The Girl and the Robot es uno de esos juegos que te da lástima no hayan salido como esperabas, máxime si tenemos en cuenta que el título que nos ocupa nació de un Kickstarter que sí llegó a buen puerto y que tiene buenas ideas pero ninguna bien ejecutada.
El comienzo de una incierta aventura
The Girl and the Robot es un juego episódico, este es simplemente el primer acto y, si os somos sinceros, no sabemos si llegará a haber más, no hay que olvidar que hablamos de un juego de Wii U.
Esto se traduce en que acabamos teniendo una historia que tiene que continuar pero no sabemos si lo hará ni dónde, aunque tampoco vamos a llorar por ello, visto el resultado final.
Vaya por delante que le deseamos a Flying Carpets Games la mejor de las suertes, es su primer proyecto y se les notan las ganas y el cariño puestos, pero, desgraciadamente, los jugadores no vivimos de buenas intenciones.
Pero retomemos el hilo, hablábamos de la pequeña historia, más bien cuento, que nos cuenta el juego. Al principio no sabemos nada, solo somos una niña encarcelada en una torre a la que libera un anciano con un pájaro azul y, poco después, nosotros haremos lo propio con un robot. Será casi al final de este acto 1 cuando empecemos a obtener pinceladas de lo que realmente ha pasado en el reino, aunque ya será demasiado tarde, nos tememos.
Ese es el punto de partida de una aventura con algún que otro puzle y, por desgracia, bastantes combates. Ahora veremos por qué.
Cada personaje tendrá una habilidad distinta y habrá que alternar entre ambos para dar con la solución a los acertijos que nos encontremos, nada que no hayamos visto ya pero tiene un par de pruebas que os obligarán a pensar. El robot ataca (arco y espada) y no salta, sino que esquiva las embestidas de sus enemigos (hay 4 enemigos distintos, 4, que en el fondo son iguales pero con más o menos armadura) con una pequeña propulsión; el problema es que es tan sumamente básico su ataque como su defensa y el comportamiento de los enemigos. Luchar aquí se limitará a plantarnos con el escudo, esperar a que nos ataquen y soltar 3 espadazos. Fin. Bueno, a veces veréis a algún enemigo a lo lejos y le dispararéis una flecha, si atináis, porque vaya precisión tiene el robot apuntando, ni yo un sábado a las 3 de la madrugada en el baño de la disco de turno. La niña, por su parte, cabe por huecos pequeños y puede curar a nuestro robot con la orden espere, una mala traducción de hold, en verdad debería ser mantener, porque se refiere al botón A, y no es la única.
Pero esto es solo el principio, porque si algo abunda en The Girl and the Robot son los fallos: gráficos, de cámara, en el control, en las colisiones, en los vídeos… hasta en los puntos de guardado falla, maldita sea.
Lo que algunos han tratado de ver como una mezcla entre la obra de Fumito Ueda y El castillo en el cielo del estudio Ghibli (por favor, vamos a ver, o sea, no) y que nos ilusionó a muchos cuando supimos los primeros detalles, ha acabado siendo un juego roto en todos sus aspectos menos en dos de ellos, la música y su arte. Por suerte, al acabarlo la primera vez (unas 2 horas y media alargando mucho el chicle) desbloquearemos la galería y el reproductor de música. Insistimos, el juego tiene una música que no se merece, fantástica. Lamentablemente, los efectos de sonido no han corrido la misma suerte y lo mismo os dará disparar una flecha a una piedra o un trozo de madera, conseguiréis el mismo clinck.
Algo similar ocurre en el apartado visual, donde por momentos, sobre todo al empezar la partida, parece querer decirnos algo pero luego se queda un en aburrido tartamudeo de mundos iguales, paredes clónicas y agua de hace dos o tres generaciones. Pero lo peor es que va a tirones la mitad del tiempo, rasca que da gusto y eso que se abusa de la niebla hasta límites insospechados. Sí, niebla, en 2017, en un juego de puzles, habéis leído bien. Y no nos vamos a ensañar con las desapariciones de elementos y otros bugs.
También de los 90, pero de los malos 90, llegan las animaciones, duras, limitadas y a veces hasta inexistentes, como cuando giras la cámara, que tu personaje acompaña el movimiento sin mover un ápice los pies, impagable.
Por supuesto hay que rematar la jugada con las secuencias de vídeo, pocas y pasables a cámara rápida gracias a algún dios, porque nos las tendremos que comer cada vez que muramos en alguno de los 2 combates contra la bruja que es también protagonista en The Girl and the Robot. Pero es que duelen verlas hasta una vez, no por poco inspiradas ni nada de eso, digamos que en ese sentido son… cumplidoras, sino por la transición entre escenas que es como un hachazo a la pantalla. Imaginad que entre plano y plano pestañeáis muy, muy, muy fuerte. Pues aquí, igual, pero sin que os duela el ojo luego.
Ah, y ni siquiera tiene Off-TV.
En definitiva
No podemos recomendar The Girl and the Robot a casi nadie aunque nos hubiera gustado poder hacerlo. Tiene puzles, sí, pero son muy sencillos y, si te atascas, probablemente será por algún fallo en el diseño de los mismos o de los escenarios.
Por suerte tiene una música espléndida que casa perfectamente con el (poco) arte que trae consigo el juego.
Si le damos un 4,5 es porque somos generosos y por el esfuerzo, pero, como veis, no ha sido suficiente.