuñes, que sólo pueden ser una cuerpo a cuerpo y otra a distancia. Este elemento de dos armas es un gran acierto, pero se ve lastrado por la torpe y poco divertida forma de hacer progresar al avatar.

Los aliados siempre son manejados por la IA y no tienen mucha capacidad de progreso. Están bloqueados en una sola clase, la cual puede ser una clase avanzada o una clase media. Uno de los dos personajes principales, que tienes que llevar en todas las misiones principales, está de hecho bloqueado en una clase media durante todo el juego, lo cual es una decisión súper extraña, ya que solamente tiene acceso a un número muy reducido de habilidades. Quitando a los dos aliados principales, los otros apenas tienen carisma y, al final, dan completamente igual. Les falta la gracia que sí tenían los personajes de Xenoblade Chronicles.

Una trama que no termina de arrancar

En parte esto es culpa del principal problema del juego, que es la forma en la que está estructurado el desarrollo de la trama. Volvemos a las misiones, que en este caso se dividen en tres categorías. Por un lado, están las misiones para avanzar en la trama, las cuales están bien estructuradas hasta la número 5 aproximadamente, pero después se convierten en simples “ve a tal punto, ve un vídeo y haz un combate mucho más difícil que el de la misión anterior. Como recompensa, ve otro vídeo”. Estas misiones, además, tienen una serie de requerimientos que nos obligan a pasar por los otros dos tipos, alargando de forma muy forzada la duración del juego.

Vuelven las misiones normales, muy mejoradas con respecto al juego original, muchas veces encadenadas y con tramas que son, realmente, superiores a la trama principal del juego. Sin embargo, siguen teniendo requerimientos aburridos, como buscar determinados objetos con la única pista de saber que aparecen en determinado continente. Al final, puede ser desesperante hacerlo sin una ayuda.

Por último, como gran novedad, están las misiones de Afinidad, las cuales sirven para conocer mejor a los personajes. Es aquí donde se desarrolla la verdadera historia del juego, una no demasiado trascendental que nos ilustra cómo es la colonización de Mira. El problema de las misiones de afinidad es que, a diferencia de las normales, sólo se puede hacer una a la vez y no son compatibles con la de la trama principal. Como, además, no se pueden cancelar, podemos llegar a bloquearnos con una misión que realmente no nos interesa mucho.

Volviendo a la trama principal, como decíamos, avanza de forma estable y adecuada hasta el capítulo 5, momento a partir del cual se estanca de forma increíble y avanza lentamente. Tan lento avanza que, al final del juego, tendremos la sensación de estar a mitad de la trama. Y ahí acabará el juego, con más incógnitas que respuestas y sin una conclusión convincente. Es un final forzado y que realmente, junto con el pobre contenido de las misiones principales, hace que Xenoblade Chronicles X se resienta mucho.

Casi parece que había planeado sacar un DLC o una secuela que continuara la trama, pero que el proyecto fue paralizado por las escasas ventas de Wii U. Para hacernos una idea, lo que se cuenta en el juego es comparable, como mucho, a lo que sucede en las 20 primeras horas de Xenoblade Chronicles de Wii.

Economía, música y arte

Por otro lado, Xenoblade Chronicles X tiene un sistema de mercado curioso, realmente complejo y muy mal balanceado. De hecho, tiene opción para crear equipo, pero durante la trama principal no fui capaz de crear ni un solo objeto con ese sistema, puesto que todos y cada uno de ellos pedían una cantidad muy concreta de materiales que había que ir a cosa hecha a recopilarlos. Es decir, se trata de un sistema que es totalmente innecesario, ya que los materiales son muy tediosos de conseguir y sólo sirve para el End Game. Por otro lado, el sistema de ranuras y potenciadores sí que es más adecuado, aunque no se le puede sacar partido hasta las partes finales del juego. Se trata de un mercado tan complejo como innecesario, que se habría visto muy beneficiado si se hubiera simplificado y si todos sus elementos se hubieran introducido durante el transcurso de la trama principal.

