Ya queda menos para volver a disfrutar de uno de los más grandes RPG de todos los tiempos, la obra maestra de Monolith Soft Xenoblade Chronicles, esta vez en su Definitive Edition, que no es solamente un apéndice bonito sino toda una declaración de intenciones.
Vuelve el rey
Si no conoces Xenoblade Chronicles, es tu momento de disfrutar de uno de los mejores RPGs de la década a todos los niveles. Se trata del primer juego que hizo el estudio siendo parte de Nintendo, y también de su, probablemente, mejor juego. Encarnamos a Shulk, un habitante de Colonia 9, una ciudad continuamente sitiada por el ataque de los Mekon.
En Xenoblade Chronicles, el mundo son los cadáveres de dos titanes, Bionis y Mekonis, siendo el primero anfitrión de la vida biológica y el segundo de la “vida” mecánica. Los titanes estuvieron en guerra, y así lo están sus pueblos, por lo que nuestra aventura sucede en un mundo en constante estado de guerra, y eso se nota en todos los aspectos del juego. Por supuesto, es un RPG japonés y, como tal, tiene sus momentos llenos de chorradas, pero en general es mucho más “serio” en ese sentido que la media, al nivel de los buenos Final Fantasy.
Además, el ritmo narrativo es muy elevado (lo que, por desgracia, no es tan habitual en el género) y, a pesar de sus más de 70 horas, mantiene la intensidad hasta el final. Qué te voy a decir, todavía me emociono al pensar la aventura que disfruté hace casi 10 años y en la que ahora recién me he vuelto a embarcar.
Un sistema de combate que no envejece
El sistema de combate se mantiene fresco como el primer día, en parte por lo innovador que fue en su momento. Aunque sus secuelas lo mejoran, como la más reciente, Xenoblade Chronicles 2, cambió parte de los elementes básicos, se siente nuevo (a no ser que hayas jugado a Xenoblade Chronicles X recientemente, claro). Se inspiró en los MMO RPG, muy populares hace 10 años gracias a World of Warcraft, y que ahora han cedido el paso a los MOBA (que también conservan elementos del mismo tipo de combate).
En Xenoblade Chronicles, nuestros personajes atacan de forma automática y nuestra función es posicionar al líder con respecto al enemigo y usar sus artes. Cada personaje es diferente y está asociado a un rol (daño, tanque o curación), cosa que se explicaba en el original pero que aquí, 10 años después, se da por sabida.
Desde mi punto de vista, el único problema es que no se puede alternar de líder en mitad de combate ni darle órdenes precisas a tus compañeros. Esto puede provocar que no llegues a conocer a los diferentes personajes, cada uno con una forma de jugar muy diferente. Legendarios son los combos que podía hacer Melia, y lo diferente que se comportaba cuando la manejaba la consola.
Más hermoso que nunca
Si lo comparamos con su lanzamiento original, observamos un lavado de cara integral. No se trata del típico “filtro HD” que vemos en algunos juegos, sino una reconstrucción completa de los modelos. Tanto es así que las caras (las míticas CARAS, que hay un enemigo que se llama Cara de Metal, aun cuando no sabían que iban a ser míticas) se han cambiado, aunque las cajas de fruta siguen ahí manteniendo el legado. Parte de ese cambio es para acercarlo a la estética de Xenoblade Chronicles 2, aunque, como suele pasar con Monolith Soft, aquí han dado un paso adelante y han superado el listón marcado con Torna: The Golden Country.
Otra cosa que han renovado y para bien es el sistema de menús y la interfaz gráfica en general. Ahora es mucho más clara y bonita, siendo muy rápido navegar por los distintos menús (aunque haya tres botones para menús). En un RPG, es crucial que esto sea ágil y no ralentice el juego (el gran pecado de su secuela, Xenoblade Chronicles 2).
Algunos temas musicales también se han retocado, aunque no muchos debido a que ya rayaban un nivel muy alto cuando el juego fue lanzado en Wii. Sí, en Wii. Si no jugaste al original, te sorprenderá saber que todo eso que ves se veía en esa débil consola llamada Wii. Esa era, ¡y es! la magia de Monolith Soft, encargados de darle vida también a The Legend of Zelda: Breath of the Wild (esta vez con más estudios, no solo ellos).
Xenoblade Chronicles: Definitive Edition, ¡Sí por favor!
Xenoblade Chronicles es emocionante y satisfactorio. Precioso de ver, de jugar y de sentir como una emoción que se va cociendo a fuego lento (70 horazas y subiendo) en tu corazoncito de jugador. Es el mejor juego de la saga en casi todos los aspectos (diseño, historia, mundo, etc) y eso es decir mucho, ya que los otros son también obras maestras.
Si no lo has jugado nunca, es indispensable que lo hagas (si te gustan los RPG). Si ya te lo conoces, ¡Nintendo también ha pensado en ti! Xenoblade Chronicles: Definitive Edition incluye un epílogo, Futuros conectados, que se puede jugar sin necesidad de pasarte el juego otra vez y que te permitirá volver a disfrutar de esta obra maestra sin tener que volver a jugarlo. Aunque yo lo estoy volviendo a empezar desde el principio y me sorprendo en cada rincón, cazando cúnicos y arreglando relojes, entusiasmado y casi sorprendido como el primer día.