Para terminar con el repaso, la elección de la música tampoco fue muy acertada. No es mala, pero el equipo que la llevó acabo en el de Wii hizo una banda sonora mucho más acorde al tipo de juego que tenían entre manos. Ahora parte de ese equipo está trabajando en Final Fantasy XV, y se nota pues el juego destila, al menos auditivamente, un aire a Xenoblade Chronicles que le sienta muy bien. El tema principal está bien, pero falla en ambientar de forma adecuada todo lo demás. En realidad, no es que falle, pero el listón estaba muy alto.

Visualmente es increíble y, aunque se notan perfectamente los trucos empleados para solventar los problemas técnicos, el resultado final es de lo mejor que ha salido para Wii U, siendo mucho más agradable que algunos juegos de máquinas con más potencia. Sin embargo, no hay que olvidar que Xenoblade Chronicles X no es un juego de alto presupuesto, sino más bien moderado.

Es por eso que tardó tanto tiempo en ser lanzado y, por lo visto, también tiene que ver en la forma en la que se ha desarrollado el propio juego. Se supone que ya han aprendido de los errores y dijeron que en el próximo juego de la saga retomarían para la trama el enfoque del primer juego, mucho más inmersivo y emocionante. Esperemos que así sea, cuando muestren NX lo veremos.

Como curiosidad, es increíble el empeño que tiene Nintendo en estropear las sorpresas de sus títulos, ya que en el tráiler de lanzamiento se ven las mayores revelaciones de la trama, especialmente de la parte final. Es más, sale la penúltima escena del juego, la que va justo después de derrotar al jefe final. No lo veáis si no lo habéis jugado todavía y tampoco leáis lo siguiente que voy a escribir.

Spoilers: La trama de Xenoblade Chronicles X. Una introducción interminable

Sobre la trama, decir que se queda a medias es poco. En el juego encarnamos a un avatar anónimo que ayuda a Elma y a Linn en su misión para recuperar el arca de la vida. Llegamos a esta situación ya que la tierra ha sido destruida y la humanidad ha tenido que colonizar, de forma forzada, el espacio. En el arca de la vida están los cuerpos de las personas, que controlan los mimeosomas por una especie de wifi telepático. De esta forma, nuestros personajes no son humanos, sino robots, un giro argumental realmente divertido.

El segundo giro argumental potente es que hay algo en el cuerpo original de los seres humanos que amenaza la existencia de la especie enemiga, los Ganglion, y es por eso por lo que destruyen la tierra y los persiguen implacablemente hasta Mira. Sin embargo, el arca de la vida está no solamente vacía, sino completamente destruida. Por lo tanto, parece como si fuera el propio planeta el que controla a la humanidad. Además, a pesar de que la personalidad de Lao se ve completamente deteriorada por la corrupción (de la cual no sabemos nada) y que su mimeosoma se destruye para siempre, aparece al final totalmente reconstruido y con una mirada algo diferente. Y aquí acaba el juego.

Básicamente, esto y la guerra con los Ganglion es toda la trama que hay en el juego, dejando en el tintero cosas como, por ejemplo, cuál es el motivo por el que la humanidad es tan peligrosa para los Ganglion, cómo es que pueden controlar los mimeosomas si el arca de la vida está destruida, qué pasa con el planeta Mira que parece tener personalidad propia, etc.

Aquí terminan los spoilers y empiezan las conclusiones

La trama del juego en su totalidad no es más que una fantástica introducción, alargada hasta las extenuantes 80 horas. Y este es, desde luego, el punto más flojo de todo el juego y lo que hace que no alcance la calidad del primero. Personajes planos, una trama incompleta y un sistema de juego excesiva e innecesariamente complejo empañan los fantásticos decorados, la variedad de las historias de las misiones secundarias, la espectacularidad de la fauna y la sensación de estar ante mundo indómito y salvaje.

A pesar de todos sus problemas, sus aciertos son muchos y, aparte de ganarse la nota más alta en Revogamers cuando fue analizado, es por méritos propios uno de los mejores juegos de Wii U, aunque no sea tan increíble como el primero de Wii. La gran pregunta que nos queda ahora es, ¿Continuarán con la trama de Xenoblade Chronicles X para el próximo de NX o harán borrón y cuenta nueva?

Escrito por
Escribo análisis de vez en cuando. Llevo haciéndolo desde los oscuros orígenes de la web, cuando por internet vagaban las hadas y los dragones y todo, todo, era mejor.

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